Testimonios para los Ministros

Capítulo 17

Exhortación y Amonestación

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La Necesidad del Mundo

En este siglo jactancioso de las luces, la iglesia cristiana confronta a un mundo que yace en las tinieblas de la medianoche, casi totalmente entregado a la idolatría. Una falta de consideración casi universal a la ley de Jehová está asemejando rápidamente al mundo a las ciudades de Sodoma y Gomorra, Como en los días anteriores al diluvio, la violencia llena la tierra. Los juegos de azar y el robo están llegando a ser males comunes. El uso de licores embriagantes está aumentando. Muchos que han seguido su propia voluntad no santificada tratan de poner fin a su vida por el suicidio. La iniquidad y el crimen de toda clase se hallan en los lugares elevados de la tierra, y los que consienten en estos errores están tratando de proteger a los culpables para evitarles el castigo. Ni la centésima parte de la corrupción que existe en el mundo está de manifiesto. Poco de la crueldad que hay en el mundo es conocido. La maldad de los hombres casi ha alcanzado su limite.

De muchas maneras Satanás está revelando que él gobierna el mundo. Está influyendo los corazones de los hombres y corrompiendo sus mentes. Los hombres que ocupan altos puestos dan evidencias de que sus pensamientos son de continuo el mal. Muchos buscan las riquezas y no tienen escrúpulos en acrecentar sus fortunas por medio , de transacciones fraudulentas. El Señor permite que estos hombres se expongan mutuamente sus malos actos. Algunas de sus inicuas prácticas las realizan abiertamente ante el mundo, para que los hombres pensadores que todavía tienen un deseo en sus corazones de ser honrados y justos con sus semejantes, entiendan por qué Dios está comenzando á enviar sus juicios sobre la tierra. El Señor castigará seguramente al mundo por su iniquidad; "la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus muertos". . . .

El Señor en su compasión está tratando de alumbrar el entendimiento de aquellos que ahora andan a tientas en la oscuridad del error. Está sembrando sus juicios sobre un mundo impenitente, para que sus portaluces traten de salvar lo que se ha perdido. El exhorta a su iglesia en la tierra a despertar del letargo en, que Satanás ha tratado de sumirla, y cumplir la obra que el cielo le ha señalado de iluminar al mundo. Su mensaje a su iglesia en este tiempo es: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti". Para llenar las condiciones existentes en el tiempo cuando las tinieblas cubren la tierra y densa oscuridad los pueblos, la iglesia de Dios ha sido comisionada para cooperar con Dios en esparcir la luz de la verdad bíblica. A los que tratan de hacer fielmente su parte como portadores de la preciosa luz se les da esta seguridad: "Mas sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será Vista su gloria. Y andarán las gentes a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento".

El mundo hoy tiene una clamorosa necesidad de una revelación de Cristo Jesús en la persona de sus santos. Dios desea que sus hijos estén ante el mundo como pueblo santo. ¿Por qué? Porque hay un mundo que salvar por medio de la luz de la verdad evangélica; y a medida que el mensaje de verdad que, ha de llamar a los hombres de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios sea dado por la iglesias, a vida de sus miembros, santificada por el Espíritu de verdad, ha de ser un testimonio de la veracidad del mensaje proclamado.

Dios desea que su pueblo se coloque en la debida relación con él, para que pueda entender lo que el Señor exige de sus hijos por encima de cualquier otra cosa. Han de revelar a toda alma que lucha en el mundo lo que significa "obrar justamente y amar misericordia y andar con humildad" con su Dios. Dondequiera que estén, en el hogar o fuera de él, han de ser su pueblo observador de los mandamientos. Han de tener la seguridad de que sus pecados están perdonados, y de que son aceptados como hijos del Altísimo. . . .

EL ÉXITO ASEGURADO

El mundo se halla necesitado de la verdad salvadora que Dios ha confiado a su pueblo. El mundo perecerá a menos que reciba un conocimiento de Dios por medio de sus agentes escogidos. En el poder del Espíritu Santo, los que son obreros juntamente con Dios. han de trabajar con celo incansable, y esparcir por el mundo la luz de la preciosa verdad. Al ir por los caminos y los vallados, al trabajar en los lugares desiertos de la tierra, en su país o en las regiones lejanas, verán la salvación de Dios revelada de una manera notable.

