Testimonios para los Ministros

Capítulo 16

Elevad la Norma

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Manos Limpias y Corazones Puros

Hay mucha predicación de la verdad, pero pocos son santificados por medio de la verdad. La piedad y la justicia no son traídas a la vida práctica, y el Señor es deshonrado; y, no teniendo una relación vital con Dios, la pobre y débil naturaleza humana no tiene fuerza para resistir la tentación, y nunca la tendrá hasta que el poder convertidor de Dios tome posesión del alma.

Nos acercamos al juicio, y los que llevan el mensaje de amonestación al mundo deben tener manos limpias y corazones puros. Deben tener una relación viva con Dios. Los pensamientos deben ser puros y santos, y el alma debe estar incontaminada; el cuerpo, el alma y el espíritu deben ser una ofrenda pura y limpia a Dios, o de otra manera él no la aceptará.

Las escenas de mal, recientes y dolorosas, constituyen una de las mayores evidencias que tenemos de que el fin está cerca. Satanás, como león rugiente, anda buscando a quien devore; y si los hombres y mujeres, bajo la luz refulgente que ahora brilla en este tiempo peligroso, fueran hallados fornicarios, temo que Dios los separe de la obra para siempre.

SE EXIGE UNA ACCIÓN DECIDIDA

Los jóvenes, por faltas comparativamente leves, son tratados con mucha severidad; pero cuando hombres y mujeres de gran experiencia, que han sido considerados modelos de piedad, se revelan en su verdadero carácter -carente de santidad, impío, impuro en pensamiento, vil en conducta-, es entonces tiempo de que se trate con el tal de una manera decidida. La mayor tolerancia manifestada hacia ellos solamente ha tenido, por lo que yo sepa, la influencia de hacer que consideren su fornicación y adulterio como un asunto muy liviano, y todo su fingimiento ha resultado ser como el rocío de la mañana cuando el sol brilla sobre él.

Tan pronto como son colocados en la tentación revelan sus defectos morales: no son participantes de la naturaleza divina, ni han escapado a la corrupción que está en el mundo por, concupiscencia; sino que son terrenales, sensuales, diabólicos.

Satanás encuentra algo en ellos que él puede manejar y transformar en, abierta iniquidad, y él aprovecha su, oportunidad, y el resultado es que aquellos que pretenden ser pastores del rebaño, son carnales, y conducen las ovejas de su cuidado, cuya pureza, modestia y virtud deberían guardar estrictamente, a la licencia y la lascivia. Los ángeles del cielo miran con vergüenza, dolor y disgusto. ¿Cómo pueden los ángeles puros del cielo ministrar a esta clase de personas? ¿Cómo pueden llevar la luz del cielo a las asambleas dónde tales ministros defienden la ley de Dios, pero quebrantan esa ley dondequiera que se presente una oportunidad favorable; viviendo una mentira, prosiguiendo en una conducta disimulada, trabajando en secreto, alimentando sus pensamientos corrompidos e inflamando sus pasiones, y aprovechándose entonces de mujeres u hombres que son tentados, cómo ellos mismos, para quebrantar todas las barreras y rebajar sus cuerpos y manchar sus, almas? ¿Cómo pueden ellos hacer esto? , ¿Cómo pueden tener algún temor de Dios ante ellos? ¿Cómo pueden tener algún amor a Dios en sus almas? ¿De qué valor es su fe en la verdad?

Limpiad el campo de esta corrupción moral, si ella aqueja a los hombres más encumbrados en las más altas posiciones. Dios no jugará con ellos. La fornicación está en nuestras filas. Lo sé, porque me fue mostrado que está fortaleciendo y extendiendo su contaminación. Hay mucho que jamás sabremos; pero aquello que es revelado hace a la iglesia responsable y culpable a menos que se muestre esfuerzo determinado para erradicar el mal. Limpiad el campamento, porque hay algo maldito en él.

Las palabras de Dios a Josué son las siguientes: "Ni seré más con vosotros, si no destruyerais el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás estar delante de tus enemigos, hasta tanto que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros". Estas cosas están escritas para nuestra beneficio, en quienes los fines de los siglos han parado.

FALSOS PASTORES

No tengo verdadero fundamento para albergar esperanza con respecto a aquellos que han actuado como pastores del rebaño, y durante años fueron tratados con paciencia por el Dios misericordioso quien los guió con reprensiones, advertencias y ruegos, pero que han escondido sus malos caminos, y han continuado en ellos, desafiando de esta manera las leyes del Dios del cielo al practicar la fornicación. Podemos dejar que se ocupen en su propia, salvación con temor y temblor, después que se haya hecho todo lo posible para reformarlos; pero en ningún caso confiarles la custodia de las almas. ¡Falsos pastores! Oh, ¿puede ser que los hombres que han estado ocupados en esta obra por un largo tiempo, corrompan sus caminos delante del Señor después de una gran experiencia de verdadera luz?

Aquel que ha de venir dice: "He aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra". Todo hecho bueno realizado por el pueblo de Dios como fruto de su fe, tendrá su correspondiente recompensa. Como una estrella difiere de otra en gloria, así los creyentes tendrán sus diferentes esferas asignadas en la vida futura. Y el hombre que no ha andado con Dios como Enoc, sino que caminó al lado de Satanás, escuchando sus sugestiones, obedeciendo sus insinuaciones, poniendo en peligro su propia alma y las almas de aquellos por quienes Cristo murió, para gratificar la mente, dando lenidad al pecado por su ejemplo, ¿se hallará un hombre tal entre los vencedores?

Cuando un hombre muere, su influencia no muere con él; sino que vive y se reproduce. La influencia, del hombre que fue bueno y puro y santo vive después de su muerte, como el fulgor del sol poniente, proyectando sus glorias a través del cielo, iluminando los picos de las montañas mucho tiempo después que el sol se ha hundido detrás de la colina. Así las obras del hombre puro y santo y bueno reflejan su luz cuando él ya no vive para hablar y actuar en persona. Sus obras, sus palabras, su ejemplo vivirán para siempre. "En memoria eterna será el justo".

¡Pero qué contraste el de la vida de los que son terrenos, sensuales, diabólicos! El placer sensual ha sido complacido. A la luz del juicio, el hombre aparece como es, despojado del manto del cielo. Está ante los demás como es a la vista de un Dios santo. Piense cada uno de nosotros seriamente si las obras que nos siguen serán la suave luz del cielo o las sombras de las tinieblas, y si los legados que dejamos son bendiciones o maldiciones.

