Testimonios para los Ministros

Capítulo 1

La Iglesia de Cristo

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El Objeto de su Suprema Consideración

Melbourne, Australia, 23 de diciembre de 1892.

Queridos hermanos de la Asociación General:

Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la tierra al cual él concede su suprema consideración. Mientras el Señor extiende a todo el mundo su invitación de venir a él y ser salvo, comisiona a sus ángeles a prestar ayuda divina a toda alma que acude a él con arrepentimiento y contrición, y él se manifiesta personalmente a través de su Espíritu Santo en medio de su iglesia. "JAH, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podría mantenerse? Empero hay perdón cerca de ti, para que seas temido. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana.... Espere Israel a Jehová; porque en Jehová hay misericordia. Y abundante redención con él. Y él redimirá a Israel de todos sus pecados".

Ministros de toda la iglesia, sea este nuestro lenguaje, un lenguaje que salga de corazones que respondan a la gran bondad y al amor de Dios hacia nosotros como pueblo y hacia nosotros individualmente: "Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre". "Los que estáis en la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad a JAH, porque es bueno Jehová: cantad salmos a su nombre, porque es suave. Porque JAH ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya. Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses". Considerad, mis hermanos y hermanas, que el Señor tiene un pueblo, un pueblo escogido, su iglesia, que debe ser suya, su propia fortaleza, que él sostiene en un mundo rebelde y herido por el pecado; y él se ha propuesto que ninguna autoridad sea conocida en él, ninguna ley reconocida por ella, sino la suya propia.

Satanás tiene una gran confederación, su iglesia. Cristo la llama la sinagoga de Satanás, porque sus miembros son los hijos del pecado. Los miembros de la iglesia de Satanás han estado constantemente trabajando para desechar la ley divina, y confundir la distinción entre el bien y el mal. Satanás está trabajando con gran poder en los hijos de desobediencia y por medio de ellos para exaltar la traición y la apostasía como verdad y lealtad. Y en este tiempo el poder de su inspiración satánica se mueve en instrumentos vivientes para llevar a efecto la gran rebelión que comenzó en el cielo contra Dios.

DISTINCIONES CLARAS, DEFINIDAS

En este tiempo la iglesia ha de ponerse sus hermosas vestiduras: "Cristo justicia nuestra". Estas son distinciones definidas, claras, que han de ser restauradas y ejemplificadas ante el mundo al mantener en alto los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. La hermosura de la santidad ha de aparecer con su lustre primitivo en contraste con la deformidad y las tinieblas de los desleales, aquellos que se han rebelado contra la ley de Dios. Así nosotros reconocemos a Dios, y aceptamos su ley, el fundamento de su gobierno en el cielo y en sus dominios en el cielo y sus dominios terrenales. Su autoridad debe ser mantenida distinta y clara delante del mundo; y no debe reconocerse ninguna ley que se halle en conflicto con las leyes de Jehová. Si desafiando las disposiciones de Dios se permite que el mundo ejerza su influencia sobre nuestras decisiones o nuestras acciones, el propósito de Dios es anulado. Por especioso que sea el pretexto, si la iglesia vacila aquí, se escribe contra ella en los libros del cielo una traición de las más sagradas verdades, y una deslealtad al reino de Cristo. La iglesia ha de sostener firme y decididamente sus principios ante todo el universo celestial y los reinos del mundo; la firme fidelidad en mantener el honor y el carácter sagrado carácter de Dios atraerá la atención y la admiración aun del mundo, y muchos serán inducidos, por las buenas obras que contemplen, a glorificar a nuestro Padre en los cielos. Los leales y fieles llevarán las credenciales del cielo, no de los potentados terrenales. Todos los hombres sabrán quiénes son los discípulos de Cristo, elegidos y fieles, y los conocerán cuando estén coronados y glorificados como personas que han honrado a Dios y a quienes él ha honrado, dándoles la posesión de un eterno peso de gloria. . . .

El Señor ha provisto a su iglesia de capacidades y bendiciones para que presente ante el mundo una imagen de su propia suficiencia, y para que su iglesia sea completa en él, una constante representación de otro mundo, el mundo eterno, regido por leyes superiores a las terrenas. Su iglesia ha de ser un templo erigido a la semejanza divina, y el arquitecto angelical ha traído su áurea vara de medir del cielo, y cada piedra debe ser labrada y escuadrada según la medida divina y pulida para brillar como emblema del cielo, irradiando en todas direcciones los rayos brillantes y claros del Sol de justicia. La iglesia ha de ser alimentada del maná celestial, y mantenida bajo la única guardia de su gracia. Revestida con la armadura completa de luz y justicia, entra en su final conflicto. La escoria, el material Inútil, será consumido, y la influencia de la verdad testifica ante el mundo de su carácter santificador y ennoblecer. . . .

EXPERIMENTOS DIVINOS

El Señor Jesús está realizando experimentos en los corazones humanos por medio de la manifestación de su misericordia y abundante gracia. Está realizando transformaciones tan sorprendentes que Satanás, con toda su triunfante jactancia, con toda su confederación del mal unida contra Dios y las leyes de su gobierno, se detiene para mirarla como una fortaleza inexpugnable ante sus sofismas y engaños. Son para él un misterio incomprensible. Los ángeles de Dios, serafines y querubines, los poderes comisionados para cooperar con los agentes humanos, contemplan con asombro y gozo, cómo hombres caídos, una vez hijos de la ira, están desarrollando, por la enseñanza de Cristo, caracteres a la semejanza divina, para ser hijos e hijas de Dios, para desempeñar una parte importante en las ocupaciones del cielo.

Cristo ha dado a la iglesia amplias facilidades, para que él pudiera recibir una gran recompensa de gloria de su posesión redimida y comprada. La iglesia, al ser dotada de la justicia de Cristo, se convierte en el repositorio del Señor, en el cual la riqueza de su misericordia, su amor, su gracia, ha de aparecer en su plena y final manifestación. La declaración de su oración intercesora, de que el amor del Padre es tan grande hacia nosotros como hacia él mismo, el Hijo unigénito, y que nosotros estaremos con él donde él está, hechos uno con Cristo y el Padre para siempre, es una maravilla para la hueste angelical, y constituye su gran gozo. El don de su Espíritu Santo, rico, completo y abundante, ha de ser para su iglesia como un muro de fuego que la circunde, contra el cual no prevalezcan las potencias del infierno. En su inmaculada pureza y perfección impecable, Cristo mira a sus hijos como la recompensa de sus sufrimientos, su humillación y su amor, y el suplemento de su gloria; Cristo, el gran centro del cual irradia toda gloria. "Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero".

La Iglesia es Propiedad de Dios

La Iglesia es la propiedad de Dios, y Dios la recuerda constantemente mientras ella está en el mundo, sujeta a las tentaciones de Satanás. Cristo nunca ha olvidado los días de su humillación. Al abandonar las escenas de su humillación, Jesús no perdió nada de su humanidad. Conserva el mismo amor tierno y piadoso, y siempre es conmovido por la angustia humana. Siempre tiene en cuenta que él fue un Varón de dolores, experimentado en quebrantos. No olvida a su pueblo que lo representa, que está luchando para sostener su ley pisoteada. Sabe que el mundo que lo ha odiado odia también a su pueblo. Aun cuando Cristo Jesús ha pasado a los cielos, allí continúa siendo una cadena viviente que une a sus creyentes con su propio corazón de amor infinito. Los más humildes y débiles están unidos íntimamente a su corazón por una cadena de simpatía. Nunca olvida que él es nuestro representante, y que lleva nuestra naturaleza.

-Jesús ve a su verdadera iglesia en la tierra, cuya mayor ambición consiste en cooperar con él en la grandiosa obra de salvar almas. Oye sus oraciones presentadas con contrición y poder, y la Omnipotencia no puede resistir sus ruegos por la salvación de cualquier miembro probado y tentado del cuerpo de Cristo. "Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro". Jesús vive siempre para interceder por nosotros. Por medio de nuestro Redentor, ¿qué bendiciones no recibirá el verdadero creyente? La iglesia, que está por entrar en su más severo conflicto, será el objeto más querido para Dios en la tierra. La confederación del mal será impulsada por un poder de abajo, y Satanás arrojará todo vituperio posible sobre los escogidos a quienes no puede engañar y alucinar con sus invenciones y falsedades satánicas. Pero exaltado "por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados", Cristo nuestro representante y nuestra cabeza, ¿cerrará su corazón, o retirará su mano, o dejará de cumplir su promesa? No; nunca, nunca.

IDENTIFICADO CON SU IGLESIA

Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; y si todos pudieran ver como yo he visto cuán estrechamente Cristo se identifica con su iglesia, no se oiría un mensaje tal como el que acusa a la iglesia de ser Babilonia. Dios tiene un pueblo cuyos miembros son colaboradores con él, y ellos han avanzado hacia adelante, teniendo la gloria del Señor en vista. Escuchad la oración de nuestro representante en el cielo: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado". ¡Oh, cómo anhelaba la divina Cabeza tener a su iglesia consigo! Sus hijos tuvieron compañerismo con él en sus sufrimientos y humillación, y el mayor gozo que él experimente consiste en tenerlos consigo para hacerlos participantes de su gloria. Cristo reclama el privilegio de tener a su iglesia consigo. "Aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo". El tenerlos consigo está de acuerdo con la promesa, el pacto y el acuerdo hecho con su Padre. El presenta reverentemente ante el propiciatorio su redención terminada en favor de su pueblo. El arco de la promesa circunda a nuestro Sustituto y Seguridad mientras derrama su petición de amor: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado". Contemplaremos al rey en su hermosura, y la iglesia será glorificada.

