Testimonios para los Ministros

Capítulo 9

Obreros Bajo la Dirección de Dios

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Dios, el Obrero Maestro

Los tiempos se hacen más duros, y el dinero es difícil de obtener; pero Dios nos dará ocasión de alcanzar fuentes fuera de nuestro propio pueblo. No puedo ver cómo alguien se oponga a la recepción de donativos de parte de aquellos que no son de nuestra fe. Sólo pueden ellos hacer esto asumiendo puntos de vista extremos, y creando problemas donde no están autorizados a hacerlo. Este es el mundo de Dios, y si Dios puede guiar a los agentes humanos, de tal manera que la tierra que ha estado en poder del enemigo nos sea transferida para que el mensaje sea proclamado en regiones lejanas, ¿bloquearán los hombres el camino con sus nociones estrechas? Tal tipo de espíritu concienzudo es cualquier cosa menos saludable. El Espíritu Santo no induce a los hombres a seguir una conducta tal.

Sean todos cuidadosos acerca de cómo se interponen a sí mismos entre Dios, el gran Obrero Maestro, y su pueblo. Deberíamos ver y reconocer las obras de su providencia, e inclinarnos ante su autoridad. Atienda todo mensajero de Dios a su propia obra específica, y no se apresure a hacer una obra que simplemente tenga las características de su propia sabiduría y planeamiento. Acudan los mensajeros del Señor al propiciatorio, para recibir sabiduría y gracia a fin de conocer a Dios y comprender la forma en que él obra. El conocimiento de Dios les dará mentes bien equilibradas y sano juicio, para que no se muevan en forma impulsiva en este tiempo importante y crítico de la historia de la tierra.

DEBIDA CONSIDERACIÓN

No es la voluntad de Dios que algunos de sus siervos se muevan en forma precipitada y tengan opiniones estrechas. El quiere que esperen pacientemente, y manifiesten debida consideración. Todo movimiento debe ser hecho con juicioso cuidado, y después de mucha oración. Entonces nuestros hermanos tendrán una experiencia más ecuánime y tranquila, y serán capaces de ser de mayor beneficio al pueblo; porque la gloria del Señor será su retaguardia.

Nuestra única seguridad consistirá en buscar constantemente sabiduría de Dios, en ponderar cuidadosamente todo asunto con mucho temor y temblor, no sea que en lugar de llevar a la obra la luz del cielo lleven la debilidad del hombre. Pero el Señor ha prometido dar luz a los que lo buscan con todo el corazón. Si sólo queremos esperar pacientemente y con oración en Dios, y no seguir nuestros propios planes impetuosos, él guiará nuestras decisiones, y abrirá muchas puertas de esperanza y de trabajo.

El gran General de los ejércitos dirigirá todas las batallas libradas por el avance de su causa. El será el guía de sus hijos en los peligrosos conflictos en que tienen que empeñarse, si los subdirigentes y los subpastores realizan su obra asignada, y escuchan la voz que dice: "Este es el camino, andad por él"; "el que me sigue, no andará en tinieblas". ¡Qué gran consuelo debe ser esta promesa para nosotros! Podemos andar en la luz como él está en luz.

Asegúrense perfectamente, los hombres a quienes Dios ha confiado grandes responsabilidades, que están siguiendo a su gran Director, Cristo Jesús, y no se mueven a impulsos de su propio temperamento natural. Estaremos seguros solamente cuando nos consagremos a Dios y miremos a Jesús, anhelando con fervor realizar el plan divino. Los hombres pueden seguir muchos tipos de luz, pero hay solamente una luz que se podrá seguir con seguridad. Aseguraos de que estáis siguiendo a Jesús por dondequiera que va. Nadie corra delante de Cristo, sino que espere la orden: "Sígueme". Desconfíen nuestros dirigentes de su propio consejo, de sus propias imaginaciones ambiciosas. No presuman que las chispas de su propio fuego son la verdadera luz, y después de un tiempo encuentren que, en lugar de seguir la estrella guiadora celestial, están siguiendo a un dirigente inseguro.

DIOS ORDENA SU OBRA

Me aflijo al ver a hombres que tratan de señalar la conducta precisa que deben seguir los misioneros en los países lejanos. Debemos dejar los asuntos más en manos de Aquel a quien profesamos seguir, para que él actúe por medio de sus agentes señalados como lo vea conveniente. No debemos pensar que todas las cosas han de colocarse bajo la jurisdicción de unos pocos hombres finitos, que necesitan mirar constantemente a Dios para obtener sabiduría o de otra manera cometerán graves desatinos. No es el propósito del Señor que todas las cosas estén centralizadas en Battle Creek. El quisiera que los hombres se hicieran a un lado, y no sintieran que la obra de Dios depende totalmente de ellos y que todo problema debiera ser referido a su juicio. Me resulta difícil expresar lo que deseo, pero en el nombre del Señor levanto la señal de peligro. Los hombres responsables deben temer y temblar por sí mismos. No deben sentirse competentes para correr delante de Aquel que ha dicho: "Sígueme". Dios no se agrada de que los hombres en países distantes tengan que esperar antes de aventurarse a tomar una determinación. Debemos creer en el poder del Señor para guiar, porque él tiene el comando de su propia obra. El dará sabiduría y comprensión a sus hombres representativos en todas partes de su gran viña moral. El dice: "No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto". Quiero decirles a mis hermanos de Battle Creek: El Señor no necesita enviar sus órdenes a sus mensajeros que están en todas partes del mundo por medio de Battle Creek. El no ha colocado esta responsabilidad sobre todos los que se arrogan el derecho de decir a los obreros del Señor:, "Haz esto", y "No hagas aquello". Dios es deshonrado cuando los hombres son inducidos a mirar a Battle Creek en un grado tan extenso.