Los fieles mensajeros de Dios han de tratar de hacer avanzar la obra del Señor en la forma en que él lo ha señalado. Han de colocarse a sí mismos era estrecha relación con el gran Maestro, para que puedan ser enseñados diariamente por Dios. Han de luchar con Dios en oración ferviente por un bautismo del Espíritu Santo, para que puedan llenar las necesidades de un mundo que perece en el pecado. Todo el poder: es prometido a aquellos que salen con fe a proclamar el Evangelio eterno. A medida que los siervos de Dios lleven al mundo el mensaje vivo que acaban de recibir del trono de gloria, la luz de la verdad brillará como una lámpara que arde, alcanzando todas partes del mundo. Así las tinieblas del error y la incredulidad serán disipadas de la mente de los honrados de corazón en todos los países, que buscan ahora a Dios, "si en alguna manera, palpando, le hallen".

El Peligro de Adoptar Procedimientos Mundanos en la Obra de Dios

El 3 de noviembre de 1890, mientras trabajaba en Salamanca, Nueva York, y cuando me encontraba en comunión con Dios durante la noche, fui arrebatada y nevada a reuniones que se realizaban en diferentes estados, donde presenté un decidido testimonio de reprensión y amonestación. En Battle Creek un consejo de ministros y hombres responsables de la casa editora y de otras instituciones estaban sesionando, y escuché que aquellos que se hallaban reunidos, con un espíritu no amable, evidenciaban sentimientos e imponían medidas que me llenaron de aprensión y angustia.

Años antes, había sido llamada a pasar por una experiencia similar, y el Señor entonces me reveló muchas cosas de vital importancia, y me dio amonestaciones que debían ser entregadas a los que estaban en peligro. En la noche del 3 de noviembre, estas amonestaciones fueron traídas a mi mente, y se me ordenó que las presentara ante los que ocupaban puestos de responsabilidad y confianza, y que no dejara de hacerlo, ni me desanimara. Se presentaron ante mí cosas que no podía comprender; pero se me dio la seguridad de que el Señor no permitiría que sus hijos fueran rodeados de la niebla del escepticismo y la incredulidad mundanos, atados en manojos con el mundo; sino que, si sólo quería oír y seguir su voz, presentando obediencia a sus mandamiento. él los guiaría por encima de la neblina del escepticismo y la incredulidad, y colocaría sus pies sobre la roca donde podrían respirar la atmósfera de la seguridad y el triunfo.

Mientras estaba en ferviente oración, quedé inconsciente a todo lo que me rodeaba; la habitación se llenó de luz, y estaba presentando un mensaje a una asamblea que parecía ser el Congreso de la Asociación General. Fuí impulsada por el Espíritu de Dios a hacer una ferviente exhortación; porque estaba impresionada con el hecho de que grandes peligros estaban delante de nosotros en el corazón de la obra. Había estado, y aún estaba agobiada de angustia mental Y física. cargada con el pensamiento de que deba llevar un mensaje a nuestros hermanos de Battle Creek para amonestarlos contra una línea de Conducta que separaría a Dios de la casa editora.

REPRESION PARA LA IGLESIA

Los ojos del Señor estaban fijos en su Pueblo y reflejaban dolor mezclado con desagrado. se Pronunciaron las siguientes palabras; "Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda por tanto dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti, y quitar tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido".

El que lloró sobre el impenitente Israel, notando su ignorancia respecto de Dios y de Cristo como su redentor, observaba el corazón de la obra en Battle Creek. Un gran peligro amenazaba al pueblo, pero algunos no lo sabían. La incredulidad y la impenitencia cargaron sus ojos, y le confiaron a la sabiduría humana la conducción de los más importantes intereses de la causa de Dios con relación a la caza editora. En la debilidad del juicio humano, los hombres reunían en sus manos finitas las líneas de control, mientras que la voluntad de Dios, el camino y el consejo de Dios, no se buscaban como algo indispensable . Hombres de una voluntad obstinada y férrea, tanto dentro como fuera de la oficina, se confederaban, determinados a, tomar ciertas medidas de acuerdo con su propio juicio.

