Testimonios para los Ministros

Capítulo 14

Exhortaciones a la Verdad y la Lealtad

[Flash Player]

"Todos Vosotros Sois Hermanos"

8 de marzo de 1895.

Debo hablar a mis hermanos de cerca y de lejos. No puedo guardar silencio. No están actuando a base de principios correctos. Los que ocupan puestos de responsabilidad no deben creer que su posición de importancia los hace hombres de juicio infalible.

Todas las obras de los hombres están bajo la jurisdicción del Señor. Será completamente seguro que los hombres consideren que hay conocimiento con el Altísimo. Los que confían en Dios y en su sabiduría, y no en sí mismos, andan por sendas seguras. Nunca sentirán que están autorizados a poner bozal al buey que trilla el grano; y cuán ofensivo es que los hombres gobiernen al agente humano que trabaja en sociedad con Dios, y a quien el Señor Jesús ha invitado: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".

"Porque nosotros, coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios sois, edificio de Dios sois".

El Señor no ha puesto a ninguno de sus agentes humanos bajo el dictado y el control de aquellos que son ellos mismos mortales capaces de errar. No ha colocado sobre los hombres el poder de decir: Ud. hará esto, y Ud. no hará aquello. Pero hay un poder ejercido en Battle Creek que Dios no ha dado, y él juzgará a los que asumen esta autoridad. Ellos tienen algo del mismo espíritu que indujo a Uza a poner su mano sobre el arca para sostenerla, como si Dios no fuera capaz de cuidar de sus símbolos sagrados. Debe ejercerse mucho menos del poder y de la autoridad del hombre para gobernar los agentes humanos de Dios. Hermanos, permitid que Dios gobierne.

LA OBRA PARA ESTE TIEMPO

La gran obra para este tiempo exige que los hombres vayan por doquiera, lejos y cerca, por los caminos y los vallados, a difundir la luz, presentando las palabras de vida. ¿Ha colocado Dios sobre un solo hombre o sobre un consejo de hombres la responsabilidad de tomar esta obra en sus manos, como si los obreros, que son propiedad del Señor, hubieran de estar bajo su control?

Los asuntos relacionados con la obra de Dios en cualquiera de los ramos, necesitan a hombres que estén trabajando en armonía con Dios; pues puede lograrse en la obra poder y éxito solamente por medio de la cooperación de lo humano con lo divino. Sin la mejor evidencia de que uno comprende las cosas celestiales y eternas, no debe ser autorizado a ministrar en asuntos que se relacionan con la obra y que conciernen a la salvación de las almas por quienes Cristo ha muerto. Las manos y los cerebros no santificados han tenido ya demasiado poder confiado a ellos, y se han tomado determinaciones muy faltas de sabiduría, que no están de acuerdo con la voluntad y los caminos de Dios.

Ningún hombre es un juez adecuado del deber de otro hombre. El hombre es responsable ante Dios; y cuándo los hombres finitos y errantes se atribuyen la jurisdicción de sus semejantes, como si el Señor los comisionara a hacer y deshacer, todo el cielo se llena de indignación. Se establecen extraños principios con respecto al control de las mentes y a las obras de los hombres, por parte de jueces humanos, como si estos hombres finitos fueran dioses.

¿Y qué ocurre con algunos que están llevando estas sagradas responsabilidades? Los hombres que no tienen una disposición espiritual, que no están consagrados a Dios, no tienen ninguna comisión que realizar, ninguna autoridad que ejercer, con respecto a los deseos o las acciones de sus semejantes. Pero a menos que los hombres estén diariamente en comunión con Dios, en lugar de buscarlo a él con todo su corazón para obtener una capacitación para la obra, asumirán el poder de dictadores sobre la conciencia de otros. Un sentido de la presencia divina pasmaría y subyugaría el alma, pero éstos carecen de este sentido. Sin el amor de Dios que arda en el alma, el amor a los hombres se enfría. Los corazones no son tocados frente a los lamentos humanos. El egoísmo ha dejado su impronta profanadora sobre la vida y el carácter, y algunos nunca pierden esta imagen e inscripción. ¿Ha de confiarse la conducción de la causa de Dios a tales manos? ¿Han de ser las almas por quienes Cristo murió manejadas a voluntad por hombres que han rechazado la luz que les fue dada del cielo? Debemos temer las leyes hechas por los hombres, y los planes y métodos que no están de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios concerniente a la relación del hombre con sus semejantes. "Todos vosotros sois hermanos".

EL ESTADO ACTUAL DE COSAS DEBE CAMBIAR

El estado actual de cosas debe cambiar o de otra manera la ira de Dios caerá sobre sus instrumentos que no están actuando según las instrucciones de Cristo. ¿Os ha dado Dios a alguno de vosotros el encargo de mandar despóticamente su herencia? Esta clase de obra se ha estado haciendo por años. Dios lo ve todo, y él se ha desagradado con esto. Cuando los hombres se colocan entre Dios y sus agentes humanos, deshonran a Dios, y perjudican a las almas que necesitan verdadero ánimo y simpatía y amor. Me siento constreñida a exhortar a nuestros obreros. Cualquiera sea vuestra posición, no dependáis de los hombres, ni hagáis de la carne vuestro brazo.

Me siento constreñida por el Espíritu de Dios a deciros a vosotros los que estáis relacionados con la obra del Señor: Nunca olvidéis que dependéis completamente de Dios; y si pasáis una hora o un momento sin depender de su gracia, sin conservar el corazón abierto para recibir la sabiduría que no es de la tierra, estando seguros de que sin Cristo no podéis hacer nada, os veréis incapacitados para distinguir entre el fuego común y el fuego sagrado. Palabras de un carácter completamente prohibido saldrán de vuestros labios para destruir la esperanza y el valor y la fe. Así está escrito en los libros del cielo: Tus palabras no han sido inspiradas por Dios, sino por el enemigo que hirió a Cristo en la persona de su posesión adquirida. Almas de un valor infinito fueron tratadas en forma indiferente, desviadas, dejadas para luchar bajo la tentación, y forzadas a estar en el campo de batalla de Satanás.

Los profesos amigos de Job eran consoladores miserables, que hicieron su caso más amargo e insoportable, y Job no era culpable como ellos lo suponían. Los que están bajo el dolor y la angustia de su propia conducta errónea, mientras Satanás está tratando de inducirles a la desesperación, son precisamente aquellos que necesitan la máxima ayuda. La intensa agonía del alma que ha sido vencida por Satanás, y que se siente vencida e indefensa: ¡cuán poco es comprendida por aquellos que deben ir al encuentro del que yerra con tierna compasión!

La más lamentable es la condición del que sufre bajo remordimiento; es como una persona aturdida, que se tambalea, humillada en el polvo. Y muchos que se creen justos, llegan a ser consoladores exasperantes; tratan rudamente con estas almas. Al manifestar su dureza de corazón mientras ofenden y oprimen, están haciendo la misma obra que Satanás se deleita en realizar. El alma probada y tentada no puede ver nada claro. La mente está confundida; no sabe qué pasos tomar. ¡Oh, no permitáis que sea hablada ninguna palabra para producirles mayor dolor!

COMO TRATAR CON LOS QUE YERRAN

Nuestro Salvador dijo: "Cualquiera que escandalizare a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en lo profundo de la mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo! .... Mirad, no tengáis en poco a algunos de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había descarriado? Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños".

"No he venido - dijo Cristo -, a llamar a los justos [a vosotros que no sentís necesidad de arrepentimiento], sino a los pecadores". Los que son obreros juntamente con Dios trabajarán en las líneas de Cristo. Hay más de un alma pobre que es mal entendida, inapreciada, llena de angustia y agonía: una oveja perdida y errante. Su mente está entenebrecido, no puede encontrar a Dios, y, casi desesperada, la incredulidad toma posesión de ella. Sin embargo tiene un deseo intenso y anhelante por el perdón y la paz.

Al seros abierto este cuadro, puede hacerse la pregunta: ¿No hay algún cristiano al cual puede ir una persona tal para encontrar alivio? Esta pregunta Dios la contesta: "Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido". Un fariseísmo frío, de corazón duro, ha tomado posesión de muchos de los profesos seguidores de Cristo, y el amor de Jesús está muerto.

"Y escribe al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre que vives, y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Aquí el problema está resuelto. Las personas que aquí se describen han tenido la luz que los habría inducido a realizar obras completamente diferentes, si hubieran seguido la luz, y habrían fortalecido las cosas que quedaban y que estaban por morir. La luz que brillaba en sus propios corazones cuando Jesús habló a sus almas, diciendo: "Tus pecados te son perdonados", debían haberla mantenido viva ayudando a los que necesitaban auxilio.