El pueblo de cada país tiene sus propias características peculiares y distintivas, y es necesario que los hombres sean sabios para saber cómo adaptarse a las ideas peculiares del pueblo, e introducir de tal manera la verdad que puedan hacerles bien. Deben ser capaces de comprender sus necesidades y hacerles frente. Surgirán circunstancias que demanden acción inmediata, y será necesario que aquellos que se encuentran precisamente en el campo se hagan cargo del interés, y hagan lo que debe ser hecho bajo la dirección del Espíritu Santo. Si esperaran, en un tiempo de crisis, que viniera de Battle Creek la indicación de lo que deben hacer, perderían mucho. Los hombres que manejan la obra deben ser fieles mayordomos de la gracia de Dios. Deben ser hombres de fe, y deben ser animados a mirar a Dios y a confiar en él.

LA ORGANIZACIÓN DE DIOS

Estudien los obreros de Dios el capítulo sexto de Isaías, y el primero y segundo capítulo de Ezequiel.

La rueda dentro de otra rueda, la semejanza de criaturas vivientes relacionadas con ellas, todo le parecía al profeta intrincado e inexplicable. Pero la mano de la sabiduría infinita se ve entre las ruedas, y el orden perfecto es el resultado de su obra. Cada rueda trabaja en perfecta armonía con cada una de las demás.

Seme ha mostrado que los instrumentos humanos buscan demasiado poder, y tratan de controlar la obra nosotros mismos. Dejan al Señor Dios, el Obrero Poderoso, demasiado fuera de sus métodos y planes, y no le confían todas las cosas con respecto al progreso de la obra. Nadie debe imaginarse que él es capaz de manejar estas cosas que pertenecen al gran YO SOY. Dios en su providencia está preparando un camino para que la obra pueda ser realizada por agentes humanos. Ocupe pues todo hombre su puesto de deber, para hacer su parte para este tiempo, y sepa que Dios es su instructor.

En la toma de Jericó el Señor Dios de los ejércitos era el general de las huestes de Israel. El hizo el plan para la batalla y unió agentes celestiales y humanos para que hicieran una parte en la obra, pero ninguna mano humana tocó los muros de Jericó. Dios dispuso de tal manera el plan que el hombre no pudiera atribuirse ningún crédito a sí mismo por el logro de la victoria. Dios solo debe ser glorificado. Así ocurrirá en la obra en la cual estamos empeñados. La gloria no ha de ser dada a los agentes humanos; el Señor solo ha de ser magnificado. Leed por favor con todo cuidado el tercer capítulo de Ezequiel. Debemos aprender a depender enteramente de Dios, y a recordar siempre que el Señor Dios necesita de todo agente que sostenga la verdad en justicia. Como obreros por Cristo, hemos de estar en pie a la vista de la cruz del Calvario, proclamando al mundo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Hemos de proclamar el mensaje del tercer ángel con nuestras voces humanas, y ha de ir al mundo con poder y gloria.

Cuando los hombres dejen de depender de los hombres, cuando hagan de Dios su eficiencia, se manifestará más confianza mutua. Nuestra fe en Dios es excesivamente débil y nuestra confianza mutua es demasiado exigua.

Cristo, sopló sobre sus discípulos y dijo: "Tomad el Espíritu Santo". Cristo es representado por su Santo Espíritu hoy en día en todas partes de su gran viña moral. El dará la inspiración de su Santo Espíritu a todos lo que tienen un corazón contrito.

Haya más dependencia de la eficiencia del Espíritu Santo, y mucha menos dependencia de los agentes humanos. Lamento decir que por lo menos algunos no han dado evidencia de que han aprendido la lección de la mansedumbre y la humildad en la escuela de Cristo. No permanecen en Cristo, no tienen relación vital con él. No son dirigidos por la sabiduría de Cristo, por la impartición de su Santo Espíritu. Por lo tanto, os pregunto: ¿Cómo podemos considerar que estos hombres son infalibles en su juicio? Pueden estar en puestos de responsabilidad, pero están viviendo lejos de Cristo. No tienen la mente de Cristo, y no aprenden diariamente de él. Sin embargo, en algunos casos se confía en su juicio, y su consejo es considerado como la sabiduría de Dios.

Cuando los agentes humanos escogen la voluntad de Dios, y se conforman al carácter de Cristo, Jesús actúa por medio de los órganos y facultades de ellos. Ponen a un lado todo orgullo egoísta, toda manifestación de superioridad, toda exacción arbitraria, y manifiestan la humildad y la mansedumbre de Cristo. No son ya ellos mismos los que viven y actúan, sino que es Cristo el que vive y actúa por medio de ellos. Entienden las preciosas palabras de la oración del Salvador: "Yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa; y que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también a mí me has amado".

Dios quiere que todo individuo mire menos a lo finito, y dependa menos de los hombres. Tenemos consejeros que manifiestan que tienen un conocimiento de la gracia de Cristo, y no entienden la verdad como es en Jesús. Los que están cooperando con Dios tienen. una opinión humilde de sí mismos. No son jactanciosos, no tienen suficiencia propia, no se exaltan a sí mismos. Son longánimes, bondadosos, llenos de misericordia y buenos frutos. La ambición humana ocupa una posición subordinada en ellos. La justicia de Cristo los precede, y la gloria del Señor es su retaguardia.

COMISIONES DE CONSEJO

Al dar consejos con respecto al progreso de la obra, ningún individuo particular debe tener un poder dominante, una voz por el conjunto, a menos que sea evidente para todos que el consejo dado es el correcto. Todos los métodos y planes han de ser cuidadosamente considerados, de manera que todos comprendan los méritos relativos a cada uno, y decidan cuál será el mejor para ser seguido en la obra misionera que ha de ser hecha en los campos que se abren ante nosotros. Será bueno no solamente considerar los campos a los cuales el deber parece llamarnos, sino las dificultades que han de hallarse. Los comités designados para dar consejo, hasta donde sea posible, deben hacer que el pueblo entienda sus planes, y que el juicio de la iglesia sostenga sus esfuerzos. Muchos de los miembros de la iglesia son prudentes, y tienen muchas otras excelentes cualidades mentales. Es propio que ejerzan su sabiduría, para que otros despierten con respecto a las grandes cuestiones que deben ser consideradas. Muchos pueden despertar al hecho de que deben tener una comprensión más profunda de la obra de Dios.