NECESIDAD DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL

Les dije: "No podéis hacer esto. El gobierno de estos grandes intereses no puede ser confiado totalmente a aquellos que revelan poseer poca experiencia en las cosas de Dios, y no tienen discernimiento espiritual. El pueblo de Dios, en todas nuestras filas, debido a la mala conducción por parte de hombres falibles, no debe ver sacudida su confianza en los importantes intereses que existen en el gran corazón de la obra, el cual tiene una decidida influencia sobre nuestras iglesias en los Estados Unidos y en los países extranjeros. Si ponéis vuestra mano sobre la obra publicadora, este gran instrumento de Dios, para colocar vuestro molde inscripción sobre él, hallaréis que esto es peligroso para vuestras propias almas, y desastroso para la obra de Dios. Será un pecado tan grande a la vista de Dios como lo fue el pecado de Uza cuando extendió su mano para sostener el arca. Hay personas que han entrado en las labores de otros hombres, y todo lo que Dios pide de ellos es que traten con justicia, que amen misericordia y anden humildemente con Dios, y trabajen concienzudamente como hombres empleados por la iglesia para hacer la obra confiada a sus manos. Algunos han dejado de hacer esto, y sus obras lo testifican. Cualquiera sea su posición, cualquiera su responsabilidad, si tienen tanta autoridad como la que tuvo Acab, hallarán que Dios está por encima de ellos, y que su soberanía es suprema". . . .

Ninguna confederación debe formarse con personas no creyentes, ni debéis reunir a cierto número escogido de personas que piensa como vosotros, y que dirá amén a todo lo que proponéis, mientras sean excluidos otros que pensáis que no estarán de acuerdo con vosotros. Se me mostró que había gran peligro de hacer esto.

"Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y enseñóme que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No digáis, Conjuración, a todas las cosas a que este pueblo dice, Conjuración, ni temáis lo que temen, ni tengáis miedo. . . . ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido". El mundo no ha de ser nuestro criterio. Permitid que el Señor obre; permitid que la voz de él sea oída.

NO DEBE HABER ALIANZA CON LOS NO CREYENTES

Los que están empleados en cualquier departamento de la obra por la cual el mundo ha de ser transformado, no deben entrar en alianza con los que no conocen la verdad. El mundo no conoce al Padre ni al Hijo, y no tiene discernimiento espiritual en cuanto al carácter de nuestra obra, en cuanto a lo que haremos o lo que dejaremos de hacer. Debemos obedecer las órdenes que vienen de arriba. No hemos de escuchar el consejo o seguir los planes sugeridos por los no creyentes. Las sugestiones hechas por los que no conocen la obra que Dios está realizando para este tiempo serán tales que debilitarán el poder de los instrumentos de Dios. Aceptando tales sugerencias, el consejo de Cristo es anulado. . . .

El ojo del Señor está sobre toda la obra, todos los planes, todas las imaginaciones de toda mente; él ve debajo de la superficie de las cosas, discierne los pensamientos y las Intenciones del corazón. No hay un hecho de tinieblas, no hay un plan, no hay una imaginación del corazón, no hay un pensamiento de la mente, que él no lea como un libro abierto. Todo hecho, toda palabra, todo motivo, es fielmente registrado en los libros por el gran Escudriñador del corazón que dijo: "Yo conozco tus obras".

Se me mostró que las insensateces de Israel en los días de Samuel serán repetidas entre el pueblo de Dios hoy en día a menos que haya mayor humildad, menos confianza en el yo, y más confianza en el Señor Dios de Israel, el gobernante del pueblo. Es solamente cuando el poder divino se combina con el esfuerzo humano, cuando la obra resiste la prueba. Cuando los hombres ya no se apoyan en los hombres o en su propio juicio, sino que hacen de Dios su confianza, ello se pondrá de manifiesto en todos los casos por la mansedumbre de espíritu, por hablar menos y orar mucho más, por el ejercicio de la cautela en sus planes y movimientos. Tales hombres revelarán el hecho de que su dependencia es de Dios, y de que tienen el sentir de Cristo.