A semejanza de David, podemos orar ahora: "Tiempo es de hacer, oh Jehová; disipado han tu ley". Los hombres han andado desobedeciendo la ley de Dios hasta alcanzar un punto de insolencia sin paralelo. Los hombres se están educando en la desobediencia, y se acercan rápidamente al límite de la tolerancia y del amor de Dios, y Dios seguramente intervendrá. El vindicará ciertamente su honor, y reprimirá la iniquidad prevaleciente. ¿Será arrastrado el pueblo que guarda los mandamientos de Dios por la iniquidad que predomina? ¿Serán ellos tentados, porque se tenga a la ley de Dios en oprobio universal, a pensar menos en esa ley que es el fundamento de su gobierno tanto en el cielo como en la tierra? No. Para su iglesia su ley llega a ser más preciosa, santa, honorable, a medida que los hombres arrojen sobre ella escarnio y contención. Como David, pueden decir: "Disipado han tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso todos los mandamientos de todas las cosas estimé rectos: aborrecí todo camino de mentira".

La iglesia militante no es todavía la iglesia triunfante; pero Dios ama a su iglesia, y describe por medio del profeta cómo él se opone y resiste a Satanás, quien está vistiendo a los hijos de Dios con las ropas más negras y contaminadas, y está reclamando el privilegio de destruirlos. Los ángeles de Dios los protegen de los asaltos del enemigo. El profeta dice: "Y mostróme a Josué, el gran sacerdote, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satán estaba a su mano derecha para serle adversario. Y dijo Jehová a Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, e intimó a los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová protestó al mismo Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieras por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza".

FALSOS MAESTROS QUE DEBEN SER REHUIDOS

Cuando se levantan hombres que pretenden tener un mensaje de Dios, pero que en lugar de luchar contra los principados y potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, forman un cuadro falso, y vuelven las armas de combate contra la iglesia militante, temedlos. No llevan las credenciales divinas. Dios no les ha dado ninguna carga de un trabajo tal. Quieren derribar lo que Dios anhela restaurar por el mensaje a Laodicea. El hiere sólo para que pueda sanar, y no para hacer perecer. El Señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y descorazone a la iglesia. El reprueba, reprende, castiga; pero es solamente para poder restaurar y aprobar al fin. ¡Cuánto se alegró mi corazón ante el informe de la Asociación General de que muchos corazones fueron enternecidos y subyugados, de que muchos hicieron confesiones humildes, eliminando de la puerta del corazón la basura que mantenía alejado al Salvador! ¡Cuánto me alegré de saber que muchos dieron la bienvenida a Jesús como a un huésped permanente! ¿Cómo es que estos panfletos que denuncian a la Iglesia Adventista como Babilonia fueron esparcidos por todas partes, en el tiempo mismo en que la iglesia estaba recibiendo el derramamiento del Espíritu de Dios? ¿Cómo es que los hombres pueden estar tan engañados como para imaginar que el fuerte clamor consiste en llamar a los hijos de Dios a que abandonen la comunión de a iglesia que está gozando de un tiempo de refrigerio? ¡Oh, que estas almas engañadas vengan a la corriente, y reciban la bendición, y sean dotadas de poder de lo alto!

Todo maestro debe ser también alguien que aprende, para que sus ojos sean ungidos para ver las evidencias de la verdad de Dios que avanza. Los rayos del Sol de Justicia deben brillar en su propio corazón si quiere impartir luz a otros (Review and Herald, 18 de febrero de 1890).

Organización y desarrollo

Hace aproximadamente cuarenta años que se realizó la organización entre nuestro pueblo. Yo fui una de las personas que tuvieron que ver con su establecimiento desde el comienzo. Conozco las dificultades que hubo que afrontar, los males que hubo que corregir, y he vigilado la influencia de la organización con respecto al crecimiento de la causa. En la primera etapa de la obra, Dios nos dio conocimiento especial sobre este punto, y esta luz, junto con las lecciones que la experiencia nos ha enseñado, debe ser motivo de cuidadosa consideración.

Desde el comienzo nuestra obra fue agresiva. Nuestro número era pequeño, y nuestros hermanos pertenecían mayormente a la clase pobre. Nuestras creencias eran casi desconocidas para el mundo. No teníamos casas de culto, sino unas pocas publicaciones, y muy limitadas facilidades para llevar adelante nuestra obra. Las ovejas estaban esparcidas en los caminos y en los vallados, en ciudades, en pueblos y en bosques. Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús eran nuestro mensaje.

UNIDAD EN FE Y DOCTRINA

Mi esposo, junto con los pastores José Bates, Esteban Pierce, Hiram Edson, y otros que eran inteligentes, nobles y veraces, formaban parte de los que, después de pasar el tiempo de 1844, escudriñaban en procura de la verdad como si fuera un tesoro escondido.

Solíamos reunirnos, con el alma cargada, orando que fuéramos hechos uno en fe y doctrina; porque sabíamos que Cristo no está dividido. A veces se tomaba un punto como el objeto de la investigación. Las Escrituras se abrían con un sentido de pavor. A menudo ayunábamos, para poder estar mejor preparados a fin de entender la verdad. Después de fervientes plegarias, si algún punto no se entendía, era discutido, y cada uno expresaba su opinión con libertad; entonces solíamos arrodillarnos de nuevo en oración, y ascendían fervientes súplicas al cielo para que Dios nos ayudara a ver con unanimidad, para que pudiéramos ser uno como Cristo y el Padre eran uno. Muchas lágrimas eran derramadas.

Pasamos muchas horas de esta manera. A veces la noche entera transcurría en solemne investigación de las Escrituras, para que pudiéramos entender la verdad para nuestro tiempo. En tales ocasiones el Espíritu de Dios solía venir sobre mí, y las porciones difíciles eran aclaradas por el medio señalado por Dios, y entonces había perfecta armonía. Eramos todos de una misma mente y de un mismo espíritu.

Tratábamos de la manera más fervorosa que los textos no fueran torcidos para acomodarse a las opiniones de algún hombre. Tratábamos de hacer que nuestras diferencias fueran tan leves como resultara posible, no espaciándonos en puntos de menor importancia sobre los cuales hubiera opiniones variadas. Pero la preocupación de toda alma era producir entre los hermanos una condición que contestara la oración de Cristo de que sus discípulos fuesen hechos uno como él y el Padre son uno.

A veces uno o dos de los hermanos se empecinaban contra el punto de vista presentado, y actuaban en base a los sentimientos naturales del corazón; pero cuando aparecía esta disposición, suspendíamos nuestra investigación y postergábamos nuestra reunión, para que cada uno pudiera tener una oportunidad de ir a Dios en oración, y, sin conversación con otros, estudiara el punto de diferencia, pidiendo luz del cielo. Con expresiones de amistad nos separábamos, para reunirnos de nuevo tan pronto como fuera posible a fin de proseguir con la investigación. A veces el poder de Dios venía sobre nosotros en una forma señalada, y cuando una luz clara revelaba los puntos de la verdad, llorábamos juntos de regocijo. Amábamos a Jesús; y nos amábamos el uno al otro.

Nuestro número aumentó gradualmente. La simiente que fue sembrada fue regada por Dios, y él dio el crecimiento. Al comienzo nos reuníamos para el culto, y presentábamos la verdad a aquellos que venían a escuchar en casas privadas, en cocinas grandes, en galpones, en bosques, en edificios escolares; pero no pasó mucho tiempo antes de que nos fuera posible edificar humildes casas de culto.

LA INTRODUCCIÓN DEL ORDEN EN LA IGLESIA

A medida que nuestros miembros fueron aumentando, resultó evidente que sin alguna forma de organización habría gran confusión, y la obra no se realizaría con éxito. Para proporcionar sostén al ministerio, para dirigir la obra en nuevos territorios, para proteger tanto a las iglesias como a los ministros de los miembros indignos, para custodiar las propiedades de la iglesia, para la publicación de la verdad por medio de la prensa, y para muchos otros objetos, la organización era indispensable.

Sin embargo, no había un fuerte sentimiento entre nuestros hermanos en contra de ella. Los adventistas del primer día se oponían a la organización, y la mayor parte de los adventistas del séptimo día tenían las mismas ideas. Buscamos al Señor con ferviente oración para poder entender su voluntad, y nos fue dada luz por su Espíritu en el sentido de que debía haber orden y disciplina cabal en la iglesia: la organización era esencial. El sistema y el orden se manifiestan en todas las obras de Dios a través del universo. El orden es la ley del cielo, y debe ser la ley del pueblo de Dios en la tierra.

Tuvimos una dura lucha para establecer la organización. A pesar de que Dios dio testimonio tras testimonio sobre este punto, la oposición era fuerte, y había que hacerle frente una y otra vez. Pero sabíamos que el Señor Dios de Israel estaba conduciéndonos, y guiándonos por su providencia. Nos empeñamos en la obra de la organización, y una señalada prosperidad caracterizó el progreso del movimiento.

A medida que el desarrollo de la obra exigía que nos empeñáramos en nuevas empresas, estábamos preparados para afrontarlas. El Señor dirigía nuestras mentes a la importancia de la obra educacional. Vimos la necesidad de tener escuelas, para que nuestros niños recibieran educación exenta de errores o falsas filosofías, a fin de que su preparación estuviera en armonía con los principios de la Palabra de Dios. La necesidad de instituciones de salud nos había sido presentada con urgencia, tanto para la ayuda y la instrucción de nuestros propios hermanos como para que también fuera un medio de bendición e iluminación para otros. Esta empresa también fue abordada. Todo esto era obra misionera del más alto orden.