Algunos están convencidos de que están muy atrasados en su conocimiento del mensaje, pero Dios ayudará a los que lo busquen fervientemente para alcanzar sabiduría. Nadie que busque su misericordia lo hará en vano. Debemos buscar fervientemente sabiduría de arriba, y darnos cuenta de que nuestra alma perece por falta de la Palabra de vida, y de que el reino de Cristo ha de ser extendido. Hombres y mujeres de mentes nobles aún han de ser añadidos al número de aquellos de quienes se dice: "No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; ... para que vayáis y llevéis fruto".

COMO OBTENER LOS FONDOS NECESARIOS

Desde el comienzo de nuestra obra misionera, nos hemos sentido muy perplejos por saber cómo podríamos conseguir los fondos adecuados para sostener las empresas misioneras en los campos que la providencia ha abierto ante nosotros. La obra misionera ha de ser ampliamente extendida, y los que creen la verdad deben evitar usar sus medios para comprar lo que es innecesario. No hemos de estudiar nuestra conveniencia sino más bien nuevas necesidades. Tendremos que ceñirnos a nuestras necesidades a fin de que haya medios en la tesorería para elevar la norma de la verdad en nuevos territorios.

Buscad a Dios; creed en Aquel que tiene recursos infinitos. Si obramos sabiamente, colocando nuestra capacidad en la obra, la buena mano de Dios será sobre nosotros. Debemos hacer avanzar la obra, sin esperar que haya fondos en la tesorería antes que la emprendamos. No permita Dios que cuando su providencia nos llama a entrar en los campos blancos para la siega, nuestros pasos sean retardados por el clamor: "Nuestra tesorería está exhausta. No tenemos medios para sostener a los obreros que ya están en el campo, y es imposible ampliar nuestras operaciones".

Agradecemos a Dios de que nuestras escuelas sabáticas han contribuido lo suficiente para hacer avanzar más de una empresa preciosa. Los niños y los jóvenes han dado sus centavos, que como riachuelos han formado una corriente de beneficencia. Los niños deben ser educados de tal manera que realicen actos abnegados, que el cielo se regocijará de ver. Cuando el rocío de la juventud está sobre ellos, ha de enseñarse a los niños cómo hacer servicio para Cristo. Debe enseñárselas la abnegación.

Los campos cercanos y lejanos pertenecen a Dios; pues el mundo es suyo. Los usurpadores han tomado posesión de la propiedad terrenal de Dios, pero él abrirá un camino de manera que la verdad sea presentada en los oscuros rincones de la tierra. Si los hombres solamente siguieran la dirección del Espíritu Santo hallarían formas y medios por los cuales el mensaje avanzaría y lograría una gloriosa victoria.

SEA CRISTO SEÑALADO A LAS ALMAS

Los siervos de Dios que viven en obediencia a sus requerimientos, que hablan la verdad con humildad, ejercerán una influencia que obrará la salvación de muchas almas. Pero no debemos permitir que la gente dependa irremediablemente de nosotros. Somos humanos y finitos. Debemos encaminarlos a Cristo, diciendo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Jesús defiende el caso de sus colaboradores, pero en todo momento deben sentir humilde dependencia del Capitán de su salvación, y por medio de la intercesión de Cristo nuestro abogado, muchas almas serán salvadas para la vida eterna. El Señor ha hecho provisión para el descenso del Espíritu Santo sobre sus obreros, y todos los que sinceramente busquen a Dios lo hallarán. Hemos de acudir confiadamente al trono de la gracia, y buscar el banco de la misericordia. Hemos de creer que el Señor escucha y responde nuestras plegarias. Nuestro gran Sumo Sacerdote, quien ha pasado al cielo, dice: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre". El Espíritu Santo mora con los obreros consagrados que en cualquier localidad están tratando de hacer progresar la causa.

EL CREAR OPOSICION INNECESARIA

Ruego por causa de Cristo que no permitáis que salgan de vuestros labios expresiones apresuradas o ásperas, que no uséis un lenguaje extravagante, que no expreséis nada que tenga sabor de crítica, porque todo esto es humano. Cristo no tiene parte en ello. Sean cuidadosos los escritores ligeros de cómo usan su pluma, no sea que parezcan ridiculizar la posición de creyentes o no creyentes. Nuestra única seguridad la hallaremos al conservar el espíritu humilde de Cristo, y al hacer derechos pasos a nuestros pies, para que lo cojo no salga fuera del camino. La mansedumbre y la humildad de Cristo deben tomar posesión del alma.

Satanás está ejerciendo su poder para presentar engaños magistrales, de manera que logre que ocurra lo que no está de acuerdo con la voluntad de Dios. No den ocasión aquellos que creen la verdad, a que nuestros enemigos afirmen la oposición, y den pie a una falsa presentación que los hombres usarían para oponerse al avance de la verdad. Por causa de Cristo, realice cada obrero esfuerzos que anulen los asertos de Satanás, y no se empeñe en nada que Dios no pidió de sus manos. Bajo la dirección del General del cielo hemos de trabajar de acuerdo con la voluntad de Dios, y el éxito coronará nuestros esfuerzos. Dad a Dios una oportunidad de trabajar, y dejad que los hombres hagan lo que él desea que realicen para hacer progresar su verdad. El problema de la libertad religiosa es muy importante, y debe ser manejado con gran sabiduría y discreción. A menos que se haga esto, hay peligro de que por nuestra propia conducta traigamos sobre nosotros mismos una crisis antes de estar preparados para ella. La carga de nuestro mensaje debe ser "los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". Debe pedirse a nuestros hermanos que tengan cuidado de no hacer movimientos que despierten o provoquen a los poderes existentes, de no tomar determinaciones que limiten la obra, y nos impidan proclamar el mensaje en diferentes localidades.