Toda hora que pasa está modelando nuestra vida futura. Estos momentos invertidos en un descuidado agradarse a sí mismo, como si no tuvieran ningún valor, están decidiendo nuestro destino eterno. Las palabras que pronunciamos hoy seguirán resonando cuando el tiempo ya no exista. Los hechos realizados hoy son transferidos a los libros del cielo, así como los rasgos son transferidos por el artista a la plancha pulida. Ellos determinarán nuestro destino para la eternidad, para bendición o para pérdida eterna y agonizante remordimiento. El carácter no puede ser cambiado cuando venga Cristo, ni precisamente en el momento en que el hombre está, a punto de morir. La edificación del carácter debe realizarse en esta vida. Tememos que el arrepentimiento venga al alma manchada que complace el yo, demasiado tarde. Unas pocas resoluciones, unas pocas lágrimas, nunca contrarrestarán una vida pasada culpable ni borrarán de los libros del cielo las transgresiones, los pecados voluntarios y conscientes de los que han tenido la luz previa de la verdad, y pueden explicar las Escrituras a otros, mientras el pecado y la iniquidad son tomados como aguas robadas. Como si se hubiera escrito con una pluma de hierro, ellos pueden ser hallados como plomo en la roca para siempre.

NECESIDAD DE ALARMA

Quisiera alarmar a mis hermanos si pudiera. Quisiera apremiarles con la pluma y la voz, con este ruego: Vivid en el Señor, caminad con Dios, si queréis morir en el Señor, y entrar pronto donde el Señor permanece para siempre. No seáis desobedientes a las amonestaciones celestiales; recibid las amonestaciones, los ruegos, las advertencias, los reproches y las amenazas de Dios que han sido descuidados, y permitid que corrijan vuestro corazón apóstata y pecaminoso. Permitid que la gracia transformadora de Cristo os haga puros, fieles, santos y amables como el lirio blanco y puro que abre su capullo sobre el seno del lago. Transferid vuestro amor y vuestros afectos a Aquel que murió por vosotros en la cruz del Calvario. Educad vuestros labios a hablar sus alabanzas, y a ofrecer vuestras oraciones como incienso santo.

Pregunto de nuevo: ¿Cómo puede alguien que ha tenido el mensaje precioso y solemne para este tiempo permitirse pensamientos impuros y hechos impíos, cuando sabe que Aquel que nunca duerme ve todo acto y lee todo pensamiento de la mente ¡Oh, es debido a que la iniquidad se halla en medio del profeso pueblo de Dios por lo que él puede hacer tan poco por sus hijos!

LA VERDAD EN EL CORAZÓN SANTIFICA

La verdad, cuando es recibida en el corazón, santifica al que la recibe; apartada de la vida y de la práctica, está muerta y es inútil para el que la recibe. ¿Cómo podéis vosotros oh, cómo podéis agraviar a vuestro Redentor? ¿Cómo podéis deshonrarlo ante sus ángeles y ante los hombres? ¿Cómo podéis contristar el Espíritu Santo de Dios? ¿Cómo podéis crucificar al Señor de gloria de nuevo, y ponerlo en abierta vergüenza? ¿Cómo podéis dar ocasión a Satanás y sus ángeles para que se alegren y triunfen sobre los que pretenden ser súbditos leales de Jesucristo?

Todos los fornicarios estarán fuera de la ciudad de Dios. Los ángeles de Dios ya están trabajando en el juicio, y el Espíritu de Dios abandona gradualmente el mundo. El triunfo de la iglesia está muy cercano, la recompensa que ha de ser conferida está casi a nuestro alcance y sin embargo la iniquidad se halla entre los que pretenden tener el pleno fulgor de la luz del cielo.

El que preside sobre su iglesia y los destinos de las naciones, está llevando adelante la última obra que debe realizarse en favor de este mundo. A sus ángeles les da la comisión de ejecutar sus juicios. Despierten los ministros, háganse cargo de la situación. La obra del juicio comienza en el santuario. "Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir y, entre ellos, había un varón vestido de lienzos, el que traía a su cintura una escribanía de escribano, y entrados paráronse junto al altar de bronce". Leed Ezequiel 9: 2-7. El mandato es: "Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo" Dijo Dios: "El camino de ellos tornaré sobre su cabeza".

Pronto se pronunciarán las palabras: "Id, y derramad las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra". Uno de los ministros de venganza declara: "Y oí al, ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado, estas cosas". Estos; seres celestiales, al ejecutar los mandatos de Dios, no hacen ninguna pregunta, sino que hacen lo que se les pide. Jehová de los ejércitos, el Señor Dios Todopoderoso, el justo, el verdadero, el santo, les ha dado la obra que deben hacer. Con invariable fidelidad avanzan revestidos de lino blanco puro, teniendo su pecho ceñido con guirnaldas de oro. Y cuando su obra ha terminado, cuando, la última redoma de la ira de Dios es derramada, vuelven y colocan esas copas a los pies del Señor.

Y se registra la siguiente escena: "Después de estas cosas ... oí como la voz de una gran compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso". Cantan el cántico de Moisés y el cántico del Cordero.

MANTENEOS CERCA DEL DIRECTOR

Hemos de mantenernos cerca de nuestro gran Director, o seremos aturdidos y perderemos de vista la providencia que preside sobre la iglesia y sobre el mundo, y sobre cada individuo. Habrá profundos misterios en el trato divino. Podemos perder las pisadas de Dios y seguir nuestro propio aturdimiento diciendo: Tus juicios no son conocidos; pero si el corazón es leal a Dios todas las cosas serán aclaradas.

Hay un día que pronto ha de amanecer en que los misterios de Dios serán comprendidos, y todos sus caminos vindicados; cuando la justicia, la misericordia y el amor serán los atributos de su trono. Cuando la guerra terrenal haya terminado, y los santos estén todos reunidos en el hogar, nuestro primer tema será el cántico de Moisés, el siervo de Dios. El segundo tema será el cántico del Cordero, el cántico de gracia y redención. Este canto será más alto, y se entonará en estrofas más sublimes, resonando por los atrios celestiales. Así se canta el cántico de la providencia de Dios, que relaciona las variadas dispensaciones; porque todo se ve ahora sin que haya un velo entre lo legal, lo profético y el Evangelio. La historia de la iglesia en la tierra y la iglesia redimida en el cielo tienen su centro en la cruz del Calvario. Este es el tema, éste es el canto -Cristo el todo y en todo-, en antífonas y alabanzas que resuenan por los cielos entonadas por millares y por diez mil veces diez mil, y una innumerable compañía de la hueste de los redimidos. Todos se unen en este cántico de Moisés y del Cordero. Es un cántico nuevo, porque nunca antes se ha entonado en el cielo.

De nuevo pregunto: En vista de la revelación que le fue hecha a Juan en la isla de Patmos, la cual desde el comienzo del primer capítulo hasta el fin del último es luz, gran luz, revelada a nosotros por Cristo Jesús, quien escogió a Juan para que fuera el medio por el cual esta luz brillara sobre el mundo: con verdades tan maravillosas y solemnes reveladas, con tan grandiosas verdades desplegadas ante nosotros en los sucesos que han de ocurrir precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo con poder y grande gloria, ¿cómo pueden, los que pretenden ver: cosas maravillosas fuera de la ley de Dios, integrar la lista de los impuros, fornicarios y adúlteros, que constantemente evaden la verdad, y secretamente obran iniquidad? ¿Creéis que ellos pueden esconder sus caminos al Señor? ¿Creéis que Dios no ve? ¿Creéis que Dios no lo tiene en cuenta?