RESULTADOS DEL ESFUERZO UNIDO

Nuestra obra no fue sostenida por grandes donaciones o legados; porque tenemos pocos hombres ricos entre nosotros. ¿Cuál es el secreto de nuestra prosperidad? Hemos avanzado bajo las órdenes del Capitán de nuestra salvación. Dios ha bendecido nuestros esfuerzos unidos. La verdad se ha difundido y ha florecido. Las instituciones se han multiplicado. La semilla de mostaza ha crecido hasta ser un árbol grande. El sistema de organización ha demostrado ser un gran éxito. Se adoptó la benevolencia sistemática de acuerdo con el plan de la Biblia. El cuerpo ha sido "compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas". A medida que hemos avanzado, nuestro sistema de organización ha continuado demostrando su eficacia.

Que nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización. Esta nos ha costado mucho estudio y muchas oraciones en demanda de sabiduría, de manera que sabemos que Dios ha contestado, para erigir esta estructura. Ha sido edificada por su dirección, en base a mucho sacrificio y conflicto. Que ninguno de nuestros hermanos esté tan engañado como para intentar destruirla, porque entonces introduciréis una condición que ni siquiera soñáis. En el nombre del Señor os declaro que la organización ha de permanecer, fortalecida, establecida, fijada. A la orden de Dios: "Avanzad", hemos avanzado cuando las dificultades que debían superarse hacían el progreso aparentemente imposible. Sabemos cuánto ha costado poner por obra los planes de Dios en lo pasado, los planes que han hecho de nosotros el pueblo que somos. Sea, pues, cada uno de nosotros excesivamente cuidadoso para no confundir las mentes con respecto a las cosas que Dios ha ordenado para nuestra prosperidad y éxito en el avance de su causa.

Los ángeles actúan armoniosamente. El orden perfecto caracteriza todos sus movimientos. Cuanto más de cerca imitemos la armonía y el orden de la hueste angelical, más éxito tendrán los esfuerzos de estos agentes angelicales en nuestro favor. Si no vemos ninguna necesidad de una acción armoniosa, y somos desordenados, indisciplinados y desorganizados en nuestra forma de obrar, los ángeles, que están cabalmente organizados, y se mueven en perfecto orden, no pueden trabajar por nosotros con éxito. Se apartan apesadumbrados, porque no se los autoriza a bendecir la confusión, la distracción y la desorganización. Todos los que deseen la cooperación de los mensajeros celestiales deben trabajar al unísono con ellos. Los que tienen la unción de lo alto estimularán el orden, la disciplina y la unidad de acción en todos sus esfuerzos, y entonces los ángeles de Dios pueden cooperar con ellos. Pero nunca, nunca estos mensajeros celestiales dan su apoyo a la irregularidad, la desorganización y el desorden. Todos estos males son el resultado de los esfuerzos de Satanás para debilitar nuestras fuerzas, para destruir nuestro valor, y para impedir el éxito en la acción.

Satanás sabe bien que el éxito puede únicamente coronar el orden y la acción armoniosa. El sabe bien que todo lo que está relacionado con el cielo está en perfecto orden, que la sujeción y la disciplina perfecta señalan los movimientos de la hueste angelical. Realiza esfuerzos estudiados para inducir a los profesos cristianos a apartarse tanto como sea posible, del orden del cielo; por lo tanto engaña aun a los profesos hijos de Dios y les hace creer que el orden y la disciplina son enemigos de la espiritualidad, que la única seguridad para ellos consiste en permitir que cada uno siga su propia conducta, y en permanecer especialmente distintos de los cuerpos de cristianos que están unidos y trabajan para establecer la disciplina y la armonía en la acción. Todos los esfuerzos hechos para establecer el orden son considerados peligrosos, una restricción de la libertad que es lícito gozar, y por lo tanto se los teme como papismo. Estas almas consagradas consideran que es una virtud jactarse de su libertad para pensar y actuar en forma independiente. No aceptarán la declaración de ningún hombre. No se consideran responsables ante ningún hombre. Se me mostró que es la obra especial de Satanás inducir a los hombres a sentir que Dios les ha ordenado tomar decisiones por sí, mismos y escoger su propia forma de obrar independiente de sus hermanos.

RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL Y UNIDAD CRISTIANA

Dios está guiando a su pueblo para que salga del mundo, establecido sobre la exaltada plataforma de la verdad eterna, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. El quiere disciplinar y preparar a sus hijos. Estos no estarán discordes, uno creyendo una cosa y otros teniendo una otros teniendo una fe y puntos de vista enteramente opuestos, moviéndose cada uno independientemente del cuerpo. Por la diversidad de los dones y el gobierno que él ha colocado en la iglesia, todos llegarán a la unidad de la fe. Si un hombre adopta sus puntos de vista referentes a la Biblia sin considerar la opinión de sus hermanos, y justifica su conducta alegando que tiene derecho de sostener sus propias opiniones peculiares, y entonces los impone a otros, ¿cómo podrá cumplirse la oración de Cristo? Y si otro y aún otro se levanta, y cada uno asevera su derecho a creer y hablar lo que le place sin referencia a la fe del cuerpo, ¿dónde estará la armonía que existió entre Cristo y su Padre y que Cristo oró para que existiera entre sus hermanos? Aunque tenemos una obra individual y una responsabilidad individual delante de Dios, no hemos de seguir nuestro propio juicio independiente, sin considerar las opiniones y los sentimientos de nuestros hermanos; pues este proceder conducirá al desorden en la iglesia. Es deber de los ministros respetar el juicio de sus hermanos; pero sus relaciones mutuas, así como las doctrinas que enseñan, deben ser puestas a prueba en base a la ley y el testimonio; entonces, si los corazones son dóciles para recibir enseñanza, no habrá divisiones entre nosotros. Algunos están inclinados a ser desordenados y están apartándose de los grandes jalones de la verdad; pero Dios está induciendo a sus ministros a ser uno en doctrina y en espíritu.

Es necesario que nuestra unidad hoy sea de un carácter tal que soporte la prueba. . . . Tenemos muchas lecciones que aprender, y muchísimas que desaprender. Dios y el cielo sólo son infalibles. Los que creen que nunca tendrán que abandonar una opinión acariciada, los que nunca tienen ocasión de cambiar un punto de vista, resultarán chasqueados. Mientras nos aferremos a nuestras propias ideas y opiniones con determinada persistencia, no podremos tener la unidad por la cual oró Cristo.

Cuando un hermano recibe nueva luz de las Escrituras, debe explicar francamente su posición, y todo ministro debe investigar las Escrituras con un espíritu libre de prejuicios para ver si los puntos presentados pueden ser sostenidos por la palabra inspirada. "El siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad" (2 Tim. 2: 24, 25).

¡LO QUE DIOS HA HECHO!

Al repasar nuestra historia pretérita, después de atravesar todas las etapas de nuestro progreso hasta nuestra condición, presente, puedo decir: ¡Alabad a Dios! Al ver lo que Dios ha hecho, me lleno de asombro, y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer por el futuro, excepto si olvidamos la manera en que Dios nos ha conducido.

Somos ahora un pueblo fuerte, si queremos poner nuestra confianza en el Señor; porque estamos manejando las grandiosas verdades de la Palabra de Dios. Tenemos todas las razones para estar agradecidos. Si andamos en la luz de los vivientes oráculos de Dios tal como brilla sobre nosotros, tendremos grandes responsabilidades, en correspondencia con la gran luz que Dios nos ha dado. Tenemos muchos deberes que realizar, porque hemos sido hechos los depositarios de la verdad sagrada que ha de ser dada al mundo en toda su hermosura y su gloria. Hemos contraído con Dios la deuda de usar toda ventaja que él nos ha confiado para hermosear la verdad por la santidad del carácter, y para proclamar los mensajes de amonestación, consuelo, esperanza y amor, a aquellos que están en las tinieblas del error y el pecado.

Gracias a Dios por lo que ya se ha hecho para proporcionar a nuestros jóvenes facilidades para su preparación religiosa e intelectual. Muchos han sido educados para desempeñar una parte en las diversas ramas de la obra, no sólo en Norteamérica sino en los campos extranjeros. La prensa ha proporcionado publicaciones que han difundido amplia y extensamente el conocimiento de la verdad. Que todos los dones que cual riachuelos han engrosado la corriente de benevolencia sean reconocidos como una causa de gratitud a Dios.

Tenemos un ejército de jóvenes hoy que puede hacer mucho si es debidamente dirigido y animado. Queremos que nuestros niños crean la verdad. Queremos que sean bendecidos por Dios. Queremos que desempeñen una parte en planes bien organizados para ayudar a otros jóvenes. Sean todos preparados de tal manera que puedan presentar correctamente la verdad, dando razón de la esperanza que hay en ellos, y honrando a Dios en todo ramo de la obra donde estén calificados para actuar. . .

Como los discípulos de Cristo, es nuestro deber difundir la luz que sabemos que el mundo no tiene. Que los hijos de Dios "sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano a la vida eterna" (1 Tim. 6: 18, 19).

La Iglesia Remanente no es Babilonia

Me he entristecido mucho al leer el folleto publicado por el Hno. S. y por los que estaban asociados con él en la obra que estaba haciendo. Sin mi consentimiento, han hecho extractos de los Testimonios, y los han insertado en el folleto que han publicado, para hacer aparecer que mis escritos sostienen y aprueban la posición que ellos defienden. Al hacer esto han realizado algo que no es justicia. Al tomarse libertades injustificables han presentado a los hermanos una teoría que es de carácter tal como para engañar y destruir. En tiempos pasados, muchos otros han hecho esto mismo, haciendo parecer que los Testimonios sostenían posiciones que eran insostenibles y falsas.