Necesitamos más de la obra del Infinito y mucho menos confianza en los agentes humanos. Hemos de preparar a un pueblo para estar en pie en el día de la preparación de Dios; hemos de llamar la atención de los hombres a la cruz del Calvario, para explicarles la razón por la cual Cristo realizó su gran sacrificio. Hemos de mostrar a los hombres que es posible para nosotros volver a su lealtad a Dios y a la obediencia a sus mandamientos. Cuando el pecador mira a Cristo como la propiciación hecha por sus pecados, háganse a un lado los hombres. Declárenle al pecador que Cristo "es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo". Anímeselo a buscar sabiduría de Dios; pues por medio de la oración ferviente aprenderá el camino del Señor más perfectamente que si fuera instruido por algún consejero humano. Verá que fue la transgresión de la ley lo que causó la muerte del Hijo del Dios infinito, y odiará los pecados que hirieron a Jesús. Al mirar a Cristo como un compasivo y tierno Sumo Pontífice, su corazón será preservado en la contrición.

Humildad

Cuando aquel que es un colaborador con Cristo trata de impresionar la verdad en el corazón del pecador con humildad y amor, la voz del amor habla por medio del instrumento humano. Las inteligencias celestiales trabajan junto con un agente humano consagrado, y el Espíritu actúa en el alma del no creyente. La capacidad de creer viene de Dios al corazón, y el pecador acepta la evidencia de la Palabra de Dios. Es transformado por medio de la influencia llena de gracia del Espíritu Santo, y llega a ser uno con Cristo en espíritu y propósito. Sus afectos por Dios aumentan, tiene hambre de justicia, y anhela ser más semejante a su Maestro. Al contemplar a Cristo, es transformado de gloria en gloria, de carácter en carácter, y se hace más y más semejante a Jesús. Es imbuido con el amor de Cristo, y llenado de un profundo e inquieto amor por las almas que perecen, y dentro de él es formado Cristo, la esperanza de gloria. "Mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre".

Leed por favor el segundo y el tercer capítulo de Filipenses, y el primer capítulo de Colosenses. Hay lecciones allí que todos nosotros debiéramos estudiar. Pablo escribe: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros; no mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús; el cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios; sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre.... Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo; reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano". "Soy hecho ministro, según la dispensación de Dios que me fue dada en orden a vosotros, para que cumpla la palabra de Dios; a saber, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas ahora ha sido manifestado a sus santos; a los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria; el cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús".

EVITAD LA PROVOCACIÓN

Nuestros obreros deben usar la mayor sabiduría, de manera que no se diga nada para provocar los ejércitos de Satanás y para incitar su unida confederación del mal. Cristo no osó presentar una acusación vehemente contra el príncipe del mal, y ¿es propio que nosotros traigamos tal acusación que ponga en operación los agentes del mal, las confederaciones de hombres que están aliados con los malos espíritus? Cristo fue el Hijo unigénito del Dios infinito, él era el Comandante en las cortes celestiales, y sin embargo se abstuvo de presentar acusación contra Satanás. Hablando acerca de Jesús, Isaías dice: "Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro; y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz".

Consideren, aquellos que hablan y escriben concerniente al mensaje del tercer ángel, el hecho de que el Príncipe de la Paz no presentó una acusación vehemente contra el enemigo, y aprendan la lección que debían haber aprendido mucho antes de su experiencia. Deberían llevar el yugo de Cristo, practicar la humildad de Jesús. El gran Maestro dice: "Aprended de mí [no soy jactancioso, escondo mi gloria], que soy manso y humilde de corazón". Al aprender de mi, "hallaréis descanso para vuestras almas". Hagan nuestros misioneros una obra tal que conduzca a la clase de arrepentimiento de la cual no se necesite arrepentimiento. Necesitamos aprender mucho más de la mansedumbre de Cristo a fin de ser un sabor de vida para vida.

Nadie abra el camino para que el enemigo haga esta obra. Nadie lo ayude a que haga avanzar sus poderes opresores, porque todavía no estamos preparados para hacerle frente. Necesitamos la influencia suavizadora, subyugante, refinadora del Espíritu Santo, que modele nuestro carácter, y que traiga todo pensamiento en cautiverio a Cristo. Es el Espíritu Santo lo que nos capacita para vencer, quien nos ayuda a sentarnos a los pies de Cristo, como hizo María, y aprender su mansedumbre y humildad de corazón.

Necesitamos ser santificados por el Espíritu Santo en toda hora del día, para que no seamos entrampados por el enemigo, y nuestras almas sean puestas en peligro. Tenemos la tentación constante de exaltar el yo, y debemos estar en guardia en gran manera contra este mal. Debemos vigilar continuamente para que no manifestemos un espíritu dominante, de crítica y de condenación. Debemos tratar de evitar la misma apariencia del mal, y no revelar nada semejante a los atributos de Satanás, que desanime y desaliente a aquellos con quienes nos relacionamos. Hemos de trabajar como lo hizo Cristo: planear, edificar, no derribar. Es natural para algunos ser incisivos y dictatoriales, enseñorearse sobre la herencia de Dios; y debido a la manifestación de estos atributos, almas preciosas se han perdido para la causa. La razón por la cual los hombres han manifestado esta característica desagradable es que no han estado vinculados con Dios.

EL TRATO CON LAS ALMAS PRECIOSAS

Los que ocupan posiciones importantes, los que son puestos en relación con almas por las cuales Cristo ha muerto, deben adjudicar a los hombres el valor que Dios les ha atribuido, y considerarlos como preciosos. Pero muchos han tratado la compra hecha por la sangre de Cristo en forma áspera, según la disposición de los hombres, en lugar de hacerlo según la mente y el espíritu de Cristo. Acerca de sus discípulos Cristo dice: "Todos vosotros sois hermanos". Siempre deberíamos recordar la relación que sostenemos el uno con el otro, y tener en mente el hecho de que, ante el trono de juicio de Cristo, hemos de encontrarnos con aquellos con quienes nos asociamos aquí. Dios será el juez, y él tratará justamente con cada individuo.