Se especifica claramente la obra que ha de ser hecha.- "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti". Muchos han oído y recibido la Palabra de vida, y han sido poderosamente conmovidos por la verdad, pero han permitido que sus almas se volvieran frías, su le oscura, por su justicia propia, por su espíritu de creerse importantes, por el orgullo debido a la posesión de un conocimiento de la verdad que dejan de practicar. La verdad que no se pone en práctica, pierde su poder. El corazón es cerrado a su divina influencia, y los que debieron ser obreros para Cristo están ociosos, y las almas a quienes debieran ayudar son dejadas en el desaliento, en las tinieblas y en la desesperación.

AYUDAD A LAS ALMAS QUE SE HUNDEN

Hay almas que están hambrientas de simpatía, hambrientas del pan de vida; pero no tienen confianza de dar a conocer su gran necesidad. Los que llevan las responsabilidades en relación con la obra de Dios deben entender que se encuentran bajo la más solemne obligación de ayudar a estas almas; y estarían preparados para ayudarlas, si ellos mismos hubieran retenido la influencia suave y subyugaste del amor de Cristo. ¿Van a ellos por ayuda estas pobres almas que están a punto de morir? No; lo hicieron hasta que no pudieron tener ninguna esperanza de ayuda de ese origen. No ven una mano extendida para ayudar.

El asunto me fue presentado de esta manera: Un hombre que se ahogaba, y que luchaba en vano con las olas, descubre un bote, y con las últimas fuerzas que le quedaban tiene éxito en alcanzarlo, y se ase de su costado. En su debilidad no puede hablar, pero la agonía pintada en su rostro despierta piedad en cualquier corazón tocado de humana ternura. ¿Pero extenderán sus manos para levantarlo los ocupantes del bote? ¡No! El cielo entero observa mientras rechazan las débiles manos que se aferran al bote, y un semejante que sufre se hunde entre las olas, para no surgir más. Esta escena se ha realizado muchas veces Ha sido presenciada por Uno que dio su vida por el rescate de tales almas. El Señor ha extendido su propia mano para salvar. El mismo Señor ha hecho la obra que ha dejado al hombre para que hiciera, en la revelación de la piedad y la compasión de Cristo hacia los pecadores. Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros: como os he amado, que también os améis los unos a los otros". El Calvario nos revela a cada uno de nosotros las profundidades de ese amor.

Hay almas que en sus tinieblas, llenas de remordimientos y dolor y angustia, todavía sienten que Dios es justo y bueno. El Señor mantiene viva la llama de la esperanza en sus corazones. La pobre alma entenebrecida piensa: Si solamente pudiera aparecer ante Dios, y rogarle por mi caso, él tendría piedad por causa de Cristo, y este horrible temor y agonía sería aliviado. El ha tratado de hablar a los hombres, y ha sido rudamente rechazado, reprobado, vilipendiado por sus supuestos amigos. A veces las reprensiones amontonadas sobre su cabeza han destruido completamente la última chispa de esperanza. El alma consciente, de intenciones sinceras y honradas, halla que tiene menos que temer de Dios que de los hombres que tienen corazones de acero. El alma atribulada con agonía humana se aparta de los falsos juicios y la condenación de los hombres que no pueden leer el corazón, y que sin embargo han tomado sobre sí el juicio de sus semejantes. Se vuelve a Uno en el cual no hay una sombra de error, Uno que conoce todos los impulsos del corazón, que está familiarizado con todas las circunstancias de la tentación. Dios conoce todo hecho de la vida pasada, y sin embargo en consideración de todo esto, el alma atribulada está lista para confiar su causa a Dios, sabiendo que es un Dios de misericordia y compasión.

CAIGAMOS EN LAS MANOS DE DIOS

Cuando a David se le pidió que eligiera el castigo por su pecado, él dijo: "Ruego que caiga en la mano de Jehová, porque sus miseraciones son muchas, y que no caiga yo en manos de hombres". El creía que Dios conocía la lucha y la angustia del alma. Cuando uno puede captar un reflejo del carácter de Dios, no ve en él el espíritu despiadado y vindicativo manifestado por los agentes humanos. Ve que la aflicción y la prueba son los medios señalados por Dios para disciplinar a sus hijos, y enseñarles su camino, para que echen mano de su gracia. "¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? el que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios". Cuando el pobre extraviado es conducido al río del amor de Dios, exclama: Cuando él me haya probado, saldré como oro purificado. El alma que sufre es hecha paciente, digna de confianza, triunfante en Dios bajo las circunstancias adversas.

"Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados". "Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro". "Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo".

Cuando el hombre finito y capaz de errar da evidencia de que se considera como de mayor importancia que Dios mismo, cuando se cree justo, y sin embargo no manifiesta la ternura de espíritu que caracterizó la vida de nuestro Señor Jesús, podemos saber que a menos que se arrepienta, el candelero será quitado de su lugar. Todo el cielo está sorprendido por la terrible indiferencia de los agentes humanos. Hombres que son ellos mismos tentados y que caen en el pecado, y necesitan perdón, están sin embargo llenos de suficiencia propia, y son insensibles hacia un hermano que es entrampado por el enemigo, y cuya necesidad y peligro debiera despertar nuestra cristiana simpatía y esfuerzo para establecer sus pies sobre la roca sólida.

UN ENGAÑO FATAL

Este es el más terrible y fatal de los engaños en que puede caer la mente humana. Debido a que los hombres están en puestos de confianza, relacionados con la obra de Dios, se exaltan en su propia estima, y no disciernen que otras almas, tan preciosas a la vista de Dios como la suya propia, son descuidadas, y tratadas con tosquedad, maltratadas y heridas, y abandonadas para morir.

El poder convertidor de Dios debe dominar a los hombres que manejan las cosas sagradas, y sin embargo son incapaces, por alguna causa mejor conocida por Dios, de distinguir entre el fuego sagrado encendido por Dios y el fuego extraño que ellos ofrecen. El fuego extraño es tan deshonroso para Dios como el que presentaran Nadab y Abiú. El fuego sagrado del amor de Dios hará que los hombres sean tiernos y bondadosos y llenos de simpatía hacia los que están en el peligro. Los que se permiten usar palabras agudas, dominantes, están en realidad diciendo: Yo soy más santo que tú. ¿No ves tú mi posición exaltada?

Pero la posición no hace al hombre. Es la integridad del carácter, el espíritu de Cristo, lo que lo hace agradecido, abnegado, sin parcialidad y sin hipocresía: es esto lo que tiene valor para Dios. A aquellos cuya vida está escondida con Cristo en Dios, el Señor les dice: "He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros".

Para todos los que ocupan puestos de responsabilidad tengo un mensaje hablado por la boca del Señor: El capítulo 55 de Isaías. Estudiad este capítulo, y no permitáis que ningún ser humano considere que está por encima de sus colaboradores en la causa, porque mayores responsabilidades están implicadas en su ramo de trabajo. Si él es como Daniel, que busca el poder que viene sólo de Dios, para representarse, no a sí mismo, ni sus imperfecciones en prácticas egoístas y fraudulentas, sino la verdad en la justicia, no poseerá ningún vestigio de orgullo o importancia propia, sino que estará dominado por el espíritu de sabiduría de Dios.

EL FUEGO SAGRADO Y EL EXTRAÑO

Representará el carácter sagrado de la obra, magnificará la verdad, y siempre presentará delante de los hombres y de los ángeles el perfume santo del carácter de Cristo. Este es el fuego sagrado encendido por Dios. Cualquier cosa fuera de esto es fuego extraño, que Dios aborrece, y tanto más ofensivo cuanto mayores sean las responsabilidades envueltas en la posición del obrero.

Tengo un mensaje de Dios para los pecadores en Sión, aquellos a los cuales Cristo se dirigió: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios". Necesitáis ofrecer siempre el fuego sagrado; pues entonces las obras de Cristo, su amor, su misericordia, su justicia, ascenderán delante de Dios, como una nube de fragante y santo incienso, plenamente aceptables.

Pero el fuego extraño ha sido ofrecido en el empleo de palabras rudas, en la importancia propia, la exaltación del yo, en la justicia propia, en la autoridad arbitraria, en el espíritu dominante, en la opresión, en la restricción de la libertad del pueblo de Dios, atando a los hijos de Dios con planes y reglas que Dios no ha dictado, ni han surgido en su mente. Todas estas cosas son fuego extraño, no reconocido por Dios, y son una permanente representación falsa de su carácter.