Se me ha mostrado que la posición adoptada por el Hno. S. y por sus simpatizantes no es cierta, sino que forma parte de las voces "he aquí" y "he allí" que caracterizarán los días en que vivimos. Como una muestra de la forma en que el Hno. S. ha compilado este folleto, daré el siguiente incidente: Escribí una carta particular a uno de nuestros pastores, y con bondad, pensando que podría ser una ayuda para el Hno. S., este hermano le envió una copia a él; pero en lugar de considerarla como algo destinado a su ayuda personal, imprime porciones de la misma en el folleto como un testimonio inédito, para sostener la posición que ha adoptado. ¿Es esto honorable? No había nada en el testimonio que sostuviera la posición del Hno. S.; pero él lo aplicó erróneamente, como muchos hacen con los textos de la Escritura, para perjuicio de su propia alma y de las almas de los demás. Dios juzgará a los que se toman libertades injustificables y utilizan métodos fraudulentos par dar carácter e influencia a lo que ellos consideran como verdad. En el uso de una carta privada enviada a otra persona, el Hno. S. se ha abusado de esfuerzos bondadosos de alguien que deseaba ayudarlo. Las personas que publicaron el panfleto sobre el Fuerte Clamor, y la caída de todas las iglesias, dan evidencia de que el Espíritu Santo de Dios no está trabajando con ellas. "Por sus frutos los conoceréis".

Los que reciben los folletos que defienden estas falsas posiciones, recibirán la impresión de que yo apoyo estas opiniones, y estoy unida con estos obreros en proclamar lo que ellos designan como "nueva luz". Yo sé que su mensaje está mezclado con verdad, pero esa verdad está falsamente aplicada y pervertida por su relación con el error. Quisiera decir al hermano que envió a estos hombres una copia de una carta que yo le escribí, que yo no he tenido ninguna intención de censurarlo, y nadie debe arrojar la menor culpa sobre Ud. concerniente a este asunto. Si yo lo juzgara falsamente y lo censurara, cuando sus motivos e intenciones eran buenos, incurriría en el desagrado de Dios. Si el hermano a quien Ud. intentó ayudar se ha tomado libertades, y ha traicionado la confianza que Ud. depositó en él, no se culpe por ello ni se apene por los resultados de la infidelidad de él.

INSTRUCCIÓN A LOS DISCÍPULOS

Hay asuntos en los Testimonios que se han escrito no para el mundo en general, sino para los creyentes hijos de Dios, y no es apropiado hacer que la instrucción, la advertencia, el reproche o los consejos de este carácter sean hechos públicos para el mundo. El Redentor del mundo, el Enviado de Dios, el más grande maestro que los hijos de los hombres conocieron alguna vez, presentó algunos temas de Instrucción, no para el mundo, sino para sus discípulos solos. Aunque tenía comunicaciones destinadas a las multitudes que se apiñaban a su paso, también tenía alguna luz e instrucción especiales para impartir a sus seguidores que él no impartió a la gran congregación, y que no habría sido entendida y apreciada por ella. Envió a sus discípulos a predicar, y cuando regresaron de su primera labor misionera y tenían variadas experiencias para relatar concerniente a su éxito en la predicación del mensaje del reino de Dios, él les dijo: "Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco". En un lugar recluido Jesús impartió a sus seguidores la clase de instrucciones, consejos, palabras de cautela y de corrección que él vio que necesitaban en sus métodos de trabajo; pero la instrucción que les dio a ellos no había de ser difundida a la compañía promiscua, porque las palabras del Señor fueron destinadas solamente a sus discípulos.

En repetidas oportunidades, cuando el Señor realizó obras de sanamiento, encargó a las personas a quienes había bendecido que no contaran a nadie lo que había hecho. Ellos debían haber prestado atención a su pedido dándose cuenta de que Cristo no tenía una razón baladí para pedirles silencio, sino que había un motivo que justificaba su orden, y en ninguna forma debían haber desatendido su expreso deseo. Debía haber sido suficiente saber que él deseaba que pusieran por obra su propio consejo, y que tenía buenas razones para formular este urgente pedido. El Señor sabía que en el sanamiento del enfermo, al obrar milagros para la restauración de la vista del ciego y para el limpiamiento del leproso, estaba poniendo en peligro su propia vida; pues si los sacerdotes y príncipes no recibían las evidencias que él les dio de su divina misión, lo interpretarían erróneamente, falsearían sus motivos y harían acusaciones contra él. Es cierto que hizo muchos milagros en forma abierta, y sin embargo en algunos casos solicitó que aquellos a quienes había bendecido no dijeran a nadie lo que había hecho por ellos. Cuando el prejuicio se hubo suscitado, cuando se acariciaban envidia y celos, y su paso se vio acechado, abandonó las ciudades, y fue en busca de aquellos que escucharían y apreciarían la verdad que vino para impartir.

El Señor Jesús consideró necesario aclarar a sus discípulos muchas cosas que no explicó a las multitudes. Les reveló plenamente la razón del odio manifestado hacia él por los escribas, los fariseos y sacerdotes, y les habló de su sufrimiento, su traición y muerte; pero al mundo no le explicó estos temas. Tenía advertencias que dar a sus seguidores, y desarrolló ante ellos los dolorosos acontecimientos que habían de ocurrir, y lo que debían esperar. Dio a sus seguidores instrucciones preciosas que aun ellos no comprendieron hasta después de su muerte, resurrección y ascensión. Cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre ellos, todas las cosas fueron traídas a su recuerdo, todo lo que él les había dicho.

UNA TRAICIÓN DE LA CONFIANZA

Constituyó una traición de una confianza sagrada el tomar algo que Jesús se propuso que permaneciese secreto, y publicarlo a los demás, trayendo sobre la causa de la verdad reproche y perjuicio. El Señor ha dado a su pueblo mensajes apropiados de advertencia, reprensión, consejo e instrucción, pero no es apropiado sacar estos mensajes de su conexión y su lugar para colocarlos donde parecerán dar fuerza a mensajes de error. En el folleto publicado por el Hno. S. y sus asociados, él acusa a la iglesia de Dios de ser Babilonia, y quiere instar a una separación de la iglesia. Esta obra no es ni honorable ni justa. Al compilar ese trabajo, han usado mi nombre y mis escritos para sostener lo que yo desapruebo y denuncio como error. Las personas a quienes este panfleto ha de alcanzar cargarán sobre mí la responsabilidad de esta falsa posición, cuando esto es completamente contrario a las enseñanzas de mis escritos y a la luz que Dios me ha dado. No vacilo en decir que aquellos que insisten en este trabajo se hallan grandemente engañados.

UN MENSAJE FALSO

Durante años he dado mi testimonio para afirmar que cuando alguien se levanta pretendiendo tener gran luz, y no obstante sostiene que debe destruirse lo que el Señor ha estado edificando por medio de sus agentes humanos, el que esto hace está grandemente engañado, y no trabaja en forma paralela con Cristo. Los que aseveran que las iglesias adventistas del séptimo día constituyen Babilonia, o alguna parte de Babilonia, harían mejor en quedar en casa. Deténganse y consideren cuál es el mensaje que debe ser proclamado en este tiempo. En vez de trabajar con los agentes divinos para preparar a un pueblo que esté en pie en el día del Señor, han tomado su posición con aquel que se ha constituido en acusador de los hermanos, que los acusa delante de Dios día y noche. Las agencias satánicas han sido incitadas desde lo bajo, y ellas han inspirado a hombres a unirse en una confederación de mal, para llevar perplejidad, vejamen y gran angustia al pueblo de Dios. El mundo entero ha de ser conmovido por la enemistad contra los adventistas del séptimo día, porque ellos no rendirán pleitesía al papado, honrando el domingo, la institución del poder anticristiano. Es el propósito de Satanás hacer que sean extirpados de la tierra, a fin de que la supremacía de ese poder en el mundo no sea disputada.

ACUSACIONES DE SATANÁS

Se presentó delante del profeta la escena de la acusación de Satanás. El dice: "Y mostróme a Josué, el gran sacerdote, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satán estaba a su mano derecha para serle adversario". Jesús es nuestro gran Sumo Pontífice en los cielos. ¿Y qué está haciendo él? Está efectuando una obra de intercesión y expiación en favor de su pueblo que cree en él. Por medio de su justicia imputada, los miembros de su pueblo son aceptados por Dios como personas que manifiestan al mundo que reconocen la lealtad al Señor, guardando todos sus mandamientos. Satanás está lleno de maligno odio contra ellos, y manifiesta hacia ellos el mismo espíritu que manifestó hacia Jesús cuando estaba en la tierra. Cuando Cristo se hallaba ante Pilato, el gobernante romano trató de liberar al Señor, y deseó que el pueblo escogiera librarlo del juicio por el cual estaba por pasar. Presentó ante la multitud clamorosa al Hijo de Dios y al criminal Barrabás, e inquirió: "¿Cuál queréis que os suelte? ¿a Barrabás, o a Jesús que se dice el Cristo?" "Y ellos dijeron: A Barrabás. Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea crucificado".