Juan dice: "Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras". Considere cada uno de los que profesan el nombre de Cristo que debe hacer frente a cada acto de injusticia, dar cuenta de toda palabra áspera, ante el trono de juicio de Cristo. No será agradable pasar revista a las palabras que se han hablado y que han herido y lastimado a las almas, a las decisiones que han obrado contra las almas por las cuales Cristo murió. Toda acción vendrá a juicio, y el espíritu que la impulsó se hará manifiesto. El fruto de toda exacción egoísta y arbitraria se hará claro, y los hombres verán los resultados de sus hechos como lo ve Dios. Verán que han apartado a almas preciosas del camino recto tratando con ellas de una manera no cristiana. Vivimos en el gran día de la expiación, y es tiempo ahora de que cada uno se arrepienta ante Dios, confiese sus pecados, y por una fe viva descanse en los méritos de un Salvador crucificado y viviente.

Mis hermanos y hermanas, ¿tendréis en cuenta que al tratar con la herencia de Dios no habéis de ejercitar vuestras características naturales? El pueblo de Dios es la posesión comprada por Cristo, ¡y qué precio ha pagado por ello! ¿Será hallado alguno de nosotros ayudando al enemigo de Dios y de los hombres en la tarea de desanimar y destruir a las almas? ¿Cuál será la retribución que cargaremos sobre nosotros si hacemos esta clase de obra? Cada uno de nosotros debe eliminar de su conversación todo lo que sea áspero y severo. No debemos complacernos en la condenación de otros, y no lo haremos si somos uno con Cristo. Hemos de representar a Cristo en nuestra forma de tratar con nuestros semejantes. Hemos de ser obreros juntamente con Dios para ayudar a los que son tentados. No hemos de animar a las almas a sembrar semillas de duda, pues ellas producirán una cosecha funesta. Hemos de aprender de Cristo, practicar sus métodos, revelar su espíritu. Se nos pide: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Debemos educarnos a nosotros mismos a creer en la Palabra de Dios que se está cumpliendo en forma tan admirable y gloriosa. Si tenemos la plena seguridad de la fe, no nos permitiremos dudar de nuestros hermanos y hermanas.

EL CARACTER DE CRISTO

Tenemos el privilegio de ver a Jesús como él es, de conocerlo como alguien que está lleno de compasión, cortesía y divina amabilidad. El es bueno y misericordioso, y perdonará nuestros pecados. De él se escribe: "Por lo cual, deba ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados".

Debemos albergar amor y gratitud, debemos mirar a Jesús y ser transformados a su imagen. El resultado de esto será un aumento de la confianza, de la esperanza, de la paciencia y del valor. Estaremos bebiendo del agua de la vida de la cual habló Cristo a la mujer de Samaria. El dijo: "Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva. . . . Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna". Esta agua representa la vida de Cristo, y toda alma debe tenerla entablando una relación viva con Dios. Por lo tanto la confianza bendita, humilde, agradecida, será un principio permanente en el alma. El temor incrédulo será eliminado ante la fe viva. Contemplaremos el carácter de Aquel que nos amó primero.

Por la contemplación del amor incomparable de Dios, tomamos sobre nosotros su naturaleza. Cristo fue un representante, ante los hombres y ante los ángeles, del carácter del Dios del cielo. Demostró el hecho de que cuando la humanidad depende totalmente de Dios, los hombres pueden guardar los mandamientos del Señor y vivir, y su ley puede ser como la niña del ojo.

Los que buscan el camino de la vida no necesitan ser ricos, no necesitan ser sabios, eruditos u honorables; sin embargo Dios despertará sus percepciones de manera que entiendan lo que deben entender para ser salvos. La luz del cielo brilla sobre la tierra desde el trono de Dios, y Cristo dice: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo". Su invitación llena de gracia se dirige a todo el género humano, y los que responden a ella hallarán vida y salvación. Pedro escribe: "Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud; por las cuales nos so dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia".

Calma y Consideración

14 de enero de 1894.

El Señor ha de obrar pronto con gran poder entre nosotros, pero hay peligro de permitir que nuestros impulsos nos lleven a donde el Señor no quiere que vayamos. No debemos dar un solo paso que luego necesitemos desandar. Hemos de avanzar solemnemente, con prudencia, y no hacer uso de expresiones extravagantes o permitir que nuestros sentimientos estén sobreexcitados. Debemos pensar con calma y actuar sin excitación; porque habrá personas que se acaloren con facilidad, que utilicen expresiones descuidadas y empleen palabras extremas para crear excitación, actuando así precisamente en contra de la obra que Dios quiere realizar. Hay una clase de personas que está siempre; lista a escaparse, por alguna tangente, que desea captar alguna cosa extraña, maravillosa y nueva; pero Dios quiere que todos se muevan con calma, en forma considerada, eligiendo nuestras palabras de acuerdo con la sólida verdad para este tiempo, lo cual requiere que éstas sean presentadas a la mente libres de todo lo que sea emocional, hasta donde sea posible, aunque tengan la intensidad y la solemnidad que es propio que tengan. Debemos precavemos contra, los extremos, y guardamos de animar a aquellos que, aun quisieran estar en el fuego o en el agua.

Os ruego que eliminéis de vuestra enseñanza toda expresión extravagante, todo lo que las mentes faltas de equilibrio y las personas carentes de experiencia quieren utilizar, y a base de las cuales quieren realizar movimientos alborotados e inmaduros. Es necesario que ejerzáis cuidado en toda declaración que hagáis, para no inducir a algunos a seguir una falsa huella, y producir una confusión que exija mucho trabajo doloroso para arreglar, desviando de esta manera, la fuerza y el trabajo de los obreros a actividades que no es el propósito de Dios que realicen. Una sola veta fanática exhibida entre nosotros cerrará muchas puertas contra los más sanos principios de la verdad.