Tengo un mensaje para vosotros: "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié".

"Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida; y el que se apartó del mal, fue puesto en presa: y viólo Jehová, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su brazo, y afirmóle su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de loriga, con capacete de salud en su cabeza: y vistióse de vestido de venganza por vestidura, y cubrióse de celo como de manto.... Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria- porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él".

"No Tendrás Dioses Ajenos Delante de Mí"

Granville, Australia, septiembre de 1895.

No encuentro descanso de espíritu. Una escena tras otra me es presentada en símbolos, y no hallo descanso hasta que comienzo a escribir el asunto. En el centro de la obra las cosas están modeladas de tal suerte que toda nueva institución sigue la misma conducta. Y la Asociación General en sí misma está corrompiéndose con falsos sentimientos y principios. En la elaboración de planes, se manifiestan los mismos principios que han gobernado las cosas en Battle Creek durante un buen tiempo.

Se me ha mostrado que la nación judía no llegó repentinamente a su condición de pensamiento y práctica. De generación en generación estaban actuando a base de falsas teorías, llevando a cabo principios opuestos a la verdad, y combinando con su religión pensamientos y planes que eran el producto de mentes humanas. Las invenciones humanas eran hechas supremas.

Los santos principios que Dios ha dado son presentados como fuego sagrado, pero se ha usado fuego común en lugar del sagrado. Planes contrarios a la verdad y a la justicia son introducidos de una manera sutil con la disculpa de que esto debía hacerse, y que debía hacerse, "porque es para alabanza de la causa de Dios". Pero son planes humanos que llevan a la opresión, a la injusticia y a la maldad. La causa de Dios está libre de toda mancha de injusticia. No puede obtener ninguna ventaja despojando a los miembros de la familia de Dios de su individualidad o sus derechos. Todas estas prácticas son aborrecidas por Dios. El no inspira prácticas tales como las que se han utilizado por parte de nuestros concilios con respecto a la publicación de libros.

El Señor no acepta tales transacciones; la prosperidad no acompañará estas determinaciones. Los hombres relacionados con la obra de Dios han estado tratando injustamente, y es tiempo de detenerse. Traten los hombres con los hombres de acuerdo con los principios de los Diez Mandamientos, y no ignoren estos principios en las transacciones comerciales. Se han aceptado falsas proposiciones como verdad y justicia, y entonces todo se maneja de una manera tal como para llevar a la ejecución estas proposiciones, que no están de acuerdo con la voluntad de Dios, sino que son una falsa representación de su carácter.

El Dios grande y santo y misericordioso nunca estará en liga con prácticas deshonestas; ni un solo toque de injusticia será defendido por él. Los hombres se han aprovechado de aquellos a quienes suponían que estaban bajo su jurisdicción. Estaban decididos a que los Individuos se conformaran a sus términos; querían gobernar o arruinar. No habrá cambio material hasta que se haga un decidido movimiento para producir un orden de cosas diferente.

No se adopte ningún plan en ninguna de nuestras instituciones que ate la mente o el talento al control del juicio humano; porque esto no está de acuerdo con el plan de Dios. Dios ha dado a los hombres talentos de influencia que le pertenecen a él solo, y no puede inferirse un deshonor más grande a Dios que el que los agentes finitos coloquen los talentos de otros hombres bajo su absoluto control, aun cuando los beneficios de los mismos sean usados para la ventaja de la causa. En tales arreglos la mente de un hombre es gobernada por la mente de otro hombre, y el agente humano es separado de Dios, y expuesto a la tentación. Los métodos de Satanás tienden a un solo fin: a hacer que los hombres sean esclavos de los hombres. Y cuando esto se logra, el resultado es confusión y desconfianza, celos y malas sospechas. Una conducta semejante destruye la fe en Dios, y en los principios que han de regir, que han de purgar de engaño y de toda especie de egoísmo e hipocresía.

EL PODER DESPÓTICO

El poder despótico que se ha desarrollado, como si la posición hubiera convertido a los hombres en dioses, me hace temer, y debe producir temor. Es un maldición dondequiera que se lo ejerza y quienquiera que lo ponga en práctica Este manejo despótico de la heredad de Dios creará tal disgusto de la jurisdicción del hombre que resultará un estado de insubordinación. La gente está descubriendo que a los hombres que están en altas posiciones de responsabilidad no puede confiárselas la tarea de modelar y dar forma a las mentes y caracteres de otros hombres. El resultado será una pérdida de la confianza aun en el manejo de hombres fieles. Pero el Señor hará surgir obreros que se den cuenta de su propia nulidad sin la ayuda especial de Dios.

Siglo tras siglo, Jesús ha estado entregando sus bienes a su iglesia. En el tiempo del primer advenimiento de Cristo a nuestro mundo, los hombres que componían el Sanedrín ejercían su autoridad para controlar a los hombres de acuerdo con su voluntad. Así las almas por quienes Cristo había dado su vid para librarlas de la esclavitud de Satanás eran colocadas de otra manera bajo su servidumbre.

¿Nos damos cuenta individualmente de nuestra verdadera posición, de que como siervos contratados por Dios no hemos de vender nuestra mayordomía? Somos responsables individualmente ante el universo celestial, de administrar el cometido que Dios nos ha confiado. Nuestros propios corazones han de ser conmovidos. Nuestras manos han de tener algo que impartir de las entradas que Dios nos confía. Los más humildes de nosotros pueden ser agentes para Dios, que usen sus dones para la gloria de su nombre. El que mejora sus talentos hasta el máximo de su capacidad puede presentar a Cristo su ofrenda como un don consagrado que será como un fragante incienso delante de él. Es el deber de cada uno velar porque sus talentos logren ganancia como un don que debe devolver, habiendo hecho lo mejor de que es capaz para acrecentarlo.

El espíritu de dominio se extiende a los presidentes de nuestras asociaciones. Si un hombre confía en sus propias facultades y trata de ejercer dominio sobre sus hermanos, sintiendo que está investido de autoridad para hacer de su voluntad el poder dominante, la mejor conducta y la única es cambiarlo, para que no se haga un gran daño, y pierda su propia alma, y ponga en peligro el alma de otros. "Todos vosotros sois hermanos". Esta disposición a dominar sobre la herencia de Dios causará una reacción a menos que estos hombres cambien su conducta. Los que están en autoridad deben manifestar el espíritu de Cristo. Deben tratar como él trataría con cada caso que requiera atención. Deben andar cargados del Espíritu Santo. La posición de un hombre no lo hace una jota o un tilde mayor a la vista de Dios; es el carácter solo lo que Dios avalúa.

La bondad, la misericordia, el amor de Dios, fueron proclamados por Cristo a Moisés. Este era el carácter de Dios. Cuando los hombres que profesan servir a Dios ignoran el carácter paternal del Señor, y se apartan del honor y la justicia al tratar con sus semejantes, Satanás se alegra, porque él les inspiró estos atributos. Están siguiendo en las huellas del romanismo.

EN LAS HUELLAS DEL ROMANISMO

Aquellos a quienes se pide que representen los atributos del carácter del Padre, se salen de la plataforma bíblica y en su propio juicio humano inventan reglas y resoluciones para forzar la voluntad de otros. Los proyectos para forzar a los hombres a seguir las prescripciones de otros hombres están estableciendo un orden de cosas que pasa por alto la simpatía y la tierna compasión, y ciega los ojos a la misericordia, la justicia y el amor de Dios. La influencia moral y la responsabilidad personal son pisoteadas bajo los pies.

La justicia de Cristo por la fe ha sido ignorada por algunos; porque es contraria a su espíritu, y a toda la experiencia de su vida. Mandar, regir, ha sido su procedimiento. Satanás ha tenido una oportunidad de ser representado. Cuando uno que profesa ser un representante de Cristo se empeña en un trato incisivo, y en obligar a los hombres a ir a lugares duros, quienes resultan así oprimidos, o bien quebrantarán toda cadena de opresión, o serán inducidos a considerar a Dios como un señor duro. Albergan sentimientos duros contra Dios, y el alma es enajenada de él tal como Satanás planeó que ocurriera.

Esta dureza de corazón de parte de hombres que pretenden creer la verdad, Satanás la carga a la influencia de la verdad misma, y así los hombres llegan a disgustarse con la verdad y se apartan de ella. Por esta razón ningún hombre debe tener una relación de responsabilidad con nuestras instituciones si piensa que no es asunto importante que él tenga un corazón de carne o un corazón de acero.