El mundo fue agitado por la enemistad de Satanás, y cuando se le pidió que eligiera entre el Hijo de Dios y el criminal Barrabás, la gente escogió al maleante antes que a Jesús. Las ignorantes multitudes fueron inducidas, por los engañosos razonamientos de los que se hallaban en alta posición, a rechazar al Hijo de Dios, para escoger a un ladrón y homicida en su lugar. Recordemos todos que todavía estamos en un mundo donde Jesús, el Hijo de Dios, fue rechazado y crucificado, un mundo en que todavía permanece la culpa de despreciar a Cristo y preferir a un ladrón antes que al Cordero inmaculado de Dios. A menos que individualmente nos arrepintamos ante Dios de la transgresión de su ley, y ejerzamos fe en nuestro Señor Jesucristo, a quien el mundo ha rechazado, caeremos bajo la plena condenación del acto de elegir a Barrabás en lugar del meritorio Jesús. El mundo entero está acusado hoy del rechazo y del homicidio deliberado del Hijo de Dios. La Palabra guarda registro de que judíos y gentiles, reyes, gobernadores, ministros, sacerdotes y pueblo -todas las clases y sectas que revelan el mismo espíritu de envidia, odio, prejuicio e incredulidad manifestados por aquellos que entregaron a la muerte al Hijo de Dios- reeditarían la misma actuación si se les presentara la oportunidad que tuvieron los judíos y el pueblo del tiempo de Cristo. Serían participantes del mismo espíritu que exigió la muerte del Hijo de Dios.

En la escena en que se representa la obra de Cristo por nosotros, y la determinada acusación de Satanás contra nosotros, Josué aparece como el sumo pontífice, e interpone una demanda en favor del pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Al mismo tiempo Satanás presenta al pueblo de Dios como compuesto de grandes pecadores, y hace aparecer ante el Señor la lista de los pecados que él los tentó a cometer durante su vida, y exige que debido a sus transgresiones, deben ser confiados a sus manos para la destrucción. Exige que no sean protegidos por los ángeles ministradores contra la confederación del mal. Está lleno de odio porque no puede unir estrechamente a los hijos de Dios con el mundo, a fin de que le rindan completa obediencia. Los reyes, príncipes y gobernantes han colocado sobre sí mismos el rótulo del anticristo, y son representados por el dragón que va a hacer guerra contra los santos: aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús. En su enemistad contra el pueblo de Dios, se muestran culpables también de la elección de Barrabás en lugar de Cristo.

EL MUNDO ES LLAMADO A CUENTAS

Dios tiene un pleito con el mundo. Cuando el juicio se inicie, y los libros se abran, él tendrá una terrible cuenta que arreglar, que ahora mismo haría que el mundo temiera y temblase si los hombres no estuvieran enceguecidos y hechizados por los engaños y las decepciones satánicas. Dios llama el mundo a cuentas por la muerte de su Hijo unigénito a quien virtualmente el mundo ha vuelto a crucificar, y ha entregado a la vergüenza pública por medio de la persecución de su pueblo. El mundo ha rechazado a Cristo en la persona de sus santos, ha rehusado sus mensajes al rechazar los mensajes de los profetas, apóstoles y mensajeros. Ha rechazado a aquellos que han sido colaboradores con Cristo, y por esto tendrá que rendir cuentas.

Satanás está a la cabeza de todos los acusadores de los hermanos; pero cuando él presenta los pecados del pueblo de Dios, ¿qué contesta el Señor? Dice: "Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel". Satanás ha presentado a los escogidos y leales hijos de Dios como llenos de contaminación y pecado. El podía describir los pecados particulares de que habían sido culpables. ¿No había colocado en marcha él toda la confederación del mal para inducirlos, por sus artes seductoras, a estos mismos pecados? Pero ellos se han arrepentido; han aceptado la justicia de Cristo. Estaba por lo tanto ante Dios vestidos del manto de la justicia de Cristo, y "habló el ángel, e intimó a los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala". Todo pecado del cual habían sido culpados fue perdonado, y estaban en pie ante el Señor como escogidos y fieles, como inocentes, como perfectos, como si nunca hubieran pecado.

UNA PALABRA ALENTADORA

"Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron [los ángeles de Dios] una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de Jehová [Jesús, el Redentor de ellos] estaba en pie. Y el ángel de Jehová protestó al mismo Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieras por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza". Quisiera que todos los que pretenden creer la verdad presente pensaran seriamente en las maravillas presentadas en este capítulo. Por débil y aquejado de flaquezas que sea el pueblo de Dios, los que se vuelven de la deslealtad al Señor en esta generación mala y perversa, y regresan a su lealtad, estando firmes en la vindicación de la santa ley de Dios, reparando la brecha abierta por el hombre de pecado, bajo la dirección de Satanás, serán contados como hijos de Dios, y por la justicia de Cristo aparecerán perfectos delante del Señor. La verdad no siempre yacerá en el polvo para ser pisoteada por los hombres. Será magnificada y hecha honorable; aún ha de erguirse para brillar en toda su natural refulgencia, y estará inconmovible por los siglos de los siglos.

LAS PALABRAS DE ACUSACIÓN NO PROVIENEN DE DIOS

Dios tiene un pueblo en el cual todo el cielo se halla interesado, y éste constituye el gran objeto que sobre la tierra es caro al corazón de Dios. Preste cada uno de los que lean estas palabras, cabal consideración a las mismas, porque en el nombre de Jesús quiero grabarlas en cada alma. Cuando se levanta alguien que, ora sea entre nosotros o fuera de nuestro número, sienta la carga de un mensaje que declare que el pueblo de Dios se cuenta con Babilonia, y pretenda que el fuerte clamor es un llamamiento a salir de ella, podéis saber que no está llevando el mensaje de verdad. No lo recibáis, ni le deseéis buena suerte; porque Dios no le ha hablado, ni le ha dado un mensaje, sino que ha corrido antes de ser enviado. El mensaje contenido en el folleto titulado El Fuerte Clamor es un engaño. Tales mensajes surgirán, y se pretenderá que son enviados de Dios, pero la pretensión será falsa; porque no están llenos de luz, sino de tinieblas. Habrá mensajes de acusación contra el pueblo de Dios, similares a la obra hecha por Satanás al acusar al pueblo de Dios, y estos mensajes estarán resonando en el mismo tiempo en que Dios esté diciéndole a su pueblo: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria".

UNA OBRA DE ENGAÑO

Se hallará que los que llevan un mensaje falso no tendrán un alto sentido de honor e integridad. Engañarán al pueblo; mezclarán con su error los Testimonios de la Hna. White, y usarán su nombre para dar influencia a su obra. Seleccionan de los Testimonios los pasajes que ellos piensan poder torcer para sostener sus posiciones, y los colocan en un marco de falsedad, de manera que su error tenga peso y sea aceptado por el pueblo. Presentan erróneamente y aplican mal lo que Dios ha dado a la iglesia para amonestar, aconsejar, reprobar, consolar y animar a los que constituyen el pueblo remanente de Dios. Los que reciban los Testimonios como el mensaje de Dios serán ayudados y bendecidos por eso mismo; pero aquellos que los toman en partes, simplemente para sostener alguna teoría o idea de su propia factura, para defender su conducta errónea, no serán bendecidos y beneficiados por lo que enseñen. El pretender que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, es tener la misma pretensión que Satanás, que es un acusador de los hermanos, que los acusa delante de Dios día y noche. Por este mal uso de los Testimonios, las almas son puestas en perplejidad, porque no pueden entender la relación de los Testimonios con una posición tal como la que asumen los que están en el error; pues Dios se propuso que los Testimonios fueran colocados siempre en una trama de verdad.

Los que defienden el error dirán: "El Señor dice", "cuando el Señor no ha hablado". Testifican una falsedad, y no la verdad. Si los que han estado proclamando el mensaje de que la iglesia es Babilonia hubieran usado el dinero gastado para publicar y hacer circular este error, en edificar, en lugar de destruir, habrían hecho evidente que son el pueblo al cual Dios dirige.

Hay una gran obra que hacer en el mundo, una gran obra que debe ser realizada en los países extranjeros. Deben establecerse escuelas para que nuestros jóvenes, niños y personas de edad más madura sean educados tan rápidamente como sea posible, a fin de que entren en el campo misionero. Se necesitan no solamente ministros para los campos extranjeros, sino obreros sabios y juiciosos de todas clases. Está resonando desde todas partes del mundo el llamado macedónico: "Pasa . . . y ayúdanos". Con toda la responsabilidad que descansa sobre nosotros de ir y predicar el Evangelio a toda criatura, existe una gran necesidad de hombres y medios, y Satanás está trabajando en toda forma concebible para comprometer los medios, y para impedir que los hombres se empeñen en la misma obra que deberían estar haciendo. El dinero que debiera usarse en realizar la buena obra de edificar casas de culto, de establecer escuelas para la educación de los obreros destinados al campo misionero, de adiestrar a jóvenes y señoritas de manera que puedan salir y trabajar con paciencia, con inteligencia y con toda perseverancia, para ser agentes por cuyo intermedio pueda prepararse un pueblo que permanezca en pie en el gran día de Dios, es distraído de un uso que reporta utilidad y bendición a un uso de perversidad y maldición.

El gran día de Dios está sobre nosotros, y se apresura grandemente, y hay una gran obra que realizar, la cual debe ser hecha con presteza. Pero hallamos que en medio de la obra que ha de hacerse, están los que profesan creer la verdad presente y que no saben cómo invertir los medios que les fueron confiados, quienes, por falta de mansedumbre y humildad de corazón, no ven cuán grande es la tarea que ha de hacerse. Todos los que aprendan de Jesús serán obreros juntamente con él. Pero los que salen a proclamar el error, gastando tiempo y dinero en una obra vana, arrojan cargas acrecentadas sobre los verdaderos obreros que trabajan en campos nuevos; pues en lugar de dedicar su tiempo a defender la verdad, éstos se ven obligados a contrarrestar la obra de los que proclaman la falsedad y pretenden tener un mensaje del cielo.

Si los que han hecho esta clase de trabajo hubieran sentido la necesidad de contestar la oración que Cristo ofreció a su Padre inmediatamente antes de su crucifixión -de que los discípulos de Cristo fueran uno como él y el Padre lo son-, no estarían malgastando medios que les son confiados y que tanto se necesitan para hacer progresar la verdad. No estarían malgastando precioso tiempo y capacidad para diseminar el error, haciendo necesario que los obreros dediquen su tiempo para contrarrestar y anular su influencia. Una obra de este carácter es inspirada, no de arriba sino de abajo.

"¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas: andad a la luz de vuestro fuego, y a las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados". El mensaje que ha sido dado por aquellos que han proclamado que la iglesia es Babilonia, ha dejado la impresión de que Dios no tiene iglesia sobre la tierra.

UNA IGLESIA VIVA

¿No tiene Dios una iglesia viva? El tiene una Iglesia, pero es la iglesia militante, no la iglesia triunfante. Lamentamos que haya miembros defectuosos, que haya cizaña en medio del trigo. Jesús dijo: "El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo: Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. . . . Y llegándose los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña? Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos? Y él les dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí".

En la parábola del trigo y la cizaña, vemos la razón por la cual la cizaña no había de ser arrancada; era porque el trigo estaba enraizado con ella. La opinión y el juicio humanos cometerían graves errores. Pero antes de cometer un error, y de que una sola brizna de trigo sea desarraigada, el Maestro dice: "Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega"; entonces los ángeles recogerán la cizaña, que será destinada a la destrucción. Aun cuando en nuestras iglesias, que aseveran creer una verdad avanzada, existen personas defectuosas y erradas, como cizaña entre el trigo, Dios es compasivo y paciente. El reprende y amonesta a los que yerran, pero no destruye a los que son lerdos en aprender la lección que quiere enseñarles; no desarraiga la cizaña separándola del trigo. La cizaña y el trigo han de crecer juntos hasta la cosecha, cuando el trigo llega a su pleno crecimiento y desarrollo, y debido a las características que presenta en ocasión de la siega, será plenamente distinguido de la cizaña.

La iglesia de Cristo en la tierra será imperfecta, pero Dios no destruye a su iglesia a causa de su imperfección. Ha habido y habrá personas llenas de celo no de acuerdo a ciencia, que quisieran purificar la iglesia, y desarraigar la cizaña de en medio del trigo. Pero Cristo nos ha dado luz especial sobre cómo tratar con los que yerran, y con aquellos que estando en la iglesia no se han convertido. Ninguna resolución espasmódica, celosa y apresurada ha de ser tomada por los miembros de la iglesia para separar de la misma a aquellos que se piensan defectuosos de carácter. La cizaña aparecerá en medio del trigo; pero haría más daño arrancarla (a menos que sea de la manera señalada por Dios), que dejarla sola. Mientras el Señor trae a la iglesia a aquellos que están verdaderamente convertidos, Satanás trae a su fraternidad a personas que no están convertidas. Mientras Cristo siembra la buena simiente, Satanás siembra la cizaña. Hay dos influencias opositoras que se ejercen continuamente sobre los miembros de la iglesia. Una influencia trabaja para la purificación de la iglesia, y la otra para la corrupción del pueblo de Dios.

SE CONCEDEN OPORTUNIDADES A JUDAS

Jesús sabía que Judas era defectuoso en carácter, pero a pesar de ello lo aceptó como uno de sus discípulos, y le dio las mismas oportunidades y privilegios que concedió a los otros a quienes había escogido. Judas quedó sin excusa en la mala conducta que siguió más tarde. Pudo haber llegado a ser un hacedor de la palabra, como lo fueron con el tiempo Pedro y Santiago y Juan y los otros discípulos. Jesús impartió preciosas lecciones de instrucción, de manera que los que estaban asociados con él pudieran convertirse, y no tuvieran necesidad de aferrarse a los defectos que echaban a perder sus caracteres.

LA IGLESIA NO ES PERFECTA

Algunas personas parecen pensar que al entrar en la iglesia serán cumplidas sus expectativas, y hallarán solamente personas que son puras y perfectas. Son celosas en su fe, y cuando ven faltas en los miembros de la iglesia, dicen: "Nosotros abandonamos el mundo para no tener ninguna asociación con caracteres malos, pero el mal se halla aquí también"; y preguntan, como los siervos de la parábola: "¿De dónde, pues, tiene cizaña?" Pero no necesitamos ser así chasqueados, pues el Señor no ha justificado la conclusión de que la iglesia es perfecta; y todo nuestro celo no nos permitirá tener éxito en lograr que la iglesia militante sea tan pura como la iglesia triunfante. El Señor nos prohibe proceder de una manera violenta contra aquellos que pensamos que yerran, y no hemos de dispensar excomuniones y denuncias contra los que son defectuosos.

El hombre finito está propenso a juzgar mal el carácter, pero Dios no confía la obra de juzgar y hacer un pronunciamiento sobre el carácter a aquellos que no están capacitados para ello. Nosotros no hemos de decir qué constituye el trigo, y qué constituye la cizaña. El tiempo de la siega determinará plenamente el carácter de las dos clases especificadas bajo el símbolo de la cizaña y el trigo. La obra de separación es dada a los ángeles de Dios; no se la encomienda a las manos de algún hombre.

Las falsas doctrinas constituyen una de las influencias satánicas que actúan en la iglesia, e introducen en ella a los que tienen el corazón inconverso. Los hombres no obedecen las palabras de Jesucristo, buscando unidad en la fe, en el espíritu y la doctrina. No trabajan por la unidad del espíritu por la cual oró Jesús, la cual haría que el testimonio de los discípulos de Cristo fuera eficaz para convencer al mundo de que Dios ha enviado a su Hijo a esta tierra, "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Si la unidad por la cual Cristo oró existiera entre los hijos de Dios, éstos presentarían un testimonio vivo, y reflejarían una luz clara que brillaría en medio de las tinieblas morales del mundo.

SE LE PERMITE A SATANÁS TENTAR

En lugar de la unidad que debe existir entre los creyentes, hay desunión; pues se le permite a Satanás entrar, y por medio de especiosos engaños y errores él induce, a los que no están aprendiendo de Cristo a ser mansos y humildes de corazón, a seguir una trayectoria diferente de aquella que sigue la iglesia, y quebrantar, si es posible, su unidad. Se levantan hombres que hablan cosas perversas para llevar discípulos tras sí. Pretenden que Dios les ha dado gran luz; pero ¿cómo actúan ellos bajo su influencia? ¿Siguen la conducta que los dos discípulos siguieron en su camino a Emaús? Cuando ellos recibieron la luz, volvieron y encontraron a aquellos que Dios había guiado y a quienes todavía guiaba, y les contaron cómo habían visto a Jesús y habían hablado con él. ¿Han seguido esta conducta los hombres que pretendieron tener luz concerniente a la iglesia? ¿Han ido a quienes Dios ha escogido, para presentar un testimonio vivo, y les han dado evidencia de que esta luz los calificaría mejor para preparar a un pueblo para estar en pie en el gran día de Dios? ¿Han buscado el consejo de aquellos que han llevado y siguen llevando la verdad, y que están dando al mundo el último mensaje de amonestación? ¿Han tomado consejo con aquellos que han tenido una profunda experiencia en las cosas de Dios? ¿Por qué estos hombres, tan llenos de celo por la causa, no estaban presentes en el Congreso de la Asociación General realizado en Battle Creek, como lo estuvieron los hombres devotos en Jerusalén en el tiempo del derramamiento del Espíritu Santo? En el gran centro de la obra, los hombres han abierto sus tesoros de luz; y mientras el Señor estaba derramando su Espíritu sobre el pueblo, ¿recibieron estos hombres la unción celestial? Mientras se realizaban entre el pueblo profundos movimientos del Espíritu de Dios, y las almas se convertían, y los corazones duros se quebrantaban, había quienes escuchaban las sugestiones de Satanás, y eran inspirados de celo de abajo para salir a proclamar que precisamente el pueblo que recibe el Espíritu Santo, que ha de recibir la lluvia tardía y la gloria que debe iluminar a toda la tierra, es Babilonia. ¿Les dio el Señor a estos mensajeros su mensaje? No, porque no era un mensaje de verdad.

LA IGLESIA, LA LUZ DEL MUNDO

Aun cuando existan males en la iglesia, y los habrá hasta el fin del mundo, ésta en estos últimos días ha de ser la luz de un mundo que ha sido mancillado y desmoralizado por el pecado. La iglesia, aunque es débil y defectuosa, y necesita ser reprobada, amonestada y aconsejada, constituye el único objeto en la tierra al cual Cristo otorga su suprema consideración. El mundo es un laboratorio en el cual, por medio de la cooperación de los agentes humanos con los divinos, Jesús está realizando experimentos en los corazones humanos por medio de su gracia y divina misericordia. Los ángeles están pasmados al contemplar la transformación de carácter realizada en los que se someten a Dios, y expresan su gozo en cánticos de arrobadoras alabanzas a Dios y al Cordero. Ven a aquellos que por naturaleza son hijos de ira, convertidos. Los ven colaborando juntamente con Cristo en llevar las almas a Dios. Ven cómo los que estaban en tinieblas se transforman en luces para brillar en medio de la noche moral de esta generación malvada y perversa. Los ven preparados, por una experiencia que reproduce la de Cristo, para sufrir con su Señor, y más tarde para ser participantes con él en su gloria celestial.