¡Oh, cuán cuidadoso debe ser cada obrero de no precipitarse delante del Maestro, sino seguir el camino que él abre! ¡Cómo regocijaría a los enemigos de nuestra fe el echar mano de alguna declaración hecha por nuestros hermanos que deba ser retractada! Hemos de movernos en forma discreta, cuerda, porque en esto consiste nuestra fuerza; pues entonces Dios obrará con nosotros, y por nosotros, y en nuestro favor. . . . Oh, ¡cómo se alegraría Satanás de introducirse entre nuestro pueblo y desorganizar la obra en un tiempo cuando la organización cabal es esencia y será el mayor poder para mantener alejados, los surgimiento espurios y para refutar las pretensiones no fundamentadas en la Palabra de Dios! Necesitamos sostener las líneas en forma pareja, para que no haya ruptura en el sistema de regulación ,y orden. De esta manera n se dará permiso a elementos desordenados para dominar la obra en este tiempo. Vivimos en un tiempo cuando el orden, el sistema y la unidad en la acción son de lo más esencial. Y la verdad debe unirnos firmemente como fuertes cuerdas para que no se presencie ningún esfuerzo alocado entre los obreros. Si aparecen manifestaciones desordenadas, debemos tener claro discernimiento para distinguir lo espurio de lo genuino.

No se proclame ningún mensaje antes de que este haya tenido un cuidadoso escrutinio en toda jota y tilde.

EVITAD LOS ASUNTOS SECUNDARIOS

Mi alma está muy cargada, porque sé lo que nos espera. Todo engaño concebible será traído sobre los que no tengan una relación cotidiana y viviente con Dios. En nuestra obra no debe presentarse ningún asunto secundario, a menos que las ideas pertinentes hayan recibido un cuidadoso examen, y que pueda asegurarse en qué fuente se han originado. Los ángeles de Satanás son sabios para hacer el mal, y ellos crearán lo que algunos pretenderán que es luz avanzada, lo proclamarán como algo maravilloso sin embargo, aun cuando en algunos respectos el mensaje es verdad, estará mezclado con invenciones de hombres y enseñará como doctrinas mandamientos de hombres. Si alguna vez hubo un tiempo cuando debimos velar y orar con verdadero fervor, es ahora. Puede haber cosas presumibles, que aparezcan como buenas, y sin embargo necesitan ser cuidadosamente consideradas con mucha oración, porque son medios engañosos que usa el enemigo para inducir a las almas por una senda que corre tan cerca del camino la verdad , que, apenas se podrá distinguir de la senda que conduce a la santidad y al cielo. Pero el ojo, de la le puede discernir que lleva una dirección divergente del camino recto, aun cuando sea en forma imperceptible. Al principio puede pensarse que es positivamente recta, pero después de un tiempo se ve que es ampliamente divergente de la senda de la seguridad, del camino que guía a la santidad y al cielo. Hermanos míos, os amonesto a que hagáis derechos pasos para vuestros pies, no sea que lo cojo salga fuera del camino.

Revoloteando Sobre las Iglesias

Cooranbong, Australia, 1 de septiembre de 1895

Querido Hno. y Hna.--:

El Hno.-- me presentó los planes para ciertas reuniones que debían realizarse durante semanas en diferentes lugares entre los que conocen ,la verdad. Indudablemente algunos que han venido a la fe en forma reciente serían beneficiados, pero yo sé que Ud. no está en el camino recto. Algunos de los que se congreguen indudablemente, fortalecerán su fe y serán confirmados; pero, esta obra no lleva el mensaje de amonestación a los que todavía están en las tinieblas y el error, que no conocen la verdad. El tiempo pasa, los peligros de los últimos días están sobre nosotros; ¿y cuántos nos dirán en el último gran día, cuando cada hombre reciba según sus obras: ¿por qué no nos habéis amonestado? No nos habéis dicho las cosas que debíamos saber.

Cristo dice: "No he venido a llamar a los justo sino a los: pecadores". Salgan nuestros ministros con el peso del solemne mensaje de amonestación. Cuando las personas han tenido todas las ventajas para obtener un conocimiento dé la verdad, ¿cómo se harán planes para impedir que nuestros obreros hagan la obra de salvar a las almas que están en las tinieblas del error? El tiempo es corto. Sea dado en forma clara y distinta el mensaje de amonestación. El Señor viene a ejecutar juicio sobre los que no obedecen el Evangelio.

Enoc en sus días hizo resonar la, proclama de la de Cristo y de la ejecución del juicio sobre, los injustos; y hoy vemos el cumplimiento de la profecía de Enoc concerniente a la gran maldad que había de abundar. Pero éstos que tienen la luz son precisamente aquellos a quienes Dios ha comisionado para hacer constantemente una guerra agresiva. Cuando se haga la pregunta: "Guarda, ¿qué de la noche?" ha de oirse en respuesta el mensaje: "La mañana viene, y después la noche".

La influencia de la verdad está demasiado restringida. Sean constreñidos los hombres que conocen la verdad a comunicarla a los que están en las tinieblas. Muchos están satisfechos con una visión de la verdad, pero no han avanzado para ocupar su lugar a fin de comunicar lo que han recibido. Dios ha permitido que los hombres sintieran el poder de la verdad, pero no están todos ellos haciendo la obra que les fue señalada, de buscar y salvar lo que se ha perdido. Cada uno ha de ceñirse la armadura, y ha de prepararse para conquistar a otros para la obediencia a la ley de Dios. Veo que hay mucho que se da a aquellos que ya tienen; estas maravillosas reuniones en favor de los que desean tener más fuerza están privando al mundo precisamente de la obra que debe ser hecha. Nuestros pastores debieran ahora estar trabajando por la salvación de los perdidos. Las semanas invertidas en reuniones para capacitar al hombre para el trabajo, sería mejor, mucho mejor que fueran empleadas en ir por los caminos y los vallados con la proclamación: "Venid que ya está todo aparejado".