HUESPEDES NO INVITADOS

Belsasar, mientras estaba ocupado en su sacrílego banquete, no era consciente del hecho de que tenía huéspedes a quienes no había invitado. El Dios del cielo escuchó las alabanzas conferidas a vasos de oro y plata. Vio la profanación de aquello que había sido dedicado a él en virtud de una santa consagración, aplicado a propósitos profanos y licenciosos. Y es una verdad que debiera hacernos llorar a cada uno de nosotros la de que los que viven en estos últimos días, sobre los cuales los fines de los siglos han parado, son mucho más culpables que Belsasar. Esto es posible de muchas maneras. Cuando los hombres han tomado sobre sí mismos los votos de consagración, comprometiéndose a dedicar todas sus facultades al servicio sagrado de Dios; cuando ocupan la posición de expositores de la verdad bíblica y han recibido el solemne encargo; cuando Dios y los ángeles son citados como testigos a la solemne dedicación del alma, el cuerpo y el espíritu al servicio de Dios. es" hombres que ministran en un sagrado oficio, ¿profanarán las facultades que Dios les ha concedido dedicándolas a propósitos impíos? ¿Serán arrastrados los vasos sagrados, a quienes Dios ha de usar para una obra: elevada y santa, de su alta y dominante esfera para comprometerse en concupiscencias degradantes? ¿No, es esto adoración de ídolos de la clase más degradante? Los labios expresan alabanzas y adoran a un ser humano pecaminoso, profiriendo expresiones de arrebatadora ternura y adulación que pertenecen sólo a Dios; las facultades dedicadas a Dios en una solemne consagración sirven a una ramera; porque toda mujer que permita las solicitudes de otro hombre fuera de su esposo, que escuche sus insinuaciones, y cuyos, oídos se complazcan en la expresión de pródigas palabras de afecto, de adoración, o de cariño, es una adúltera y una ramera.

Ninguna desgracia es tan grande: como llegar a ser adorador de un dios falso. Ningún hombre halla en una oscuridad tan miserable como aquel que ha perdido el camino al cielo. Parece que una infatuación lo ha dominado, porque tiene un falso dios. El encaminar esta adoración a los seres humanos, caldos y corruptos, hacia el único verdadero objeto de culto, parece una tarea desesperada. Hay en nuestro tiempo repeticiones continuas de la fiesta y del culto de Belsasar; y el pecado de éste se repite cuando el corazón, que Dios pide que se le entregue a él con pura y santa devoción, es desviado de él para adorar a un ser humano, y los labios emiten palabras, de alabanza y adoración que pertenecen sólo al Señor Dios del cielo. Cuando se permite que los afectos que Dios reclama que se concentren en él, se dirijan a objetos terrenales -una mujer, un hombre, o alguna cosa terrenal-, Dios es reemplazado por el objeto que encadena los sentidos y los afectos, y las facultades que solemnemente fueron dedicadas a Dios son concedidas a un ser humano que está contaminado de pecado. A los hombres y mujeres que una vez llevaron la imagen de Dios, pero que están perdidos por la desobediencia y el pecado, él se propone restaurarlos por medio de su participación de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo por concupiscencia. Y cuando hombres y mujeres dedican sus facultades concedidas por Dios a propósitos impíos, para ministrar a la concupiscencia. Dios es deshonrado, y los actores son arruinados.

Cuando estéis implicados en el caso de la adoración de un hombre hacia una mujer o viceversa, recordad que está presente el mismo Testigo que en la fiesta de Belsasar. En esa ocasión, cuando precisamente en medio de su rebelión Dios fue olvidado, cuando los sentidos carnales se inflamaron, una sensación de terror se posesionó de toda alma. La copa que era alabada y convertida en un ídolo por el rey cayó de su mano tiesa, y en el lenguaje del Espíritu de Dios, "se demudó de su color, y sus pensamientos lo turbaron, y desatáronse las ceñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la una con la otra". Una mano misteriosa, exangüe, estaba trazando caracteres sobre el muro. Estos dedos misteriosos que pertenecían a un poder invisible y eran guiados por él, escribieron caracteres completamente misteriosos que eran ininteligibles para los rebeldes despavoridos. Una luz como el relámpago seguía a la formación de cada letra, y permanecía allí, haciendo de los caracteres algo viviente, de pasmoso y terrible significado para todos los que los miraban. "Mene, mene, tekel upharsin". Su misma ignorancia de aquellas letras trazadas sobre el muro, que permanecían brillando con la luz, infundían terror en sus corazones pecaminosos. Sus conciencias despertadas interpretaron estas letras como una denuncia contra ellos. La sospecha, el temor y la alarma se apoderaron del rey y de los príncipes.

Belsasar, aterrado por esta representación del poder de Dios, que revelaba el hecho de que con ellos había un testigo, aunque ellos no lo sabían, había tenido grandes oportunidades de conocer las obras del Dios viviente y su poder, y de hacer su voluntad. Había sido privilegiado con mucha luz. Su abuelo, Nabucodonosor, había sido amonestado de su peligro de olvidar a Dios y glorificarse a sí mismo. Belsasar tenía conocimiento de que su abuelo había sido desterrado de la sociedad de los hombres para asociarse con las bestias del campo; y estos hechos, que debieran haber sido una lección para él, fueron desoídos, como si nunca hubieran ocurrido; y continuó repitiendo los pecados de su abuelo. Se atrevió a cometer los crímenes que acarrearon los juicios de Dios sobre Nabucodonosor. Fue condenado, no sólo porque estaba obrando impíamente, sino también por no haber aprovechado él mismo las oportunidades y capacidades que, de haberlas cultivado, lo hubieran hecho recto.

POR QUE FUE CONDENADO

Dios no condenará a nadie en el juicio porque honradamente haya creído una mentira, o concienzudamente haya albergado el error; sino que será porque descuidó las oportunidades dé familiarizarse con la verdad. El incrédulo será condenado, no porque fue un incrédulo, sino porque no aprovechó los medios que Dios colocó a su alcance para que lo capacitaran a fin de llegar a ser cristiano.

Así ocurrirá en el juicio. La reprobación divina ha sido pronunciada sencillamente contra los hombres y mujeres que han pecado corrompiendo sus cuerpos y mancillando sus almas con la licencia. Poseen las advertencias, dirigidas a otros colocados en circunstancias similares, que han sido vencidos por la tentación, y saben que el desagrado de Dios descansó sobre ellos. Tienen el ejemplo de José y Daniel, que temían a Dios. José, cuando fue tentado, miró alcielo, y se dio cuenta de que el ojo de Dios estaba sobre él y exclamó: "¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?" El también mencionó el deber hacia su Señor, quien confió en él tan plenamente, como una razón que lo inhibía de pecar.