CONFIANDO EN LOS HOMBRES

Una y otra vez se me ha mostrado que el pueblo de Dios en estos últimos días no podía estar seguro si confiaba en los hombres, y hacía de la carne su brazo. El poderoso instrumento de la verdad los ha separado del mundo como piedras toscas que han de ser cortadas, pulidas y escuadradas para el edificio celestial. Deben ser cortados por los profetas con reprensiones, amonestaciones, admoniciones y avisos, para que puedan ser conformados al Modelo divino; ésta es la obra específica del Consolador, la de transformar el corazón y el carácter, para que los hombres guarden el camino del Señor. . . .

Desde 1845 los peligros del pueblo de Dios me han sido presentados claramente de tiempo en tiempo, y se me ha mostrado los peligros que aumentarían en tomo al pueblo remanente en los últimos días. Estos peligros me han sido revelados hasta el tiempo actual. Grandes escenas han de descubrirse pronto delante de nosotros. El Señor viene con poder y grande gloria. Y Satanás sabe que su autoridad usurpada llegará pronto y para siempre a su fin. Su última oportunidad de obtener el dominio del mundo está ahora ante él, y hará los más decididos esfuerzos para realizar la destrucción de los habitantes de la tierra. Los que creen en la verdad, deben ser como fieles centinelas en la torre de vigilancia, o de otra manera Satanás les sugerirá razonamientos engañosos, y darán oído a opiniones que traicionarán cometidos sagrados y santos. La enemistad de Satanás contra lo bueno se manifestará más y más a medida que pone en actividad sus fuerzas en esta última obra de rebelión; y toda alma que no esté plenamente entregada a Dios, y guardada por el poder divino, formará una alianza con Satanás contra el cielo, y se unirá en la batalla contra el gobernante del universo.

En una visión que me fue dada en 1880 pregunté: "¿Dónde está la seguridad para el pueblo de Dios en estos días de peligro?" La respuesta fue: "Jesús hace Intercesión por su pueblo, aunque Satanás está a sur diestra para resistirlo". "Y dijo Jehová a Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del fuego?" Como intercesor del hombre y su abogado, Jesús guiará a todos los que están deseosos de ser guiados, diciendo: "Seguidme hacia arriba paso a paso, adonde brilla la clara luz del Sol de Justicia".

Pero no todos están siguiendo la luz. Algunos se están apartando del camino seguro, que a cada paso es una senda de humildad. Dios ha encomendado a sus siervos un mensaje para este tiempo, pero este mensaje no coincide en todo respecto con las ideas de todos los hombres dirigentes, y algunos critican el mensaje y a los mensajeros. Se atreven aun a rechazar las palabras de reprensión enviadas a ellos de parte de Dios por medio de su Santo Espíritu.

¿Qué poder en reserva tiene el Señor con el cual alcanzar a aquellos que han hecho a un lado sus amonestaciones y reprensiones, y no han aceptado que los testimonios del Espíritu de Dios provinieran de una fuente más alta que la sabiduría humana? En el juicio, ¿qué podréis vosotros, los que habéis hecho esto, ofrecer a Dios como una excusa por apartamos de las evidencias que él os ha dado de que Dios estaba en la obra? "Por sus frutos los conoceréis". No quiero repetir ahora ante vosotros las evidencias dadas en los dos años anteriores del trato de Dios por medio de sus siervo escogidos; pero la actual evidencia de que él está obrando es revelada a vosotros, y ahora estáis en la obligación de creer. No podéis descuidar los mensajes de amonestación de Dios, y no podéis rechazarlos o tratarlos livianamente, sino con el peligro de un costo infinito.

EL ENVILECIMIENTO DEL ALMA

Uno puede permitirse cavilar, ridiculizar y tergiversar las cosas sólo a expensas del envilecimiento de su propia alma. El uso de tales armas no gana preciosas victorias para vosotros, antes bien rebaja la mente y separa el alma de Dios. Las cosas sagradas son rebajadas al nivel de las comunes, y se crea una condición que agrada al príncipe de la tinieblas, y entristece y ahuyenta el Espíritu de Dios. El cavilar y criticar dejan al alma tan desprovista del rocío de la gracia como las colinas de Gilboa estaban privadas de lluvia. No puede ponerse la confianza en el juicio de los que se permiten usar el ridículo y la falsa presentación de las cosas. No puede atribuirse ningún peso a su consejo o a sus resoluciones. Debéis llevar las credenciales divinas antes de tomar medidas decididas que modelen la marcha de la causa de Dios.