MAS LUZ A LOS QUE LA USAN

Los que obedecen la luz que tienen, recibirán iluminación de lo alto; pues los mensajeros celestiales están esperando para cooperar con los hombres para amonestar a un mundo engañado y pecaminoso. Cuando el pueblo de Dios se empeñe en esta obra con verdadera aflicción de alma, se manifestará un cambio decidido en las ciudades y los pueblos. Esto de revolotear en torno a las iglesias para mantenerlas afianzadas las hace más dependientes del esfuerzo humano. Aprenden a confiarse en la experiencia de sus semejantes y no dependen de Dios para su eficiencia.

Es tiempo de que las ciudades y los pueblos por donde quiera estén oyendo la solemne nota de amonestación: "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá". Preparaos para que seáis hallados por él en paz.

Os ruego a vosotros a quienes Dios ha favorecido con un conocimiento de la verdad: Id a trabajar; hay obra, que hacer por doquiera. Los campos están blancos para la siega. Se necesitan precisamente ahora, sembradores y cosechadores. El tiempo que dedicáis a impartir constantemente a aquellos que entienden el mensaje de amonestación, no rendirá ni siquiera, una décima parte de la fuerza que ellos recibirían al hacerse cargo de la obra de comunicar vida para salvar a las almas que perecen. Los ángeles están esperando para bendecir a los obreros consagrado. La parábola de la oveja perdida debe ser una lección para cada alma que ha sido rescatada de la trampa de Satanás. No hemos del revolotear sobre las noventa y nueve, sino que hemos de ir a salvar a los perdidos, cazándolos en los desiertos de las grandes ciudades y pueblos. En esta obra los obreros, serán inducidos a sentir su debilidad, y huirán a la fortaleza. La presencia divina estará con ellos, para darles fuerza y valor, fe y esperanza. Los obreros de corazón sincero serán colaboradores con Dios.

Las amonestaciones que Cristo dio, a Jerusalén no habían de terminar con sus habitantes. Los Juicios sobre Jerusalén eran un símbolos de los acontecimientos relativos a la venida de Cristo al juicio, en el día final, cuando ante él sean juntadas todas las naciones. "Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro"

UNA OBRA PARA TODO VERDADERO DISCÍPULO

Todo verdadero seguidor de Cristo tiene una obra que realizar. Dios ha dado a todo hombre su obra. Unos pocos están señalando ahora el rollo de la profecía que se cumple, rápidamente, y están proclamando el mensaje: Preparaos, prestad obediencia a Dios guardando sus mandamientos. Este no es un tiempo para que los mensajeros de Dios se detengan revoloteando sobre aquellos que conocen la verdad, y que tienen todas las ventajas. Vayan ellos a levantar el estandarte y dar la amonestación: "He aquí, el esposo viene; salid a recibirle". Muchos de los que oyen el mensaje -el mayor número- no dan crédito a la solemne amonestación. Muchos serán hallados desleales a los mandamientos de Dios, que son una prueba del carácter. Los siervos de Dios serán llamados entusiastas. Los ministros aconsejarán al pueblo a no escucharlos. Noé recibió el mismo trato cuando el Espíritu de Dios lo impulsaba a dar el mensaje, ora fuera que los hombres lo oyeran o lo olvidaran. Venga cuando viniere, el advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros que dicen: "Paz y seguridad"; "todas las cosas permanecen así como, desde el principio". Así dice la Palabra de la inspiración: "Vendrá sobre ellos destrucción de repente".

El día de Dios vendrá como una trampa sobre los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Viene como el ladrón que merodea. "Si el padre de la familia supiese a cuál vela el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa". La vigilancia habitual es nuestra única seguridad. Debemos estar siempre, listos, y ese día no nos sorprenderá como un ladrón.

Considere cada uno de los que ama a Dios que ahora, mientras es de día, es tiempo, no de trabajar entre las ovejas que ya están en el redil, sino de salir a buscar a los perdidos y a los que perecen. Estos necesitan tener ayuda especial para hacerlos volver al redil. Es ahora tiempo de que los descuidados despierten de su sueño. Es ahora tiempo de rogar a las almas que no solamente escuchen la Palabra de Dios sino que si demora obtengan el aceite en las vasijas, de sus lámparas. El aceite es la justicia de Cristo.

Representa el carácter, y el carácter no es transferible. Ningún hombre puede obtenerlo por otro. Cada uno debe lograr para sí un carácter purificado de toda mancha de pecado.

El Señor viene con poder y grande gloria. Su obra entonces consistirá en hacer una gran separación, entre los justos y los impíos. Pero el aceite no puede en ese momento ser transferido a las vasijas de aquellos que no lo tienen. Entonces se cumplirán las palabras de Cristo: "Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado". Los justos y los impíos han de asociarse en la obra de la vida. Pero el Señor lee el carácter; él discierne a los que son hijos obedientes, a los que respetan y aman sus mandamientos.

LA CIZAÑA Y EL TRIGO

Quien observa puede no discernir ninguna diferencia; pero hay Uno que dijo que la cizaña no había de ser arrancada por manos humanas para que no fuera desarraigado también el trigo. Permitid que crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces el Señor envía a sus segadores a juntar la cizaña y atarla en manojos para quemar, mientras el trigo es juntado en el alfolí celestial. El tiempo del juicio es un periodo muy solemne, cuando el Señor reúne a los suyos de entre la cizaña. Los que han sido miembros de la misma familia están separados. Se ha colocado una señal sobre los justos. "Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que yo tengo de hacer; y perdonarélos como el hombre que perdona, a su hijo que le sirve". Los que han sido obedientes a los mandamientos de Dios se unirán con el grupo de los santos en luz; ellos entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. El uno será tomado. Su nombre estará en el libro de la vida, mientras otros con los cuales él se asoció tendrán la señal de la eterna separación de Dios.