Los hombres creen que están representando la justicia de Dios, pero no representan su ternura y el gran amor con el cual nos ha amado. La invención humana, que se origina en los planes engañosos de Satanás, aparece lo suficientemente justa a los ojos cegados de los hombres, porque es inherente a su naturaleza. Una mentira, creída, practicada, llega a ser verdad para ellos. Así se realiza el propósito que tienen los agentes satánicos, es a saber, que los hombres lleguen a estas conclusiones por la obra de sus propias mentes inventivas.

¿Pero cómo caen los hombres en tal error? Comenzando con falsas premisas, y luego tratando de que todas las cosas prueben que el error es verdad. En algunos casos los primeros principios tienen una medida de verdad entretejida con el error, pero no inducen a ninguna acción justa, y ésta es la razón por la cual los hombres son mal encaminados. A fin de reinar y convertirse en un poder, emplean métodos de Satanás para justificar sus propios principios. Se exaltan a sí mismos como hombres de juicio superior, y se han presentado como representantes de Dios. Son falsos dioses.

¿Bajo Cuál Estandarte?

24 de septiembre.

Todo lo que hay en nuestro mundo se halla en agitación. Los acontecimientos futuros arrojan sus sombras con anticipación. Las señales de los tiempos son ciertamente ominosas. No hay seguridad en nada que sea humano o terreno. Los vientos son retenidos por los cuatro ángeles; un momento de respiro nos ha sido dado generosamente por Dios. Toda facultad que nos sea confiada por Dios, ora sea física, mental o moral, ha de ser utilizada en forma sagrada para hacer la obra que se nos ha asignado en favor de nuestros semejantes que perecen en su ignorancia. La amonestación es a seguir adelante a todas partes del mundo. No debe haber demora.

Rápidamente están los hombres alistándose bajo la bandera que han escogido, esperando impacientes y aguardando los movimientos de sus dirigentes. Hay personas que están vigilando y aguardando y trabajando por el aparecimiento de nuestro Señor; mientras que la otra parte sigue con rapidez la corriente bajo el generalato del primer gran apóstata. Ellos buscan a un Dios en la humanidad, y Satanás personifica a aquel a quien buscan. Multitudes serán tan engañadas por su rechazo de la verdad, que aceptarán la falsificación. La humanidad es aclamada como Dios.

Uno ha venido de los atrios celestiales para representar a Dios en forma humana. El Hijo de Dios fue hecho hombre, y vivió entre nosotros. "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron. . . . Aquél era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios".

Hay solamente dos partes. Satanás obra con su poder avieso y engañoso, y valiéndose de poderosos engaños entrampa a todos los que no permanecen en la verdad, que han apartado sus oídos de la verdad, y se han vuelto a las fábulas. Satanás mismo no permaneció en la verdad; él es el misterio de iniquidad. Por medio de su sutileza da a sus errores destructores del alma la apariencia de verdad. Aquí yace su poder para engañar. Es debido a que falsifican la verdad por lo que el espiritismo, la teosofía, y otros engaños similares obtienen tal poder sobre la mente de los hombres. Aquí está la actuación maestra de Satanás. Pretende ser el salvador del hombre, el benefactor de la raza humana, y así seduce más rápidamente a sus víctimas llevándolas a la destrucción.

Somos amonestados en la Palabra de Dios a mantener una vigilancia alerta como precio de nuestra seguridad. Sólo en el camino derecho de la verdad y la justicia podemos nosotros escapar al poder del tentador. Pero el mundo es entrampado. La habilidad satánica se ejerce ideando planes y métodos sin cuento para realizar sus propósitos. La simulación ha llegado a ser un arte bella para él, y actúa a la semejanza de un ángel de luz. Sólo el ojo de Dios discierne sus planes para contaminar el mundo con principios falsos y ruinosos que externamente llevan la apariencia de la bondad genuina. Trabaja para restringir la libertad religiosa, y para sumir al mundo religioso en una especie de esclavitud. Las organizaciones, las instituciones, a menos que sean guardadas por el poder de Dios, trabajarán bajo el dictado de Satanás para colocar a los hombres bajo el control de los hombres; y el fraude y el engaño tendrán la semejanza del celo por la verdad y por el progreso del reino de Dios. Cualquier cosa que en nuestras prácticas no sea abierto como el día, pertenece a los métodos del príncipe del mal. Sus métodos son practicados aun entre los adventistas del séptimo día, que pretenden tener la verdad avanzada.

Si los hombres rechazan las advertencias que el Señor les envía, llegan a ser aun cabezas en las malas prácticas; tales hombres se arrogan el ejercicio de las prerrogativas de Dios: tienen la presunción de hacer aquello que Dios mismo no hará para tratar de controlar las mentes de los hombres. Introducen sus propios métodos y planes, y en base a sus falsos conceptos de Dios debilitan la fe de otros en la verdad, y colocan falsos principios que actuarán como levadura para mancillar y corromper nuestras instituciones e iglesias. Todo lo que rebaja la concepción que el hombre tiene de la justicia y la equidad y el juicio imparcial, todo plan o precepto que coloca a los agentes humanos de Dios bajo el control de mentes humanas, perjudica su fe en Dios; separa al alma de Dios, porque desvía de la senda de la estricta integridad y justicia.

Dios no vindicará ningún medio por el cual el hombre quiera en el más mínimo sentido regir y oprimir a sus semejantes. La única esperanza para los hombres caídos consiste en mirar a Jesús, y recibirlo como el único Salvador. Tan pronto como el hombre comienza a hacer una regla de hierro para otros hombres, tan pronto como comienza a regir y a guiar a los hombres según su propia mente, deshonra a Dios, pone en peligro su propia alma y las almas de sus semejantes. El hombre pecaminoso puede hallar esperanza y justicia solamente en Dios; y ningún ser humano sigue siendo justo después de que deje de tener fe en Dios y mantenga una vital conexión con él. Una flor del campo debe tener su raíz en el suelo; debe tener el aire, el rocío, la lluvia y el sol. Florecerá solamente al recibir estas ventajas, y todas son de Dios. Así también los hombres. Recibimos de Dios lo que sostiene la vida del alma. Se nos amonesta a no confiar en el hombre, ni hacer de la carne nuestro brazo. Se pronuncia una maldición sobre todos los que lo hacen.

JESUS Y NICODEMO

Nicodemo buscó una entrevista con Jesús de noche, diciéndole: "Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él". Todo esto era verdad, hasta este punto; pero ¿qué dijo Jesús? "Díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios". Aquí había un hombre que desempeñaba un alto puesto de confianza, un hombre a quien se lo miraba como a alguien educado en las costumbres de los judíos, uno cuya mente era una reserva de sabiduría. Estaba por cierto en posesión de talentos nada ordinarios. No quería ir a Jesús de día, porque esto hubiera sido objeto de observaciones. Habría sido demasiado humillante para un príncipe de los judíos manifestar simpatía por el despreciado Nazareno. Nicodemo piensa: Me cercioraré de la misión y de las pretensiones de este Maestro, si él realmente es la luz para iluminar a los gentiles y la gloria de Israel.

Jesús virtualmente le dice a Nicodemo: No es la controversia lo que te ayudará: no son los argumentos los que traerán luz al alma. Debes tener un nuevo corazón, o de otra manera no puedes discernir el reino de los cielos. No hay una evidencia mayor que te coloque en una posición correcta, que la de tener nuevos propósitos, nuevas fuentes para la acción. Debes nacer de nuevo. Antes que este cambio ocurra, y haga todas las cosas nuevas, las más poderosas evidencias que puedan presentarse serán sin efecto. La necesidad yace en tu propio corazón; todas las cosas deben ser cambiadas, o de otra forma no podrás ver el reino de Dios.

Esta fue una declaración muy humillante para Nicodemo, y con un sentimiento de irritación él toma las palabras de Cristo y dice: "¿Cómo puede el, hombre nacer siendo viejo?" No tenía suficiente disposición espiritual para discernir el significado de las palabras de Cristo. Pero el Salvador no hizo frente a los argumentos con argumentos. Extendiendo su mano con solemne y tranquila dignidad, insiste en la aplicación individual de la verdad con mayor seguridad: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Nicodemo le dijo: "¿Cómo puede esto hacerse?"