Dios tiene una iglesia en la tierra que está elevando en alto su ley pisoteada, y presentando al mundo el Cordero de Dios que quita los pecados de la humanidad. La iglesia es la depositaria del tesoro de las riquezas de la gracia de Cristo, y por medio de ella finalmente se hará manifiesta la revelación postrera y plena del amor de Dios al mundo que ha de ser iluminado con su gloria. La oración de Cristo de que su iglesia fuera una como él y el Padre, finalmente será contestada. La rica dote del Espíritu Santo será dada, y mediante su influencia constante a los hijos de Dios, éstos llegarán a ser testigos en el mundo del poder de Dios para salvar, hay sólo una iglesia en el mundo que en este tiempo está en la brecha, reparando el cerco, reconstruyendo los lugares asolados; y cualquier hombre que llame la atención del mundo y de otras iglesias a esta iglesia, denunciándola como Babilonia, está haciendo una obra que se halla en armonía con aquel que es el acusador de los hermanos. ¿Es posible que haya hombres que surjan de entre nosotros, que hablen cosas perversas, y proclamen los mismos sentimientos que Satanás quiere tener diseminados en el mundo con respecto a los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús? ¿No hay suficiente trabajo para satisfacer vuestro celo en la presentación de la verdad a aquellos que están en las tinieblas del error? Como personas que han sido convertidas en mayordomos de los medios y capacidades, habéis estado invirtiendo mal los bienes de vuestro Señor al diseminar el error. El mundo entero está lleno de odio contra los que proclaman la vigencia de las afirmaciones obligatorias de la ley de Dios, y la iglesia que es leal a Jehová debe empeñarse en un conflicto nada ordinario. "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires". Los que tienen alguna comprensión de lo que significa esta guerra no volverán sus armas contra la iglesia militante, sino que con todo su poder lucharán con el pueblo de Dios contra la confederación del mal.

Los que comienzan a proclamar un mensaje respaldados por su propia responsabilidad individual, quienes, mientras pretenden ser enseñados por Dios, sin embargo se ocupan especialmente en destruir lo que Dios ha estado edificando durante años, no están haciendo la voluntad de Dios. Sépase que estos hombres están del lado del gran engañador. No los creáis. Se están aliando con los enemigos de Dios y de la verdad. Ridiculizarán el orden del ministerio como un sistema de intriga eclesiástica. A partir de este vuelco, no tienen comunión con su mensaje, por mucho que puedan citar los Testimonios para tratar de atrincherarse detrás de ellos. No los recibáis, porque Dios no los ha enviado a hacer esta obra. El resultado de esa labor será incredulidad en los Testimonios, y, hasta donde les sea posible, ellos anularán el efecto de la obra que he estado tratando de hacer durante años.

Casi toda mi vida ha sido dedicada a esta obra, pero mis cargas a menudo se han hecho más pesadas por el surgimiento de hombres que salieron a proclamar un mensaje que Dios no les había dado. Esta clase de malos obreros han escogido porciones de los Testimonios, y las han colocado en la trama del error, a fin de dar influencia a sus falsos testimonios. Cuando se hace manifiesto que su mensaje es un error, entonces los Testimonios, colocados en la compañía del error, participan de la misma condenación; y la gente del mundo, que no sabe que los Testimonios citados son extractos de cartas privadas usados sin mi consentimiento, presentan estos hechos como evidencia de que mi obra no es de Dios o de la verdad, sino una falsía. Aquellos que así desprestigian la obra de Dios tendrán que responder por el trabajo que están haciendo.

UN MINISTERIO DIVINAMENTE SEÑALADO

Dios tiene una iglesia, y ésta tiene un ministerio divinamente señalado. "Y él mismo dio unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la le y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo: Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error: Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo".

El Señor tiene sus agentes señalados, y una iglesia que se ha abierto paso a través de la persecución, el conflicto y las tinieblas. Jesús amó a la iglesia, y se dio a sí mismo por ella, y él la henchirá, la refinará, la ennoblecerá, y la elevará, de manera que permanezca firme en medio de las corruptoras influencias de este mundo. Hombres designados por Dios han sido escogidos para velar con celoso cuidado, con vigilante perseverancia, a fin de que la iglesia no sea derribada por los malvados ardides de Satanás, sino que permanezca firme en el mundo para promover la gloria de Dios entre los hombres. Siempre habrá un furioso conflicto entre la iglesia y el mundo. Una mente se enfrentará con otra mente, un principio con otro principio, la verdad con el error; pero en la crisis que pronto ha de culminar, que ya ha comenzado, los hombres de experiencia han de hacer su obra señalada por Dios, y velar por las almas como quienes han de dar cuenta.

Los que llevan este mensaje de error, denunciando a la iglesia como Babilonia, descuidan la obra que Dios les ha señalado, están en oposición a la organización, y en oposición al sencillo mandato de Dios, pronunciado por Malaquías, de traer todos los diezmos a la tesorería de la casa del Señor, e imaginan que ellos tienen una obra que hacer, a saber, amonestar a quienes Dios ha señalado para hacer progresar su mensaje de verdad. Estos obreros no están añadiendo eficiencia a la causa y al reino de Dios, sino que están empeñados en una obra similar a aquella en la cual se halla empeñado el enemigo de toda justicia. Que estos hombres, que se levantan contra los métodos y los medios ordenados por Dios para hacer progresar su obra en estos días de peligro, abandonen todas sus opiniones antibíblicas concernientes a la naturaleza, la función y el poder de los agentes señalados por el Señor.

Entiendan todos las palabras que escribo ahora. Los que son obreros juntamente con Dios, no son sino sus instrumentos, y ellos en sí mismos no poseen ninguna gracia o santidad naturales. Solamente cuando cooperan con las inteligencias celestiales es cuando tienen éxito. No son sino vasos terrenos, los depositarios a quienes Dios confía el tesoro de su verdad. Pablo puede plantar, y Apolos regar, pero Dios sólo es el que da el crecimiento.

Dios habla por medio de sus agentes señalados, y ningún hombre, o confederación de hombres, ha de insultar al Espíritu de Dios rehusando oír el mensaje de la Palabra de Dios de labios de sus mensajeros designados. Al negarse a dar oídos al mensaje de Dios, los hombres se encierran en una cámara de tinieblas. Privan a sus propias almas de inmensas bendiciones y despojan a Cristo de la gloria que debe recibir, manifestando falta de respeto a los agentes señalados por el Señor.

CUIDAOS DE LOS FALSOS MAESTROS

Dios no es el autor de la confusión, sino de la paz. Pero Satanás es un adversario vigilante, que no duerme, que siempre trabaja en las mentes humanas, buscando un terreno en el cual pueda sembrar sus cizañas. Si le es posible hallar a algunas personas a quienes puede atraer a su servicio, sugerirá ideas y falsas teorías, y los hará celosos para defender el error. La verdad no sólo convierte, sino que obra la purificación del que la recibe. Jesús nos ha amonestado a cuidarnos de los falsos maestros. Desde el comienzo de nuestra obra, reiteradamente se han levantado hombres que defendían teorías que eran nuevas y alarmantes. Pero si los que pretenden creer la verdad fueran a los que han tenido experiencia, si fueran a la Palabra de Dios con un espíritu humilde y susceptible de enseñanza, y examinaran sus teorías a la luz de la verdad y con la ayuda de los hermanos que han sido diligentes estudiosos de la Biblia, y a la vez hicieran súplicas ante Dios, preguntando: ¿Es éste el camino del Señor, o se trata de un falso sendero en el cual Satanás me quiere guiar?, recibirían luz y escaparían de la red del cazador.

Cuídense todos nuestros hermanos y hermanas de cualquier persona que quiera fijar una fecha para que el Señor cumpla su palabra con respecto a su venida, o con respecto a cualquier otra promesa de especial significación que haya hecho. "No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad". Falsos maestros pueden parecer muy celosos por la obra de Dios, e invertir recursos para presentar sus teorías delante del mundo y de la iglesia; pero por cuanto mezclan el error y la verdad, su mensaje es un mensaje de engaño, e inducirá a las almas por senderos falsos. Hemos de hacerles frente y oponernos a ellos, no por que sean hombres malos, sino porque enseñan falsedades y se esfuerzan por colocar sobre la falsedad la estampa de la verdad.

¡Cuán lastimoso es que algunos se esfuercen tanto sólo para descubrir cierta teoría de error, cuando existe todo un depósito de gemas preciosas de verdad por las cuales el pueblo podría enriquecerse en la santísima fe! En lugar de enseñar la verdad permiten que su imaginación se espacie en lo que es nuevo y extraño, y caen en la discrepancia con aquellos a quienes Dios usa para colocar a la gente sobre la plataforma de la verdad. Hacen a un lado todo lo que se ha dicho con respecto a la unidad de sentimiento y de pensamiento, y pisotean la oración de Cristo, como si la unidad por la cual oró no fuera esencial, y no hubiera necesidad de que sus seguidores sean uno como él y el Padre son uno. Se escapan por la tangente, y a semejanza de Jehú, piden a sus hermanos que sigan su ejemplo de celo por el Señor.

Si su celo los indujera a trabajar en el mismo sentido que sus hermanos que han soportado el calor y la carga del día, si fueran tan perseverantes para vencer los desalientos y los obstáculos como han sido sus hermanos, bien podrían ser imitados, y Dios los aceptaría. Pero han de ser condenados los hombres que comienzan con una proclamación de luz maravillosa, y sin embargo se apartan de los agentes a quienes Dios está dirigiendo. Esta fue la forma en que Coré, Datán y Abiram procedieron, y su acción está registrada como una amonestación para todos los demás. No hemos de hacer como hicieron ellos: acusar y condenar a aquellos sobre los cuales Dios ha puesto la carga del trabajo.