Dios ha proyectado luz sobre el sendero de todos. Palabras de reprensión, advertencia y cuidado se dan a individuos que se hallan en circunstancias similares, y Dios ha expresado la condenación del pecado en todas sus formas. El pecado de la licencia es reprendido y condenado en forma clara. Los hombres y mujeres serán juzgados con la luz que les fue dada por Dios. Las lecciones que han sido descuidadas, vendrán a ser juicios terribles. Las amonestaciones de Dios, descuidadas, de las cuales se apartan los hombres para seguir una conducta de su propia elección, no proporcionarán ninguna lección ni instrucción práctica, estas advertencias resultarán ser un motivo de condenación en el juicio. " Unica seguridad para alguien es aceptar, como si fuera para él mismo, cada lección que es dada para otro. Cuando se da el mensaje, empieza su deber individual.

MOSTRAD EL PODER DE DIOS

Dios exige de aquellos que pretenden ser delegados para presentar la verdad al mundo, que manifiesten en todos los lugares, tanto encumbrados como humildes, en la vida pública y en los senderos de la vida privada, que están en relación con Dios, que el cristianismo ha hecho una obra noble por ellos, y que son más santos y más felices que aquellos que no reconocen su lealtad a los mandamientos de Dios. Dios exige de cada uno de sus seguidores, nada menos que la revelación del carácter de Cristo al mundo en su vida individual, y que den testimonio por precepto y ejemplo de que no en vano Cristo sufrió y murió, y de que la imagen de Dios puede ser restaurada en ellos por medio de su gracia redentora.

Se representa a Dios como pesando a todos los hombres, sus palabras, sus hechos, sus motivos, aquello que determina su carácter. "El

Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones". "Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón: pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que la vanidad". "Tú, Recto, pesas el camino del justo". "Todos los caminos del hombre limpios en su opinión: mas Jehová pesa los espíritus". Lecciones importantes se nos sugieren en estos versículos. No hay un solo pensamiento o motivo en el corazón con el cual Dios no esté familiarizado. El ve todas las cosas tan claramente como si estuvieran visibles, registradas en caracteres vivos, y él pesa los motivos y las acciones individuales.

DIOS DEBE TENER TODO EL CORAZÓN

Comprendan nuestros ministros y obreros que lo que necesitan no es más luz del púlpito, sino vivir la luz que ya poseen. El predicar la solemne verdad al pueblo hoy, y caer mañana en las más abominables prácticas o seguir una conducta distorsionada la semana próxima, no servirá. E1 que investiga los corazones, Aquel que pesa el carácter, denunciará toda acción injusta en su gran tribunal. "Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú ... estás impuesto en todos mis caminos". "Has entendido desde lejos mis pensamientos". Ahora considerad esto. Hay un testigo de todas vuestras acciones más secretas, las que nunca haríais en presencia de los hombres; pero porque Dios es invisible a los ojos -humanos, hacéis delante de él cosas que son una abominación a su vista, como si él no tuviera conocimiento. Leed ahora las exigencias de Dios con respecto a todo hombre y mujer: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo". El no liberará un solo átomo de esta exigencia; no aceptará un culto a medias mientras la mitad del corazón es dado a algún ídolo. Dios requiere todo el corazón, toda la mente. No se os permite que distraigáis vuestra mente de Dios y la concentréis en algún otro objeto.

PESANDO EL CARÁCTER

La exigencia de Dios es puesta en un platillo, y el carácter del hombre en el otro; y por la balanza del santuario celestial la suerte de todo, hombre es fijada para la eternidad. Mirad esto, los que, habéis vivido descuidadamente, y; habéis considerado el pecado con liviandad. Durante años habéis continuado sin un sentido de vuestra responsabilidad hacia Dios -años de complacencia egoísta en una conducta prohibida. Considerad el carácter perfecto, inmutable, de la ley, cuyas exigencias habéis defendido verbalmente. La ley demanda obediencia perfecta, invariable. En el último platillo es colocado también el, pecado, la insensatez, el engaño, los pensamientos sucios, las acciones impías; y el que el peso sea mayor o menor, determina la felicidad o la desgracia de los individuos; y se escribe sobre la balanza de muchos la siguiente inscripción: "Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto".

Considerarán aquellos a los cuales irá esta carta sus propios casos individuales, no formulando juicios sobre ningún otro, sino considerando su propio carácter a la luz de la ley de Dios?

¿Ha sido transformado vuestro carácter? ¿Ha sido la oscuridad reemplazada por la luz, el amor al pecado por el amor a la pureza y la santidad? ¿Os habéis convertido, vosotros que estáis ocupados en enseñar la verdad a otros? ¿Se ha producido en vosotros un cambio cabal y radical?, ¿Habéis entretejido a Cristo en vuestro carácter? No necesitáis estar en la incertidumbre en este asunto. ¿Se ha levantado el Sol de Justicia y ha estado brillando en vuestra alma? Si tal es el caso, vosotros lo sabéis; y si no sabéis si estáis convertidos o no, nunca prediquéis un discurso desde el púlpito hasta que lo sepáis. ¿Cómo podéis guiar a las almas a la fuente de la vida de la cual vosotros mismos no habéis bebido?

Eres tú un simulador, o eres realmente un hijo de Dios? ¿Estás tú sirviendo a Dios, o sirviendo a los ídolos? ¿Has sido transformado por el Espíritu de Dios, o estás todavía muerto en tus transgresiones y pecados? Ser hijos de Dios significa más de lo que muchos sueñan, porque no se han convertido. Los hombres son pesados en la balanza y hallados faltos cuando viven en la práctica de algún pecado conocido. Es el privilegio de todo hijo de Dios ser un verdadero cristiano momento tras momento; entonces tiene él a todo el cielo alistado de su lado. Tiene a Cristo morando en su corazón por medio de la fe.

Un alma unida con Cristo, que come su carne y bebe su sangre, al aceptar toda palabra que sale de la boca de Dios y vivir por ella, luchará contra toda transgresión y todo acercamiento del pecado. Se hace cada día más semejante a una luz refulgente que brilla, y se hace más victorioso. Va de fuerza en fuerza, no de debilidad en debilidad.

Que nadie engañe a su propia alma en este asunto. Si albergáis orgullo, estima propia, un amor a la supremacía, vanagloria, ambición impía, murmuración, descontento, amargura, maledicencia, mentira, engaño, calumnia, no tenéis a Cristo morando en vuestro corazón, y la, evidencia muestra que tenéis la mente y el carácter de Satanás, no el de Cristo Jesús, quien era manso y humilde de corazón. Debéis tener un carácter cristiano que permanezca firme. Podéis tener buenas intenciones, buenos impulsos, podéis hablar la verdad en forma comprensible, pero no sois idóneos para el reino de los cielos. Hay en vuestro carácter material vil, que destruye el valor del oro. No habéis alcanzado la norma. La impresión de lo divino no está sobre vosotros. El horno de fuego os consumiría, porque sois oro indigno y falsificado.