Algunos fulgores de la verdad estaban penetrando en la mente del príncipe. Las palabras de Cristo lo llenaron de pavor, y lo indujeron a preguntar: "¿Cómo puede esto hacerse?" Con profundo fervor Jesús le respondió: "¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto?" Sus palabras transmiten a Nicodemo la lección de que, en lugar de sentirse irritado ante la declaración sencilla de la verdad, y permitirse ironías, debía tener una opinión mucho más humilde de sí mismo, debido a su ignorancia espiritual. Sin embargo las palabras de Cristo fueron habladas con tan solemne dignidad, y tanto la mirada como el tono expresaron tal ferviente amor hacia él, que no se ofendió al darse cuenta de su humillante posición.

Seguramente que alguien a quien se le habían confiado los intereses religiosos de la gente no debía ser ignorante de una verdad cuya comprensión era tan importante, como condición de entrada en el reino de los cielos. "De cierto, de cierto te digo- continuó Jesús-, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?"

LA LECCIÓN ES PARA NOSOTROS HOY

La lección que Jesús le presentó a Nicodemo yo la presento como altamente aplicable a los que hoy en día están en posiciones de responsabilidad como príncipes en Israel, y cuyas voces se oyen a menudo en los concilios dando evidencia del mismo espíritu que poseía Nicodemo. ¿Tendrá la lección dada al príncipe de los dirigentes la misma influencia sobre el corazón y la vida? Nicodemo se convirtió como resultado de esta entrevista. Estas palabras de Cristo son pronunciadas tan ciertamente para los presidentes de asociaciones, los pastores de iglesias, los que ocupan puestos oficiales en nuestras instituciones: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios". "Os daré corazón nuevo".

Si el Espíritu Santo está modelando y dando forma a vuestro corazón diariamente, tendréis perspicacia divina para percibir el carácter del reino de Dios. Nicodemo recibió la lección de Cristo y se convirtió en un creyente fiel. Su voz se oyó en el concilio del Sanedrín para oponerse a las medidas que exigían la muerte de Cristo. "¿Juzga nuestra ley a hombre, si primero no oyere de él?" dijo él. Le contestaron en forma desdeñosa: "¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta".

Jesús tenía un discípulo en Nicodemo. En aquella entrevista nocturna con Jesús el hombre convicto estaba ante el Salvador bajo la influencia subyugante y suavizadora de la verdad que brillaba en las cámaras de su mente, e impresionaba su corazón. Jesús dijo: "Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo". Jesús no solamente le dice a Nicodemo que debe tener un nuevo corazón a fin de ver el reino de los cielos, sino le dice cómo obtener el nuevo corazón. Lee la mente inquisitivo de un verdadero buscador de la verdad, y presenta delante de él la representación de sí mismo: "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna". ¡Buenas nuevas! ¡buenas nuevas! ¡resuenan por el mundo! "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Esta lección es de la mayor importancia para toda alma que vive; porque los términos de la salvación son presentados aquí en forma clara. Si uno no tuviera otro texto en la Biblia, éste solo sería una guía para el alma.

Especialmente para todo hombre que acepta responsabilidades como consejero, para todo el que trata con almas humanas, ésta es una verdad grandiosa y bella que debe ser una luz brillante y refulgente. No es ningún crédito que uno que posee la Palabra de Dios diga: "No tengo experiencia; no entiendo estas cosas". Nunca será más sabio a menos que llegue a ser de mucha menor importancia en su propia estima. Debe aprender su lección como un niñito. Debe hacer que su primer deber sea el comprender la obra de Dios en la regeneración del alma. Este cambio debe ocurrir en todo hombre antes que acepte una posición como director o administrador en relación con la sagrada obra de Dios. Si uno no tiene una relación vital con Dios, su propio espíritu y sentimientos prevalecerán. Estos pueden ser bien representados por el fuego extraño ofrecido en lugar del fuego sagrado. El hombre ha entretejido en la obra de Dios sus propios defectos de carácter, planes que son humanos y terrenos, engaños que lo entrampan a él mismo y a todos los que los aceptan.

EL JUICIO DE AMALEC

Dios empeña su más sagrada palabra al afirmar que os bendecirá si andáis en sus caminos y hacéis justicia y juicio. "No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica. No tendrás en tu casa epha grande y epha pequeño. Pesas cumplidas y justas tendrás; epha cabal y justo tendrás: para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, cualquiera que hace agravio. Acuérdate de lo que te hizo Amalec en el camino, cuando salisteis de Egipto: Que, te salió al camino, y te desbarató la retaguardia de todos los flacos que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no temió a Dios".

A pesar de que los hijos de Israel habían ofendido a menudo al Señor apartándose de su consejo, sin embargo él todavía manifestaba tierno cuidado por ellos. El Señor Jesucristo vio a sus enemigos tomando ventaja de sus circunstancias, para hacerles un daño; pues tal obra había de traer sufrimiento al cansado, que estaba peregrinando bajo la dirección de Dios. Escuchad los juicios que Dios pronunció: "Será pues, cuando Jehová tu Dios te hubiere dado reposo de tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, que raerás la memoria de Amalec de debajo del cielo: no te olvides".

Transcribo estas palabras de Dios para que los que profesan ser sus hijos no reciban la maldición pronunciada sobre Amalec por haber seguido las prácticas de éste. Si los paganos recibieron esta denuncia de su conducta de sojuzgar al exhausto y al cansado, ¿qué expresará el Señor hacia los que han tenido luz, grandes oportunidades y privilegios, pero no han manifestado el espíritu de Cristo hacia sus propios hermanos?

El Señor ve todos los tratos de un hermano con otro, que debilitan la fe, y que destruyen su propia confianza en ellos mismos como hombres que tratan con justicia y equidad. En el lenguaje más positivo expresa su desagrado por la iniquidad practicada en los negocios. Dice: "¿Seré limpio con peso falso, y con bolsa de engañosas pesas?" El mismo mal aquí mencionado puede no haber sido cometido en nuestras instituciones, pero hechos representados por estas coses han sido realizados y siguen haciéndose todavía.

Podría escribirse página tras página con respecto a estas cosas. Asociaciones enteras están siendo influidas por los mismos principios pervertidos. "Con lo cual sus ricos se hinchieron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua engañosa en su boca". El Señor obrará para purificar a su iglesia. Os digo, en verdad, que el Señor está por trastornar las instituciones llamadas de su nombre.

Exactamente cuán pronto ha de comenzar este proceso refinador no puedo decirlo, pero no será diferido por mucho tiempo. Aquel cuyo aventador está en su mano limpiará su templo de su contaminación moral. Seguramente que purificará su trigo. Dios tiene un pleito con todos los que practican la menor injusticia; porque al hacerlo ellos rechazan la autoridad de Dios, y ponen en peligro los intereses que él tiene en la expiación y redención de todo hijo e hija de Adán de la cual Cristo se ha hecho cargo. ¿Valdrá la pena seguir una conducta que Dios aborrece? ¿Valdrá la pena poner en vuestros incensarios fuego extraño para ofrecer ante Dios, y decir que no hace ninguna diferencia?

No ha sido según el orden de Dios el centralizar tanto en Battle Creek. El estado de cosas que ahora existe me fue presentado como una advertencia. Tengo el corazón enfermo por esa presentación. El Señor dio amonestaciones para impedir esta situación de cosas desmoralizante, pero no han sido escuchadas. "Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres".

Exhorto a mis hermanos a despertar. A menos que ocurra rápidamente un cambio, debo presentar los hechos al pueblo; porque este estado de cosas debe cambiar; los hombres inconversos no deben seguir siendo gerentes y directores en una obra tan importante y sagrada. Junto con David nos vemos obligados a decir: "Tiempo es de hacer, oh, Jehová; disipado han tu ley".

El Señor Tiene un Pleito con su Pueblo

Cooranbong, Australia, 5 de julio de 1896.

Debe tenerse el cuidado de enseñar a cada hombre su dependencia de Dios; porque él es la fuente de toda sabiduría y poder y eficiencia. Se me ha mostrado que es un error suponer que los hombres que ocupan puestos de responsabilidad especial en Battle Creek tienen una sabiduría que es muy superior a la de los hombres ordinarios. Los que piensan que la tienen, y suponen que estos hombres poseen iluminación divina, descansan en el juicio humano de estos hombres, aceptando su consejo como la voz de Dios. Pero esto no es seguro; porque a menos que los hombres estén totalmente consagrados a Dios, Satanás obrará por medio de ellos para impartir un conocimiento que no será para el bien presente y eterno de los que escuchen.