La cizaña y el trigo están ahora mezclados, pero entonces la única mano que puede separarlos dará a cada uno su verdadera posición. Los que han tenido la luz de la verdad, y han escuchado el mensaje de amonestación, la invitación a la cena de bodas -el agricultor, el comerciante, el abogado, los falsos pastores que han calmado las convicciones del pueblo, los infieles centinelas que no han hecho resonar la advertencia o no han conocido la vela de la noche- todos los que han rehusado obedecer las leyes del reino de Dios, no tendrán derecho allí. Los que han buscado una excusa para evitar la cruz de la separación del mundo, serán atrapados por la red junto con el mundo. Se mezclaron con la cizaña por su propia elección. Lo similar atrajo a lo similar a la transgresión. Es una terrible asimilación.

Los hombres escogieron hacer causa con el primer rebelde, que tentó a Adán y Eva en el Edén para desobedecer a Dios . La cizaña se multiplica, porque ellos siembran cizaña, y tienen su parte con la raíz de todo pecado: el diablo.

Sobre los que guardan los mandamientos de Dios se pronuncia esta bendición: "Bienaventurado a los que guardan sus mandamientos, para que su potencia ala sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas de la ciudad. Son "linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido"; para que puedan mostrar las alabanzas de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Los obedientes son denominados justos; son atraídos al santo magneto, Cristo Jesús; lo santo atrae a lo santo. El que es injusto continuará siendo injusto. El carácter no podrá entonces ser transformado. El aceite de la gracia no puede ser prestado por uno a otro, ni tendrán tiempo las vírgenes fatuas para ira comprar aceite, para ellas mismas . Los justos son aquellos que guardan los mandamientos de Dios, y estarán para siempre separado de los desobedientes e injustos que han pisoteado la ley de Dios. El oro puro y la escoria no continuarán mezclándose.

¿QUIEN ES EL SIERVO FIEL Y PRUDENTE?

"¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia?" ¿Podemos nosotros contestar? ¿Soy yo el mayordomo fiel al sagrado cometido que se me confió? A cada persona se le da una responsabilidad individual. Los atalayas tienen su obra específica: es la de discernir el acercamiento del peligro y hacer resonar la nota de advertencia. Los soldados de la cruz de Cristo han de tener oídos aguzados para escuchar. En su puesto de responsabilidad han de dar a la trompeta un sonido certero para que cada uno se ciña la armadura para la acción. ¿Que obra estamos haciendo nosotros individualmente para el Maestro? ¿Quién está revelando la verdad ante aquellos que se hallan en las tinieblas del error? ¿Quién está sosteniendo las palabras de vida? Los enemigos de Cristo son muchos, los cuales aunque pretenden ser justos, no tienen la justicia de Cristo. Se disfrazan de ángeles de luz, pero son ministros de pecado. Este hecho debe ser suficiente para conmover a toda alma e inducirla a la acción. ¿Quiénes son los fieles mayordomos de la gracia de Cristo? ¿Quién está haciendo una división sabía del trabajo, llamando al servicio activo a toda alma que tiene un conocimiento inteligente de la verdad, y dando a cada uno una obra que hacer?.

Las avanzadas han de ser guardadas. Ha de haber hombres para sostener el fuerte, mientras las fuerzas que avanzan se empeñan en la guerra activa. A cada uno le es dada su obra. No hemos de repetir las palabras de los que se encuentran en el error, sino que hemos de inculcar ideas de verdad.

Nuestra obra es beneficiar a nuestros semejantes. No hemos de recorrer la huella de los opositores de la verdad, sino que hemos de hacer resonar el mensaje del tercer ángel, que vuela por en medio del cielo proclamando la nota de advertencia, los mandamientos de Dios, y el testimonio de Jesucristo.

Los que son elementos inactivos tendrán ahora sobre ellos la inscripción. "Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto". Conocieron la voluntad de su Señor, pero no la hicieron. Tuvieron la luz de la verdad, dispusieron de todas las ventajas, pero escogieron sus propios intereses egoístas, y serán dejados con aquellos a quienes no intentaron salvar. "Y si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor se tarda en venir; y comenzare a herir a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos; vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes".

Considerad fervientemente estas palabras. No diga nadie: "Eso no me atañe; soy un cristiano". ¿Quién dice tal cosa, tú mismo o el que lee el corazón? El mayordomo infiel tenía solemnes responsabilidades que le habían sido confiadas; ante el mundo él aparece como un siervo de Cristo; pero ¡oh! ¡cuán deplorable para él mismo, y para todos los que se relacionaron con él! ¡Es un mal siervo! Está poniendo en peligro los bienes de su señor. Está enseñando a las almas a pisotear la santa ley de Dios. El llama a Cristo "mi Señor". Sin embargo dice: "Mi Señor se tarda en venir". No dice que Cristo no vendrá; no se mofa de la idea de su segunda venida; sino que dice al pueblo que su venida está demorada. Está quitando de la mente de los demás la convicción de que el Señor viene pronto. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y descuidada.

Así bajan la guardia y se hacen eco de las palabras del vigía infiel; aun otros se hacen cargo de ellas y del mal espíritu, y los hombres son confirmados en su mundanalidad y su estupor. Su conducta es descendente, no ascendente; no miran el día del Señor y se apresuran hacia él. Las pasiones mundanas, los pensamientos corruptos toman posesión de la mente.

El siervo malo hiere a sus consiervos que están tratando de hacer la voluntad de su Señor. Come y bebe con los borrachos que tienen una mente carnal, a pesar de su profesión de cristianismo. Están opuestos a Cristo y a la obra que él vino a realizar en nuestro mundo; a Cristo que había de vivir la ley de Dios en la humanidad, y ser un ejemplo para todos los humanos. Cristo estaba rodeado por sus discípulos, y una vasta congregación escuchaba sus palabras cuando dijo: "Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día". "Así que el que piensa estar firme, mire no caiga".

Para un estudio adicional: Testimonies, tomo 2, págs.151,340; tomo 3, págs. 203,210,406;

Obreros Evangélicos, págs. 333-338,110-103.