Debe haber conversiones cabales entre aquellos que pretenden conocer la verdad; o de otra manera caerán en el día de la prueba. El pueblo de Dios debe alcanzar una alta norma. Debe ser una nación santa, un pueblo peculiar, una generación escogida: celosa de buenas obras.

PONED EL CORAZÓN HACIA SION

Cristo no murió por vosotros para que poseáis las pasiones, los gustos y los hábitos de los hombres del mundo. Es difícil distinguir entre los que sirven a Dios y los que no le sirven, porque hay tan poca diferencia en carácter entre los creyentes y los no creyentes. No podéis servir a Dios y a Belial. Los hijos de Dios pertenecen a una nación diferente: el imperio de la pureza y la santidad. Son la nobleza del cielo. La estampa de Dios está sobre ellos. Tan evidente y perceptible es esto que el enemigo del mundo se levanta contra ellos a causa del contraste. Pido de cada uno de los que pretenden ser un hijo de Dios que nunca olvide esta gran verdad, que él necesita el Espíritu de Dios dentro de sí para alcanzar el cielo, y la obra de Cristo dentro de nosotros para que nos dé un título a la herencia inmortal.

Los que pueden tener un amor tal, arrollador y borbotante, para objetos humanos, hombres o mujeres, tienen un ídolo al cual adoran dedicándole los afectos de su corazón. Una de las características convincentes de los hijos de Dios es que su conversación, su simpatía, su desbordante amor y afecto, están todos en el cielo. ¿Cuál es el tono predominante de vuestros sentimientos, vuestros gustos, vuestras inclinaciones? ¿Cuál es la corriente principal de vuestras simpatías, vuestros afectos, vuestra conversación, vuestros deseos?

Ningún hombre entra por los portales de gloria fuera de aquel que pone su corazón en esa dirección. Meditad entonces en estas preguntas: ¿Os proponéis cosas terrenales? ¿Son vuestros pensamientos puros? ¿Estáis aspirando la atmósfera del cielo? ¿Lleváis con vosotros el misma de la corrupción? ¿Ama vuestro corazón y adora a una mujer a quien no tenéis derecho de amar? ¿Dónde está vuestro corazón? ¿Dónde está vuestro tesoro? ¿Donde está vuestro oro? ¿Habéis estado lavando las ropas de vuestro carácter, y emblanqueciéndolas en la sangre del Cordero; o estáis mancillando las ropas de vuestro carácter con la contaminación moral? Aplíquense los ministros del Evangelio esto a sí mismos. Habéis sido bendecidos con una comprensión de las Escrituras, pero, ¿buscáis sinceramente la gloria de Dios? ¿Sois fervientes y consagrados? ¿Estáis sirviendo a Dios con pureza y en la hermosura de la santidad? Preguntaos sinceramente: ¿Soy yo un hijo de Dios, o no lo soy?

"Vosotros sois la luz del mundo". ¡Qué impresión produjo sobre Darío la conducta de Daniel! Daniel vivió una vida pura y santa. Dios estaba primero para él. Dondequiera que reine el verdadero cristianismo en el corazón, será revelado en el carácter. Todos tomarán conocimiento de los tales, sabiendo que han estado con Jesús. Los afectos deben ser dados íntegramente a Dios.

SE NECESITA UNA REFORMA COMPLETA

Necesitamos una reforma completa en todas nuestras iglesias. El poder convertidor de Dios debe venir a la iglesia. Buscad al Señor muy fervientemente, eliminad vuestros pecados, y quedaos en Jerusalén hasta que seáis investidos del poder de lo alto. Permitid que Dios os aparte para la obra. Purificad vuestras almas obedeciendo la verdad. La fe sin obras es muerta. No pospongáis el día de la preparación. No dormitéis en un estado carente de preparación, no teniendo aceite en las vasijas de vuestras lámparas. Nadie permita que su seguridad con respecto a la eternidad penda de una mera posibilidad. No permitáis que la cuestión permanezca en una peligrosa incertidumbre. Preguntaos a vosotros mismos con fervor: ¿Estoy yo entre los salvados, o entre los que no lo están? ¿Estaré en pie o no estaré? Sólo el que tiene manos limpias y corazón puro estará en pie en aquel día.

"Sed Limpios"

Exhorto a los ministros que han estado manejando la Palabra de Dios: "Sed limpios, los que lleváis los vasos de Jehová". Pregunto a los que han estado escuchando las verdades desde el púlpito: ¿Cuáles son vuestros sentimientos al anticipar ese gran día? Cada uno de vosotros tiene un interés individual, personal, en ese día. Estad seguros de que Dios no será burlado con pretensiones. ¿Os habéis puesto el vestido de bodas?

Oímos ahora acerca de terremotos en diversos lugares, incendios, tempestades, desastres por tierra y mar, pestilencias, hambres. ¿Qué peso tienen estas seriales para vosotros? Este es solamente el comienzo de lo que ha de acontecer. La descripción del día de Dios se nos da por medio de Juan el revelador. El clamor de los millares aterrorizados fue percibido por el oído de Juan. "El gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?" El apóstol mismo estaba aterrado y abrumado.

¿CUAL ES VUESTRO REFUGIO EN AQUEL DÍA?

Si han de acontecer tales escenas, si han de caer tan tremendos juicios sobre un mundo culpable, ¿dónde estará el refugio del pueblo de Dios? ¿Cómo serán protegidos hasta que pase la indignación? Juan ve los elementos de la naturaleza -terremotos, tempestades y lucha política- representados coma siendo retenidos por cuatro ángeles. Estos vientos están bajo control hasta que Dios ordena soltarlos. Ahí e" la seguridad de la iglesia de Dios. Los ángeles de Dios son los que retienen los vientos de la tierra, para que no soplen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol, hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Al ángel poderoso se lo ve ascendiendo desde el este (o nacimiento del sol). El más poderoso de los ángeles tiene en su mano el sello del Dios vivo, o de Aquel que es el único que puede dar vida, que puede colocar sobre las frentes la señal o inscripción, a aquellos a quienes se les concederá la inmortalidad, la vida eterna. Es la voz de su ángel más encumbrado la que tiene autoridad para ordenar a los cuatro ángeles que mantengan en jaque los cuatro vientos hasta que esta obra sea realizada, y hasta que él ordene que los deje libres.