Muchos se han acostumbrado a escribir o pedir consejo y dirección cuando están en lugares difíciles. Pero es un error que los que están en puestos de responsabilidad en nuestras diferentes instituciones dependan de los hombres que tienen demasiadas cargas y responsabilidades que llevar. Una experiencia débil y enfermiza será la suerte de los que se acostumbren a depender totalmente de otros. Aquellos de quienes dependen, pueden tener menos del temor de Dios de lo que ellos mismos tienen; y pueden no tener más poder mental y talentos que el que ellos tienen el privilegio de poseer, si solamente se dan cuenta de que no han de ser niños, sino hombres firmes y valientes, que traten de obtener más capacidad para ejercer lo que ya tienen, negociando con el talento que Dios les confió. Somos individualmente responsables por el uso de los talentos que Dios nos ha dado. Nuestro intelecto debe ser cultivado. Debe dedicarse una meditación concentrada y profunda a la solución de las dificultades.

El Señor ha dado a todo hombre su tarea señalada, y si él coloca a hombres en posiciones de responsabilidad, él les comunicará su Santo Espíritu, dándoles eficiencia para su trabajo. Pero los hombres que son llamados a hacer largos y costosos viajes para ayudar a otros a hacer proyectos y planes, no están ellos mismos en estrecha relación con el Dios de toda sabiduría si ponen su confianza en su propia fuerza y sabiduría. Si no han estado dispuestos a llevar el yugo de Cristo, o aprender en su escuela a ser mansos y humildes de corazón, como él lo fue; si no han aprendido a levantar las cargas que Dios les ha dado, y a seguir dondequiera que él los lleve, ¿de qué valdrán sus viajes costosos? ¿Qué valor tendrá su sabiduría? ¿No es considerada como necesidad por Dios?

ENSEÑAD ESTO AL PUEBLO

Las asociaciones en los estados pueden depender de la Asociación General para recibir luz y conocimiento y sabiduría; ¿pero es seguro que lo hagan? Battle Creek no ha de ser el centro de la obra de Dios. Sólo Dios puede llenar este lugar. Cuando nuestros hermanos que están en los diferentes lugares tienen sus convocaciones especiales, enseñadles, por causa de Cristo y por causa de su propia alma, a no hacer de la carne su brazo. No hay poder en los hombres para leer el corazón de sus semejantes. El Señor es el único del cual podemos depender con seguridad, y él es accesible en todo lugar y para toda iglesia de la Unión. El colocar a los hombres donde Dios debe estar no honra ni glorifica a Dios. ¿Ha de ser el presidente de la Asociación General el dios del pueblo? ¿Han de considerarse los hombres de Battle Creek como infinitos en sabiduría? Cuando el Señor obre en los corazones humanos y en los intelectos de los hombres, se presentarán ante el pueblo principios y prácticas diferentes de éstas. "Dejaos del hombre".

El Señor tiene un pleito con su pueblo en este asunto. ¿Por qué han dejado al Señor su Dios, quien tanto los amó, "que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"? Su amor no es inseguro o fluctuante, sino que está tan por encima de todo otro amor como los cielos son más altos que la tierra. Siempre vela él sobre sus hijos con un amor inconmensurable y eterno. "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!"

"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada". Ha de hallarse misericordia y amor y sabiduría en Dios; pero muchos que profesan conocerlo se han apartado de Aquel en el cual se centraliza nuestra esperanza de vida eterna, y se han acostumbrado a depender de sus semejantes errantes y falibles. Se convierten en lisiados espirituales cuando hacen esto; porque ningún hombre es infalible, y su influencia puede ser extraviante. El que confía en el hombre no solamente se apoya en un bastón quebrado, y da a Satanás una oportunidad de intervenir, sino que daña a la persona en quien coloca su confianza; éste se enaltece en su estima propia, y pierde el sentido de su dependencia de Dios. Tan pronto como el hombre es puesto en el lugar que le corresponde a Dios, pierde su pureza, su vigor, su confianza en el poder divino. Resulta de esto confusión moral; porque sus facultades dejan de estar santificadas y se pervierten. Se siente competente para juzgar a sus semejantes, y lucha ilegalmente para ser un dios sobre ellos.

"HAYA PUES EN VOSOTROS ESTE SENTIR"

Pero no debe haber exaltación propia en la obra de Dios. Por mucho que sepamos, por grandes que sean nuestras dotes intelectuales, ninguno de nosotros puede jactarse; porque lo que poseemos no es sino un don que se nos ha confiado, que se nos, ha prestado a prueba. El fiel desarrollo de estas dotes decide nuestro destino para la eternidad; pero no tenemos nada que sea causa para exaltar el yo o para levantarnos a nosotros mismos, porque lo que tenemos no nos pertenece.

Hemos de ser corteses hacia todos los hombres, tiernos de corazón y llenos de simpatía; porque éste era el carácter que Cristo manifestó cuando estaba en la tierra. Cuanto más estrechamente nos unamos con Jesucristo, más tierna y afectuosa será nuestra conducta el uno hacia el otro. La redención de la raza humana fue planeada para que el hombre, caído como estaba, pudiera ser participante de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo por concupiscencia. Si por gracia llegamos a ser participantes de la naturaleza divina, nuestra influencia sobre los que nos rodean no es peligrosa, sino benéfica. Mirando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, podemos ser una bendición para todos aquellos con quienes nos asociamos; pues el poder del Espíritu Santo sobre el corazón humano es capaz de hacerlo y mantenerlo puro.

Aquellos que no reciben a Cristo como su Salvador personal, que no sienten la necesidad de su gracia sobre el corazón y el carácter, no pueden influir para bien en los que los rodean. Cualquiera sea su posición en la vida, llevarán con ellos una influencia que Satanás utilizará en su servicio. Los tales pierden toda esperanza de vida eterna ellos mismos, y por su mal ejemplo inducen a otros a desviarse.

ESTUDIAD LA CRUZ

La cruz del Calvario significa todo para las almas que perecen. Por medio del sufrimiento y la muerte del Hijo del hombre, se ha hecho posible la salvación del hombre. Gracias al agente del Espíritu Santo, Dios se propone que su imagen sea restaurada en la humanidad, y un nuevo y viviente principio de vida será introducido en la mente que ha llegado a contaminarse con el pecado. El amor de Dios es plenamente capaz de restaurar, reconstruir, animar y fortalecer a toda alma creyente que acepte la verdad como es en Jesús. Pero a fin de que esto pueda realizarse, los hombres deben unirse en el yugo con Cristo. La cruz de Cristo debe ser estudiada. Debe ocupar la atención y fortalecer los afectos. La sangre que allí fue derramada por los pecados, purificará y limpiará la mente y el corazón de toda especie de egoísmo.

SANTIFICADOS POR LA VERDAD

Dios es el autor de toda verdad; la verdad practicada prepara el camino para recibir una verdad más avanzada. Cuando los siervos delegados por Dios proclaman una verdad fresca, el Espíritu Santo actúa en la mente que ha sido preparada para andar en la luz, despertando sus facultades de percepción para discernir la belleza y la majestad de la verdad.

Pero la verdad no es verdad para el que no revela, por su elevado carácter espiritual, un poder que está más allá de lo que el mundo puede dar, una influencia que corresponda, en su carácter sagrado y peculiar, a la verdad misma. El que es santificado por la verdad, ejercerá una influencia salvadora y vital sobre todos los que se relacionan con él. Esta es la religión de la Biblia.

Los hombres, salvados tan sólo por el sacrificio expiatorio de Cristo Jesús, no tienen derecho a exaltarse a sí mismos por encima de sus semejantes. Siéntense ellos a los pies de Jesús, y aprendan de él, luchando no para brillar ellos mismos. Si el amor de Jesucristo mora en ellos, brillarán inconscientemente, difundiendo la luz de la gloria de Cristo por el mundo. "Y yo, si fuere levantado -dijo Cristo-, a todos traeré a mí mismo". Si un ministro hace de Cristo su esperanza, su confianza, su dependencia, él es uno con Cristo, un colaborador junto con Dios; y por medio de este ministro, las almas son convertidas a Jesús.

TODA CAPACIDAD VIENE DE DIOS

Hay personas que no son eruditas, y que no tienen una gran dotación de talentos, pero no necesitan desanimarse a causa de esto. Usen lo que tienen, vigilando fielmente todo punto débil de su carácter, y buscando la gracia divina para fortalecerle. No hay ningún hombre vivo que tenga facultad o capacidad alguna que no haya recibido de Dios, y la fuente de la cual vino está abierta para el más débil ser humano. Si se acerca a Dios, la inagotable fuente de fortaleza, se dará cuenta de que Dios cumple su promesa. Pero en esta obra, no necesitamos llamar a hombres que están a miles de kilómetros de distancia para que nos ayuden; porque Cristo ha prometido: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis".