Los que han proclamado que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, han hecho uso de los Testimonios para dar a su posición un aparente sostén; pero ¿por qué es que no presentaron aquello que por años ha sido la preocupación de mi mensaje la unidad de la iglesia? ¿Por qué no citaron las palabras del ángel: "Avanzad juntos, avanzad juntos, avanzad juntos"? ¿Por qué no repitieron la amonestación y declararon el principio de que "en la unión hay fuerza y en la división hay debilidad"? Son mensajes como éstos, llevados por ciertos hombres, los que dividen a la iglesia, y nos hacen sentir amedrentados ante los enemigos de la verdad; y en tales mensajes se revela claramente la obra especiosa del gran engañador, que quisiera impedir que la iglesia logre la perfección en la unidad. Estos maestros siguen la chispa de su propia luz, actúan de acuerdo con su propio juicio independiente, y embrollan la verdad con falsas nociones y teorías. Rechazan el consejo de sus hermanos y avanzan por su propio camino hasta que llegan a ser precisamente lo que Satanás quisiera que fueran: desequilibrados mentales.

Amonesto a mis hermanos a precaverse contra la obra de Satanás en todas sus formas. El gran adversario de Dios y del hombre se alegra hoy de que ha tenido éxito en engañar a las almas, distrayendo sus medios y sus capacidades por canales dañinos. Su dinero debió haberse usado para hacer progresar la verdad presente, y en lugar de esto se ha gastado en presentar conceptos que no tienen fundamento en la verdad.

OTRO EJEMPLO

En 1845 un hombre, llamado Curtis, hizo una obra similar en el estado de Massachusetts. Presentó una falsa doctrina, y entretejió en sus teorías frases y selecciones de los Testimonios, y publicó sus teorías en Day Star, y en forma de hoja suelta. Por años estas producciones han llevado su fruto funesto, y han traído oprobio a los Testimonios que, como un conjunto; de ninguna manera sostenían su obra. Mi esposo le escribió y le preguntó qué pretendía al presentar los Testimonios entretejidos con sus propias palabras, para sostener aquello a lo cual nos oponíamos, y le pidió que corrigiera la impresión que su obra había dado. El, lisa y llanamente rehusó hacerlo, diciendo que sus teorías eran la verdad, y que las visiones debían haber corroborado sus puntos de vista, y que virtualmente los sostenían, pero que yo había olvidado de redactar los asuntos que aclaraban sus teorías.

En todo momento, desde el comienzo de la obra se han levantado, uno tras otro, individuos para hacer esta clase de trabajo, y yo he tenido dificultades y he debido incurrir en gastos para contradecir estas falsedades. Han publicado sus teorías, y han engañado a muchas almas, pero quiera Dios guardar las ovejas de su prado.

Insto a los que declaran creer la verdad, a andar en unidad con sus hermanos. No tratéis de dar al mundo ocasión de decir que somos extremistas, que estamos desunidos, que uno enseña una cosa y otro otra. Evitad la disensión. Póngase cada cual en guardia, y trate de ser hallado en la brecha para repararla, en lugar de estar al pie del muro tratando de abrir una brecha. Sean todos cuidadosos de no levantar un alboroto contra el único pueblo que cumple la descripción dada de la iglesia remanente que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús, y que exalta la norma de justicia en estos últimos días.

Dios tiene un pueblo diferente, una iglesia en la tierra, que ocupa el primer lugar, pero superior a todas en sus facilidades para enseñar la verdad, para vindicar la ley de Dios. Dios ha señalado divinamente agentes, es a saber, hombres a quienes él dirige, que han soportado el calor y la carga del día, que están cooperando con los instrumentos divinos para hacer progresar el reino de Cristo en nuestro mundo. Únanse todos con estos agentes escogidos, y sean hallados al fin entre los que tienen la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

LA CARTA

La siguiente es la carta enviada al Hno. S.:

"Napier, Nueva Zelandia, marzo 23 de 1893.

"Querido Hno. S.:

"Le dirijo una pocas líneas. No estoy de acuerdo con la posición que Ud. ha tomado, porque el Señor me mostró que precisamente tales posiciones serían tomadas por aquellos que están en error. Pablo nos ha dado una amonestación en este sentido: 'Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios'.

"Hermano mío, he visto que Ud. pretende que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, y que todos los que se salven deben salir fuera de ella. Ud. no es el único hombre a quien el diablo ha engañado en este asunto. Durante los últimos cuarenta años, un hombre tras otro se ha levantado, pretendiendo que el Señor lo ha enviado con el mismo mensaje; permítame que le diga, como les he dicho a ellos, que este mensaje que Ud. está proclamando es uno de los engaños satánicos destinados a crear confusión entre las iglesias.

"Hermano mío, Ud. está con toda seguridad fuera de la huella. El mensaje del segundo ángel habría de ir a Babilonia [las iglesias] para proclamar su caída, y llamar al pueblo a salir de ella. Este mismo mensaje ha de ser proclamado la segunda vez. 'Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fue alumbrada de su gloria. Y clamó con fortaleza en alta voz, diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia, y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles. Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades'.

"Hermano mío, si Ud. está enseñando que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, está equivocado. Dios no le ha dado ningún mensaje semejante que llevar. Satanás usará a toda mente a la cual logre acceso, inspirando a los hombres a originar falsas teorías o a apartarse por alguna tangente errónea, para poder crear una falsa excitación, y así distraer a las almas del verdadero tema para este tiempo. Presumo que algunos puedan ser engañados por su mensaje, porque estén llenos de curiosidad y deseo de alguna cosa nueva.

"Ciertamente me entristece que Ud. sea engañado de alguna manera por sugestiones del enemigo; porque yo sé que la teoría que Ud. está defendiendo no es verdad. Al adelantar las ideas que Ud. tiene, Ud. se perjudicará mucho a sí mismo y a los demás. No trate de interpretar mal, de torcer y pervertir los Testimonios para sostener cualquier mensaje semejante de error. Muchos han pisado este terreno, y han producido mucho daño. Cada vez que otros han comenzado, llenos de celo, a proclamar este mensaje, reiteradamente se me ha mostrado que no era la verdad.

"Entiendo que Ud. proclama también que no debemos pagar diezmo. Hermano mío, 'quita tus zapatos de tus pies'; porque el lugar donde Ud. está es tierra santa. El Señor ha hablado con respecto al pago de los diezmos. El ha dicho: 'Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde'. Pero aun cuando el Señor pronuncia una bendición sobre los que traen sus diezmos, pronuncia una maldición sobre los que los retienen. Muy recientemente se me ha dado luz directa de parte del Señor sobre este asunto, según la cual muchos adventistas del séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y se me reveló claramente que Malaquías ha declarado el caso tal como es en realidad. Luego entonces, ¿cómo osa algún hombre siquiera pensar en su corazón que una sugestión para retener los diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿Dónde, hermano, se ha descaminado Ud. de la senda? ¡Oh, encamínese de nuevo a la senda recta!

"Estamos cerca del fin, pero si Ud. o algún otro hombre es seducido por el enemigo, e inducido a fijar la fecha de la venida de Cristo, él estará haciendo la misma obra mala que ha producido la ruina de almas que aquellos que han procedido así en lo pasado.

"Si Ud. conduce la carga del Señor, Ud. verá que hay mucho que hacer en la misma línea en que los siervos de Dios están trabajando: en predicar a Cristo y a él crucificado. Pero cualquiera que empiece a proclamar un mensaje para anunciar la hora, el día o el año del aparecimiento de Cristo, ha tomado sobre sí un yugo y está proclamando un mensaje que el Señor nunca le ha dado.

"Dios tiene una iglesia sobre la tierra compuesta por su pueblo escogido, que guarda sus mandamientos. El está dirigiendo, no a vástagos descarriados, no uno aquí y otro allá, sino a un pueblo. La verdad es un poder santificador, pero la iglesia militante no es la iglesia triunfante. Hay cizaña entre el trigo. '¿Quieres, pues, que ... la cojamos?' fue la pregunta del siervo; pero el dueño respondió: 'No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo'. La red del Evangelio recoge no solamente peces buenos, sino también malos, y el Señor solamente sabe quiénes son suyos.

"Nuestro deber individual consiste en andar humildemente con Dios. No hemos de buscar ningún mensaje extraño y nuevo. No hemos de pensar que los escogidos de Dios que están tratando de andar en la luz componen Babilonia. Las denominaciones religiosas caídas son Babilonia. Babilonia ha estado promoviendo doctrinas ponzoñosas, el vino del error. Este vino de error se compone de falsas doctrinas, tales como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los malos, la negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Bethlehem, y el defender y exaltar el primer día de la semana por encima del día santo de Dios. Estos errores y otros similares son presentados al mundo por las diversas iglesias, y así se cumple el pasaje que dice: 'Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación'. Un furor es lo que producen falsas doctrinas, y cuando los reyes y presidentes beben de este vino del furor de su fornicación, resultan movidos por la ira contra aquellos que no estarán de acuerdo con las herejías falsas y satánicas que exaltan el descanso espurio, e inducen a los hombres a pisotear el monumento conmemorativo de Dios.

"Los ángeles caídos que están sobre la tierra forman confederaciones con los hombres malos. En esta era aparecerá el anticristo como si fuera el Cristo verdadero, y entonces la ley de Dios será invalidada en las naciones de nuestro mundo. La rebelión contra la santa ley de Dios estará plenamente madura. Pero el verdadero director de toda esta rebelión es Satanás revestido de un manto de ángel de luz. Los hombres serán engañados y lo exaltarán en lugar de Dios, y lo deificarán a él. Pero la Omnipotencia se interpondrá, se pronunciará la sentencia contra las iglesias apóstatas que se unan para exaltar a Satanás: 'Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará'".

El objeto de la predicación no es solamente transmitir información, no meramente convencer el intelecto. La predicación de la palabra debe dirigirse al intelecto, e impartir conocimiento, pero debe hacer más que esto. Las palabras del ministro deben alcanzar los corazones de los oyentes (Review and Herald, 22 de diciembre de 1904).