Los que vencen el mirado, la carne y el diablo, serán los favorecidos que reciban el sello del Dios vivo. Aquellos cuyas manos no estén limpias, cuyos corazones no sean puros, no tendrán el sello del Dios vivo. Los que están planeando pecados y ejecutándolos serán pasados por alto. Sólo los que, en su actitud ante Dios, ocupan la posición de quienes se arrepienten y confiesan sus pecados en el gran día de la verdadera expiación, serán reconocidos y señalados como merecedores de la protección de Dios. Los nombres de aquellos que firmemente anhelan y esperan la aparición de su Salvador y velan por ella más ferviente y anhelosamente que los que esperan la mañana- estarán en el número de los que son sellados. Aquellos que, mientras tienen toda la luz de la verdad que brilla sobre sus almas, y debieran tener obras correspondientes a su fe reconocida, son sin embargo hechizados por el pecado, implantan ídolos en su corazón, corrompen sus almas delante de Dios, y mancillan a los que se unen con ellos en el pecado, verán sus nombres borrados del libro de la vida, y serán dejados en la oscuridad de la medianoche, carentes de aceite en las vasijas de sus lámparas. "A vosotros los que teméis mí nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salud".

Este sellamiento de los siervos de Dios es el mismo que se le mostró a Ezequiel en visión. Juan también fue un testigo de esta terrible revelación. El vio el mar y las ondas rugiendo, y los corazones de los hombres desfalleciendo de temor. Observó la tierra moviéndose, las montañas transportadas al medio del mar (lo cual literalmente está ocurriendo), el agua rugiendo agitada, y las montañas sacudiéndose por su hinchazón. Vio las plagas, las pestilencias, el hambre y la muerte realizando su terrible misión.

"ESCAPA POR TU VIDA"

El mismo ángel que visitó a Sodoma está haciendo resonar la nota de amonestación: "Escapa por tu vida". Los vasos de la ira de Dios no pueden ser derramados ni destruidos los impíos y sus obras, hasta que todo el pueblo de Dios haya sido juzgado, y los casos de los vivos así como los de los muertos estén decididos. Y aun después que los santos han sido sellados con el sello del Dios vivo, sus elegidos pasarán individualmente por pruebas. Vendrán aflicciones personales; pero el horno es estrechamente vigilado por un ojo que no permitirá que el oro sea connsumido. La indeleble, marca de Dios está sobre ellos. Dios puede alegar que su propio nombre está escrito allí, El Señor los ha sellado. Su destino está escrito: "DIOS, LA NUEVA JERUSALÉN". Son la propiedad de Dios, su posesión.

¿Será puesto este sello sobre los que tienen impura la mente, sobre el fornicario, el adúltero, el hombre que codicia la mujer de su prójimo? Que vuestras almas contesten la pregunta: ¿Corresponde mi carácter a las calificaciones esenciales para que pueda recibir un pasaporte a las mansiones. que Cristo ha ido a preparar para los que estén listos para ellas? La santidad debe estar impresa en nuestro carácter.,

Dios me ha mostrado que en el mismo tiempo en que se estén cumpliendo en torno a nosotros las señales de los tiempos, cuando oigamos, por así decirlo, el paso -de las huestes del cielo que cumplen su mis n, hombres inteligentes, hombres que ocupen puestos de responsabilidad, estarán colocando materiales podridos en el edificio de su carácter: material que será consumible en el día de Dios, y que decidirá que son inaptos para entrar en las mansiones de arriba. Han rehusado despojarse de los vestidos sucios; sé han aferrado á ellos como si fueran de precioso valor. Perderán el cielo y una eternidad de bendición a causa de ello.

SED HOMBRES CONVERTIDOS

Os exhorto a vosotros, los que ministráis en las cosas sagradas, a ser hombres convertidos antes de salir a actuar en la causa de mi Maestro. Ahora es vuestro tiempo de buscar una preparación y una idoneidad para la terrible prueba que está ante vosotros: esa, santidad sin la cual nadie puede ver a Dios. Nadie diga: mi camino no está a la vista del Señor; Dios no toma conocimiento de mis caminos. Ahora puede ser que no sea demasiado tarde. Ahora puede ser que os podáis arrepentir. Pero aun cuando el perdón esté escrito frente a vuestros nombres, soportaréis un daño terrible; porque permanecerán las cicatrices que habéis producido en vuestra alma.

¡Oh! ¿cómo puede alguien que ha tenido la luz de la verdad, la gran luz que le fue dada por Dios, desafiar la ira y los juicios de Dios pecando contra él, y haciendo las mismas cosas que Dios le ha dicho en su Palabra que no hiciera? ¿Cómo pueden ellos estar tan cegados por Satanás como para deshonrar a Dios en su presencia, y mancillar sus almas pecando a sabiendas? Dice el apóstol: "Somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres". Estos pecadores en Sión -¿los llamaré hipócritas?- preguntarán: ¿De qué manera soy yo un espectáculo ante el mundo, los ángeles y los hombres? Responda cada uno por sí mismo: Por haberme abusado de la luz y los privilegios y las misericordias que Dios me ha dado, por actos indecorosos que corrompen y contaminan el alma. Profesando conocer a Dios, ¿lo excluyo de mis pensamientos, y lo sustituyo por un ídolo? ¿Induzco a otras mentes a considerar el pecado livianamente con mi ejemplo? ¿Soy yo un espectáculo de flojera moral ante el mundo? -¿Ante los ángeles soy un espectáculo de acciones indecentes y de contaminación moral del cuerpo? El apóstol nos exhorta: "Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". "Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne, y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios".

LA NORMA DE DIOS

Dios tiene una ley, y ésta es la gran norma de justicia. Todo el que ha abusado de la misericordia de Dios, y ha practicado la iniquidad, será juzgado de acuerdo con sus obras. Dios nos ha amonestado a apartarnos de toda iniquidad. El os ha ordenado individualmente que resistáis al diablo, no que lo alojéis como un huésped honrado. Ha llegado el tiempo cuando Jerusalén está siendo escudriñada como con luces encendidas. Dios está activo investigando el carácter, pesando su valor moral, y pronunciando decisiones sobre casos individuales. Puede no ser demasiado tarde para que los que han pecado sean celosos y se arrepientan: "porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse; mas el dolor del siglo obra muerte". Este dolor es de una clase engañosa. No hay verdadera virtud en él. No existe un sentido del carácter agravado del pecado; pero hay un dolor y una pena porque el pecado haya sido conocido por otros; y así no se hace ninguna confesión, sino después de reconocer que las cosas reveladas no pueden ser negadas.

Este es el dolor según el mundo, que obra muerte, y pacifica la conciencia, en tanto que el pecado todavía sigue acariciado, y sería ejecutado de la misma manera si hubiera una oportunidad, y no fuera descubierto. "Porque he aquí, esto mismo que según Dios fuisteis contrastados, cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo, y aun vindicación, En todo os habéis mostrado limpios en el negocio". Aquí podemos ver el deber que descansa sobre la iglesia de tratar con aquellos cuya conducta es enteramente contraria a la luz que han recibido. ¿Tomará el pueblo de Dios su determinación del lado de la Biblia, o serán los hijos del Señor peores que los incrédulos, y darán argumentos a esta clase de personas para reprochar a Cristo y la verdad, porque no cumplen las exigencias del Evangelio con fe y obediencia mediante una vida circunspecta y un carácter santo?