Dios no ha dado a los hombres talentos en forma caprichosa, sino de acuerdo con la capacidad que él mismo les concedió para usarlos. Cuanto mayores los talentos prestados al hombre, mayores serán los logros exigidos. Dios demanda de todo agente humano que consulte el oráculo divino, y se familiarice cabalmente con su voluntad expresada sobre todos los asuntos, a fin de que por un uso diligente de los talentos que le fueron prestados, pueda ganar a otros.

Dios quiere que aprendamos la solemne lección de que estamos obrando nuestro propio destino. El carácter que formamos en esta vida decide si seremos idóneos o no para vivir por los siglos eternos. Ningún hombre puede permanecer ocioso y estar seguro. Puede no tener muchos talentos, pero negocie con los que ha recibido; y en proporción con la integridad hacia Dios y hacia sus semejantes que manifieste, Dios lo bendecirá.

El Espíritu Santo espera para dar ayuda a toda alma creyente, y Jesús declara: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Sean fuertes los que creen en Jesús, hombres de oración, y plenos de confianza en el poder de Cristo para salvar. "Invócame en el día de la angustia: te libraré, y tú me honrarás".

EL RUEGO DEL SEÑOR

Permitidme que ruegue a las asociaciones de nuestros estados y a nuestras iglesias que dejen de depender de los hombres y hacer de la carne su brazo. No miréis a otros hombres para ver cómo se conducen bajo la convicción de la verdad, o para pedirles ayuda. No esperéis de los hombres que están en altos puestos de responsabilidad la fuerza, porque ellos son precisamente los hombres que están en peligro de considerar una posición de responsabilidad como evidencia del poder especial de Dios. Nuestras iglesias están débiles porque sus miembros están acostumbrados a mirar a los recursos humanos y depender de ellos, y miles de pesos se gastan innecesariamente en el transporte de hombres finitos de un lugar a otro, para que arreglen pequeñas dificultades, cuando Jesús está siempre cerca para ayudar a los que están en necesidad y aflicción.

Las advertencias dadas en la Palabra de Dios a los hijos de Israel les fueron dirigidas, no solamente a ellos, sino a todos los que vivieran en la tierra. El les dice: "¡Ay de los hijos que se apartan, ... para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Pártense para descender a Egipto, y no han preguntado mi boca; para fortificarse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto". Si el Señor reprobó a su pueblo de la antigüedad porque descuidó el buscar consejo de él cuando estaba en dificultad, ¿no se sentirá desagradado hoy de que su pueblo, en lugar de depender de los brillantes rayos del Sol de Justicia para que alumbren su camino, se aparte de él en el proceso de su prueba para buscar la ayuda de seres humanos que son tan errantes e ineficientes como ellos mismos? ¿Dónde está nuestra fuerza? ¿Está en hombres que son tan desvalidos y dependientes como nosotros mismos, que necesitan dirección de Dios así como nosotros la necesitamos?

LA AYUDA ACTUAL

Cristo dice: "Sin mí nada podéis hacer", y él ha proporcionado el Espíritu Santo como una ayuda actual en todo tiempo de necesidad. Pero muchos tienen una experiencia religiosa débil porque, en lugar de buscar al Señor para obtener la eficiencia del Espíritu Santo, hacen de la carne su brazo. Edúquese el pueblo de Dios a ir al Señor cuando está en problemas, y a obtener fortaleza de las promesas que son el sí y el amén para toda alma que confía.

Esta promesa del Señor es para nosotros: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abre. ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra? o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? 0, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él? "

Las promesas de Dios son plenas y abundantes, y no hay necesidad de que alguien dependa de la humanidad para recibir fuerza. Dios está cerca de todos los que le piden que los socorra. Y él es grandemente deshonrado cuando, después de invitarnos a poner en él nuestra confianza, nos apartamos de él -el único que no nos interpretará mal, el único que puede darnos consejo infalible - , para dirigirnos a hombres que en su debilidad humana están propensos a desviarnos.

"Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fue enseñado por mandamientos de hombres: por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la prudencia de sus prudentes. ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?"

El Señor nos ha mostrado su camino; ¿andaremos en él? ¿o andaremos, como seres finitos y errantes que somos, en nuestro propio consejo, y practicaremos los principios contra los cuales él nos ha amonestado?

LA ACTUAL AMONESTACIÓN

"Ve pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y asiéntala en un libro, para que quede hasta el postrero día, para siempre por todos los siglos. Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: no nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, haced cesar de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto os será este pecado como pared abierta que se va a caer, y como corcova en alto muro, cuya caída viene súbita y repentinamente".

"¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿a los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá: porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo: dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio: mas no quisieron oír. palabra pues de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos. Por tanto, varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo que está en Jerusalén, oid la palabra de Jehová. Porque habéis dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, e hicimos acuerdo con la sepultura; cuando pasare el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues que hemos puesto nuestra acogida en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos. Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo".

"Porque así dijo el Señor Jehová, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis". "Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán talados todos los que madrugaban a la iniquidad. Los que hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la puerta, y torcieron lo justo en vanidad. Por tanto, Jehová que redimió a Abrahán, dice así a la casa de Jacob: No será ahora confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los errados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina".

¿Desoiremos estas advertencias como si no tuvieran importancia? El Señor pide que todo maestro, todo ministro, todo el que ha recibido la luz de su verdad, señale bien su posición espiritual. Han tenido gran luz, y si quieren obtener la vida eterna, no deben continuar dependiendo de los hombres finitos, sino construir sobre el seguro fundamento.

ATENEOS FIRMEMENTE A LOS PRINCIPIOS DE DIOS

Ningún consejo de hombres puede con seguridad quitar los principios de Dios, para establecer los propios; porque la Palabra de Dios declara: "Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo". "Porque Jehová se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se notará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación. Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos".

Vivimos en tiempos de gran importancia para cada uno de nosotros. La luz brilla con rayos claros y firmes en torno a nosotros. Si esta luz es recibida en forma correcta y apreciada, será una bendición para nosotros y para otros; pero si confiamos en nuestra propia sabiduría y fortaleza, o en la sabiduría y la fuerza de nuestros semejantes, se convertirá en un veneno. En la lucha por la vida eterna, no podemos apoyarnos el uno en el otro. El pan de vida debe ser comido por cada uno. Debemos participar individualmente de él, para que el alma, el cuerpo y la mente revivan y sean fortalecidos por su poder transformador, asemejándose así a la mente y el carácter de Cristo Jesús. Debe hacerse de Dios el primero y el último y el mejor en todas las cosas.

Cada uno debe tener hambre y sed de justicia por sí mismo. El apoyarse en los hombres, y confiar en su sabiduría, es peligroso para la vida espiritual de cualquier cristiano. Aquellos en los cuales colocamos nuestra confianza pueden ser honrados y leales, pueden servir al Señor con toda diligencia. Pero si, individualmente, tratamos de andar en las pisadas de Cristo, podemos seguirlo a él así como las personas a quienes admiramos por sus vidas consecuentes y humildes.

NO EL HOMBRE SINO EL SEÑOR

Ocurre a menudo que aquellos a quienes se mira no son lo que se espera que sean. A menudo el pecado asecha en el corazón, y hábitos erróneos y prácticas engañosas están entretejidos en el carácter. ¿Cómo considera esto nuestro Padre celestial? Su consejo es siempre digno de confianza, y él ha puesto en evidencia su gran amor por la raza humana, y mira con tristeza cuando sus hijos son animados a apartarse de él, y a depender de hombres finitos, a quienes no conocen, y cuyo juicio y experiencia pueden no ser dignos de confianza. Pero esto se ha hecho, y Dios ha sido puesto en un lugar secundario.

En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ruego al pueblo de Dios que dependa del Señor para su fortaleza. Cuidad de no poner a los hombres donde Dios debiera estar; no estamos seguros al tomar a los hombres como nuestra autoridad o nuestra guía, porque seguramente nos chasquearán. Hemos de ocuparnos individualmente en nuestra salvación con temor y con temblor, "Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Tenemos una alta vocación en Cristo Jesús; estamos desarrollando una obra vasta y santa, y Dios pide que cada uno levante su estandarte a la vista de este mundo y del universo del cielo, por el poder del Señor Jehová, en el cual hay "fortaleza eterna".

Hemos de ser uno con Cristo como él es uno con el Padre, y el Padre nos amará como ama al Hijo. Podemos tener la misma ayuda que Cristo tuvo, podemos tener fuerza para toda emergencia; pues Dios será nuestra vanguardia y nuestra retaguardia. El nos protegerá por todos lados, y cuando seamos llevados ante los gobernantes, ante las autoridades de la tierra, no necesitamos meditar de antemano lo que hemos de decir. Dios nos enseñará en el día de nuestra necesidad. Ahora, que el Señor nos ayude a llegar a los pies de Jesús y aprender de él, antes que tratemos de hacernos maestros de los otros (Review and Herald, 18 de febrero de 1890).

Lo Precioso que es Cristo para sus Seguidores

Cooranbong, Australia, 4 de mayo de 1896.

Me sentí triste al leer vuestra carta que revelaba un espíritu tan deprimido. Leed Efesios 2: 4-22. Este pasaje me ha sido dado para vosotros. Leedlo cuidadosamente, como nunca antes lo habéis leído. Está lleno de instrucción. El que Cristo more en nuestros corazones por la fe significa contemplar a Cristo, considerar siempre a nuestro querido Salvador como nuestro mejor y más honrado amigo, de manera que no lo ofendamos en ninguno de nuestros actos. Tenemos siempre esta promesa para consolarnos y ayudarnos: "Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios".

Recordad que nunca llegará el tiempo cuando la sombra infernal de Satanás dejará de ser arrojada sobre nuestro sendero para obstruir nuestra fe, y eclipsar la luz que emana de la presencia de Jesús, el Sol de Justicia. Nuestra fe no debe vacilar, sino abrirse paso a través de esa sombra. Tenemos una experiencia que no ha de ser enterrada en las tinieblas de la duda. Nuestra fe no descansa en el sentimiento, sino en la verdad. El inspirado apóstol habla de que somos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo mismo la principal piedra de ángulo. Se representa a la iglesia de Cristo como una estructura edificada para "morada de Dios en Espíritu". Si estamos "arraigados y fundados en amor", podremos "comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento". ¡Oh, qué preciosas posibilidades y ánimo! En el corazón humano purificado de toda impureza moral reside el precioso Salvador, ennobleciendo y santificando la naturaleza entera, y convirtiendo al hombre en un templo del Espíritu Santo.

CRISTO COMO SALVADOR PERSONAL

¿Es pues Cristo un Salvador personal? Llevamos con nosotros en nuestro cuerpo la muerte del Señor Jesús, que es vida y salvación y justicia para nosotros. Dondequiera que vayamos, está el recuerdo de Uno que nos es querido. Permanecemos en Cristo por medio de una fe viva. El mora en nuestros corazones cuando nos apropiamos individualmente de la fe. Tenemos la compañía de la presencia divina, y al darnos cuenta de su presencia, nuestros pensamientos son traídos en cautiverio a Cristo Jesús. Nuestros ejercicios espirituales están de acuerdo con la vividez de nuestro sentido de esta compañía. Enoc anduvo con Dios en este camino; y Cristo vive en nuestros corazones por la fe cuando consideramos lo que él es para nosotros, y la obra que ha realizado por nosotros en el plan de redención. Nos sentiremos muy felices al cultivar un sentido de este gran don que Dios dio a nuestro mundo y nos dio a nosotros personalmente.

Estos pensamientos tienen un poder dominante sobre todo el carácter. Quiero impresionar vuestra mente con el hecho de que podéis tener siempre, si lo queréis, la compañía divina con vosotros. "¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo". A medida que la mente se espacia en Cristo, el carácter es modelado a la semejanza divina. Los pensamientos son saturados de un sentido de su bondad, de su amor. Contemplamos su carácter, y así él está en todos nuestros pensamientos. Su amor nos abarca. Aun al observar un momento el sol en su gloria meridiana, cuando apartamos nuestros ojos, su imagen aparecerá en todo cuanto veamos. Así ocurre cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, la imagen del Sol de Justicia. No podemos ver ninguna otra cosa, ni hablar de ninguna otra cosa. Su imagen está impresa en los ojos del alma, y afecta toda porción de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando toda nuestra naturaleza. Al contemplar, somos conformados a la semejanza divina, a la semejanza de Cristo. Ante todos aquellos con quienes nos asociamos reflejamos los brillantes y alegres rayos de su justicia. Hemos sido transformados en carácter; pues el corazón, el alma, la mente, han sido irradiados por el reflejo de Aquel que nos amó y dio su vida por nosotros. Aquí de nuevo se manifiesta una influencia viva y personal que mora en nuestros corazones por la fe.

LA PRESENCIA PERMANENTE DE JESÚS

Cuando sus palabras de instrucción han sido recibidas, y han tomado posesión de nosotros, Jesús es para nosotros una presencia permanente, que gobierna nuestros pensamientos, ideas y acciones. Somos imbuidos de la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Un sentido de responsabilidad humana y de influencia humana da carácter a nuestros puntos de vista con respecto a la vida y a los deberes diarios. Cristo Jesús lo es todo para nosotros: el primero, el último, el mejor en todas las cosas. Jesucristo, su espíritu, su carácter, da color a todas las cosas; es la trama y urdimbre, la misma textura de nuestro ser entero. Las palabras de Cristo son espíritu y son vida. No podemos, pues, centralizar nuestros pensamientos en el yo; no somos ya nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros, y él es la esperanza de gloria. El yo está muerto, pero Cristo es un Salvador vivo. Al continuar mirando a Jesús, reflejamos su imagen hacia todos los que nos rodean. No podemos detenernos a considerar nuestros desalientos, o aun a hablar de ellos; pues un cuadro más agradable atrae nuestra vista: el precioso amor de Jesús. El vive en nosotros por la palabra de verdad.

¿Qué le dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob? "Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva". "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna". El agua a la cual Cristo se refirió era la revelación de su gracia en su Palabra; su Espíritu, su enseñanza, es una fuente que satisface a toda alma. Toda otra fuente a la cual recurramos resultará insatisfactoria. Pero la Palabra de verdad es como frescas corrientes, representadas como las aguas del Líbano, que siempre satisfacen. En Cristo reside la plenitud del gozo sempiterno. Los deseos y placeres y atractivos del mundo nunca satisfacen ni sanan al alma. Pero Jesús dice: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna".

La presencia -llena de gracia- de Cristo en su Palabra está siempre hablando al alma, representándolo a él como la fuente del agua viva que refresca el alma sedienta. Es nuestro privilegio tener un Salvador vivo y permanente. El es la fuente de poder espiritual implantada dentro de nosotros, y su influencia se manifestará en palabras y acciones, refrescándolo todo dentro de la esfera de nuestra influencia, creando en ellos deseos y aspiraciones de fuerza y pureza, de santidad y de paz, y del gozo que no trae consigo dolor. Este es el resultado de un Salvador que mora dentro de nosotros.

LA INTERSECCION DE CRISTO

Jesús dice: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". El anduvo una vez como hombre sobre la tierra, revestida su divinidad de humanidad, un hombre que sufría y era tentado, perseguido por los ardides satánicos. Fue tentado en todo punto como nosotros, y sabe cómo socorrer a los que son tentados. Ahora está a la diestra de Dios; está en el cielo como nuestro abogado, para interceder por nosotros. Siempre hemos de cobrar consuelo y esperanza al pensar en esto. El está pensando en los que están sujetos a las tentaciones de este mundo. Piensa en nosotros individualmente, y conoce cada una de nuestras necesidades. Cuando seáis tentados, decid: El cuida de mí, él hace intercesión en mi favor, él me ama, él ha muerto por mí. Miraré sin reservas a él. Entristecemos el corazón de Cristo cuando vamos condoliéndonos de nosotros mismos como si fuéramos nuestro propio salvador. No; debemos encomendar la guarda de nuestras almas a Dios como a un Creador fiel. El siempre vive para interceder por los probados y tentados. Abrid vuestro corazón a los brillantes rayos del Sol de Justicia, y no permitáis que un solo suspiro de duda, una sola palabra de incredulidad escape de vuestros labios, para que no sembréis las semillas de duda. Hay ricas bendiciones para nosotros; apropiémonos de ellas por la fe. Os ruego que tengáis valor en el Señor. La fortaleza divina es nuestra; hablemos palabras de ánimo y fortaleza y fe. Leed el tercer capítulo de Efesios. Practicad la instrucción dada. Presentad un testimonio viviente en favor de Dios bajo toda circunstancia.