Los que pretenden tener la luz de la verdad no han llenado las condiciones de las cuales depende el cumplimiento de las promesas, ni han sido merecedores de la gracia de Cristo. El carácter y el servicio de la iglesia deben estar de acuerdo con los talentos recibidos. Su fe y obediencia deben ser iguales al grado que hubiera logrado en elevación moral y espiritual mediante un fiel aumento de su luz y sus oportunidades.

Pero muchos -no pocos, sino muchos- han estado perdiendo su celo y su consagración espiritual, y apartándose de la luz que ha estado haciéndose constantemente más y más brillante, y han rehusado andar en la verdad, porque su poder santificador sobre el alma no era lo que ellos deseaban. Podrían haber sido renovados en santidad y haber alcanzado la norma elevada que demanda la Palabra de Dios: pero la condenación está sobre ellos. Muchos ministros y muchos hermanos están en tinieblas. Han perdido de vista al Director, la Luz del mundo; y su culpa está en proporción a la gracia y la verdad abierta ante su comprensión, que ha sido abundante y poderosa.

ELEVAD LA NORMA

Dios pide que su pueblo eleve la norma. La iglesia debe manifestar su celo por Dios al tratar con aquellos que, mientras profesan gran fe, han estado poniendo a Cristo en abierta vergüenza. Han puesto en peligro la verdad. Han sido centinelas infieles Han acarreado reproche y deshonor sobre la causa de Dios. Ha llegado el tiempo de realizar esfuerzos fervientes y poderosos para desembarazar a la iglesia del limo y de la suciedad que está empañando su pureza. La iglesia de Cristo está llamada a ser santa, poderosa, un nombre y una alabanza en toda la tierra. Ha sido abierta una fuente para Judá y para Jerusalén, para lavar toda la inmundicia y el pecado. El pueblo de Dios, a quien le ha sido encomendada la sagrada verdad, está dominado por una pasmosa apostasía. Su fe, su servicio, sus obras, deben ser comparados con lo que podrían haber sido si su forma de actuar se hubiera dirigido constantemente hacia adelante y hacia arriba, de acuerdo con la gracia y la santa verdad que recibió.

Los miembros individuales de la iglesia cristiana serán pesados en esta balanza del santuario; y si su carácter moral y su estado espiritual no corresponden a los beneficios y las bendiciones conferidos a ellos serán hallados faltos. Si no aparece el fruto, Dios no es glorificado.

"Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido".

Parece que al que se ha apartado de Dios le estuviera oculto el conocimiento de su estado. ¿Ha sido quitado de su lugar el candelero? Exhorto a todos los que descansan despreocupadamente en su actual estado de muerte espiritual, a despertarse y levantarse de los muertos, y Cristo les dará luz, Muchos descansan tan contentos como si la nube de día y la columna de fuego de noche los protegiera y los guiara. Muchos profesan conocer a Dios, y sin embargo lo niegan en sus obras. Consideran que pertenecen al pueblo peculiar y escogido de Dios, que tiene un mensaje especial y solemne que ha sido confiado a su cuidado para santificar sus vidas y para ser dado al mundo, y sin embargo el poder de la verdad escasamente se siente o se manifiesta en nuestro medio en un trabajo celoso para Dios. ¡Cuántas son nuestras tinieblas, y no lo sabemos! La luz no ha disminuído, pero nosotros no andamos en sus rayos.

UN ENGAÑO TERRIBLE

¿Qué engaño mayor puede confundir la mente humana que aquel en virtud del cual los individuos se jactan de que tienen la verdad, que se hallan establecidos sobre el único seguro fundamento, y que Dios acepta sus obras porque están activamente empeñados en algún trabajo en la causa de Dios, cuando en realidad están pecando contra él, pues andan en forma contraria a la voluntad expresa de Dios? Trabajan mecánicamente, como máquinas; pero les falta la preparación del corazón, la santificación del carácter. Las cosas sagradas y sántas son colocados al mismo bajo nivel que las cosas comunes, y una forma de ser común y barata está obrando en nuestras iglesias. El servicio está degenerando en poco menos que una forma.

La norma debe ser elevada. La obra debe tener un molde más alto. Debe haber un abandono de las costumbres y prácticas del mundo, una separación, Debe realizarse un esfuerzo para ascender a una plataforma más alta, tanto por parte de los pastores como de los laicos. Debe incorporarse mucho más de Jesús y su mansedumbre, su humildad, su abnegación su pureza, su verdadera bondad y nobleza de carácter, en la experiencia y el carácter de todos los que pretenden estar desempeñando cualquier parte en la sagrada obra de Dios.

Sea la Palabra de Dios la guía y la regla, de la vida. Sea obedecida esa Palabra, que expresa, los mandamientos que él ha revelado. Dios ordena que cada uno ponga a contribución todas sus facultades como, un ser responsable, para hacer su voluntad: claramente especificada. Si lo hacéis, lo manifestaréis

El luchar contra vuestros propios defectos inherentes de carácter, que están en guerra con vuestro progreso espiritual, es una prueba de que estáis haciendo vuestra parte de la obra.

Nadie diga que está dominado por un estado tal de sentimientos en el terreno de los afectos indebidos, del amor ilícito, que no puede deshacerse de él. Esto es un engaño. Acariciáis el mal; lo fortalecéis. Lo amáis más de lo que amáis la verdad, la pureza, la justicia. No os aferráis a la ayuda divina, privándoos de las asociaciones dañinas y peligrosas. Dócilmente os entregáis a una mala conducta, como si no fuerais un agente moral libre. Estudiad con oración la Palabra de Dios, cumplid sus demandas con firmeza, con resolución, como lo hicieron José y Daniel Echad mano de la ayuda que Dios os ha prometido.

DEBEIS ESCOGER

¿Os obligará Dios a obedecer? ¿Forzará él vuestra voluntad? Nunca. El Señor os ha provisto de capacidades, inteligencia y raciocinio. El ha enviado del cielo a su Hijo unigénito para que abriera un camino para vosotros, y para colocar a vuestro alcance la inmortalidad. ¿Qué explicación podéis dar a Dios por vuestra debilidad, vuestra desobediencia, vuestra impureza, vuestros malos pensamientos y malas obras?

Dios ha señalado medios, si nosotros los usamos con diligencia y con oración, para que ningún bajel naufrague, sino que capee la tempestad, y ancle finalmente en el cielo de bendición. Pero si despreciamos y descuidamos este equipo y este privilegio, Dios no obrará un milagro para salvar a ninguno de nosotros, y estaremos perdidos como lo estuvieron Judas y Satanás.

No penséis que Dios obrará un milagro para ver aquellas almas débiles que albergan el mal, que practican el pecado; o que algún elemento sobrenatural será traído a vuestra vida, elevándola del ámbito del yo a una esfera más alta, donde la tarea será comparativamente fácil, y no requerirá esfuerzo especial, ninguna lucha especial, ni una crucifixión del yo; porque todos los que se demoran en el campo de Satanás esperando que esto se haga, perecerán con los obradores del mal. Serán repentinamente destruyodos, y eso sin remedio.

SANTIDAD AHORA MISMO

Si Dios ha hecho provisión para que el h hombre tenga la vida eterna, él tiene formas de capacitar al hombre para que ejercite la santidad en su vida. Todos los que quieren dar evidencia de que han echado mano de la vida futura darán una demostración práctica en su vida y su carácter de que están viviendo en novedad de vida, en pureza y santidad aquí, cumpliendo con lo que ha sido revelado.

El camino al cielo ha sido abierto a un costo infinito que han pagado el Padre y el Hijo. ¿Andamos individualmente por ese camino, cumpliendo con las condiciones? ¿Estáis vosotros en el camino? ¿Es siguiendo al Director, la Luz de la vida?

¿ESCOGIDO PARA QUE?

Hay una elección de individuos y de un pueblo, la única elección que hallamos en la Palabra de Dios, donde el hombre es elegido para ser salvo. Muchos han mirado hacia el final, pensando que eran elegidos seguramente para tener la bendición celestial; pero ésta no es la elección que revela la Biblia. El hombre es elegido para obrar su propia salvación con temor y temblor. El es elegido para ponerse la armadura, para luchar la buena batalla de la fe. Es elegido para usar lo>s medios que Dios ha colocado a su alcance a fin de combatir contra toda concupiscencia impía, mientras Satanás está jugando el juego de la vida por su alma. Es elegido para velar y orar, para investigar las Escrituras, para evitar caer en la tentación. Es elegido para tener fe constantemente. Es elegido para ser obediente a toda palabra que sale de la boca de Dios, para que pueda ser no sólo oidor, sino hacedor de la Palabra. Esta es la elección bíblica.

Debido a que ha sido derramada una gran luz, debido a que los hombres, como los príncipes de Israel, han ascendido al monte y han disfrutado del privilegio de tener una comunión con Dios, y se les ha permitido morar a la luz de su gloria, el que estás personas así favorecidas piensen que después pueden pecar, y corromper sus caminos delante de Dios, y aun mantenerse como si hicieran la voluntad de Dios, como si él no señalara el pecado contra ellos porque han sido de esta manera honrados por el Señor, es un engaño fatal. La gran luz y los privilegios concedidos exigen una respuesta de virtudes y santidad correspondientes con la luz que les fue dada. Todo lo que sea menos que esto, Dios no lo aceptará.

Pero estas grandes manifestaciones dadas por Dios nunca deben arrullar al hombre e inducirlo a la seguridad o al descuido. Ellas nunca deben dar permiso para practicar la licencia, o hacer que los recipientes de la verdad crean que Dios no será exigente con ellos porque piensan que él depende de su habilidad y conocimiento para realizar una parte en la gran obra. Todas estas ventajas dadas por Dios son los medios que él tiene para poner ardor en el espíritu, celo en el esfuerzo, y rigor en la realización de su santa voluntad.

Vosotros, hermanos míos, os cruzáis de brazos y os dejáis arrastrar a las malas prácticas, y todavía esperáis que Dios obre un milagro para cambiar vuestros caracteres y obligaras a ser puros y santos. ¿Os expohdréiá desenfrenadamente á la tentación, esperando que Dios fuerce vuestra mente y vuestras inclinaciones para que no os corrompáis? ¿Llevaréis la víbora a vuestro seno, esperando que Dios la hechice de manera que no os envenene con su mordedura mortífera? ¿Beberéis veneno esperando que Dios proporcione un antídoto?

SED HOMBRES DE DIOS

Aunque, bajo la dirección divina, hemos de usar los medios para salvar nuestra propia alma, no debemos depender solamente de lo que podemos hacer nosotros, pensando que podremos salvarnos a nosotros mismos. Aunque debemos trabajar con el corazón y el alma y las fuerzas, debemos hacerlo todo en Jesús y por medio de él. Pero la verdad tal como es en Jesús debe entrar en el corazón y en la vida, debe ser llevada al hogar y a la iglesia. Dios usará los canales que él ha proporcionado para que por ellos fluya su gracia.

¡OJalá que mis hermanos sean hombres de acuerdo con la estima que Dios tiene de los hombres y ocupen su lugar en la gran trama de la humanidad, dándose cuenta de que son una parte del gran todo de Dios en la creación, en la redención! Sed solamente hombres, y entonces haréis un progreso decidido en el plan de ser cristianos.

Se proveen los medios, y nadie tendrá ninguna excusa para el pecado. Si dejáis de vencer, hay razones para que esto ocurra. No queréis obedecer la verdad revelada de Dios; no queréis orar; no queréis luchar; no queréis guerrear contra los malos hábitos y los pensamientos impíos. ¿Sois vosotros más fuertes que Dios? ¿Podéis, os atrevéis a contender con el Eterno? Si no estáis a cubierto de los juicios de Dios, a cubierto de su venganza, no sigáis más en vuestros malos caminos. Levantaos y tomad una resolución contra Satanás. Haced algo, y hacedlo ahora. Arrepentíos ahora, confesad vuestros pecados, abandonadlos. Un día de fuego y de tormenta esta por despuntar sobre nuestro mundo. Conformad vuestra vida con las sencillas prescripciones de la Palabra de Dios. Buscad la ayuda del Espíritu de Dios orando y velando, y saldréis más que vencedores por medio de Aquel que os ha amado. Leed 1 Juan 4: 10.

Todo Pertenece al Señor

La misma carne en la cual actúa el tabernáculo del alma pertenece al Señor. No tenemos derecho a descuidar parte alguna de la maquinaria viva. Toda porción del organismo vivo pertenece al Señor. El conocimiento de nuestro propio organismo físico debe enseñarnos que todo miembro ha de hacer servicio para Dios, como instrumento de justicia.

Nadie sino Dios puede subyugar el orgullo del corazón humano. No podemos salvarnos a nosotros mismos. No podemos regeneramos a nosotros mismos. En los atrios del cielo no se cantará ningún cántico que diga: A mí que me he amado, que me he lavado, que me he redimido a mí mismo, a mí sea tributada la gloria, y el honor y la bendición y la alabanza. Sin embargo ésta es la nota tónica del cántico que muchos entonan aquí en este mundo, Ellos no saben lo que significa ser manso y humilde de corazón; y no se proponen saberlo, si pueden evitarlo. Todo el Evangelio está comprendido en que aprendamos de Cristo su humildad y mansedumbre. ¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que él no tiene la capacidad de hacer por sí mismo (Special Testimonies to Ministers and Workers, Nº 9).