El acusar y criticar a aquellos a quienes Dios está empleando es acusar y criticar al Señor que los ha enviado. Todos necesitan cultivar sus facultades religiosas, para que tengan un correcto discernimientos de las cosas religiosas. Algunos han dejado de distinguir entre el oro puro y el mero oropel, entre la sustancia y la sombra.

Los prejuicios y opiniones que prevalecieron en Minneápolis no están de ninguna manera muertos; las simientes sembradas allí en algunos corazones están listas para brotar en la vida y llevar una cosecha similar. Los brotes han sido cortados, pero las raíces nunca han sido erradicadas, y todavía llevan su fruto impío para emponzoñar el juicio, pervertir las percepciones y cegar la comprensión de aquellos con quienes os relacionáis, con respecto al mensaje y a los mensajeros. Cuando por una confesión cabal, destruyáis las raíces de amargura, veréis luz en la luz de Dios. Sin esta obra completa, nunca aclararéis vuestras almas. Necesitáis estudiar la Palabra del Dios con un propósito: no para confirmar vuestras propias ideas, sino para ajustarlas, para condenarla o aprobarlas, según que estén o no estén de acuerdo con la Palabra de Dios. La Biblia debe ser vuestra constante compañera. Debéis estudiar los testimonios no para escoger ciertas frases a fin de usarla como creáis más conveniente, para fortalecer vuestros asertos, mientras desoís las declaraciones más sencillas dadas para corregir vuestra conducta.

LA VERDADERA RELIGIÓN MENOSPRECIADA

Ha habido un apartamiento de Dios entre nosotros, y no se ha realizado todavía la obra celosa de arrepentimiento y regreso a nuestro primer amor, esencial para que nos restauremos a Dios y para que ocurra una regeneración del corazón. La incredulidad ha estado haciendo sus incursiones en nuestras filas, pues está de moda el apartarse de Cristo, y dar lugar al escepticismo. Para muchos el clamor del corazón ha sido: "No queremos que éste reine sobre nosotros". Baal, Baal, es la elección. La religión de muchos entre nosotros será la religión del apóstata Israel, porque aman su propio camino, y olvidan el camino del Señor. La verdadera religión, la única religión de la Biblia, que enseña el perdón tan sólo por los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, que propugna la justicia por la fe en el Hijo de Dios, ha sido menospreciada; se ha hablado en contra de ella; ha sido ridiculizada y rechazada. Ha sido acusada de inducir al entusiasmo y al fanatismo. Pero es la vida del Señor Jesucristo en el alma, es el principio activo del amor impartido por el Espíritu Santo, lo único que hará al alma fructífera para buenas obras. El amor de Cristo es, la fuerza y el poder de todo mensaje en favor de Dios que alguna vez haya salido de labios humanos. ¿Qué clase de futuro nos aguarda si dejamos de llegar a la unidad de la fe?

Cuando estemos unidos en la unidad por la cual Cristo oró, esta larga discusión que ha sido mantenida por agentes satánicos terminará, y no veremos a hombres que formulen planes según el orden del mundo porque no tienen una visión espiritual para discernir las cosas espirituales. Ellos ven ahora a los hombres como árboles que caminan, y necesitan el toque divino, para que vean como Dios ve, y obren como Cristo obró. Entonces los atalayas de Sión harán resonar unidamente la trompeta en notas más claras y más altas; porque verán la espada que viene, y se darán cuenta del peligro en el cual se halla el pueblo de Dios.

Necesitáis hacer derechos pasos a vuestros pies no sea que lo cojo salga fuera del camino. Estamos rodeados por los que cojean y claudican en la fe, y vosotros habéis de ayudarlos, no claudicando vosotros mismos, sino manteniéndoos firmes, como hombres que han sido probados, firmes en los principios como una roca. Sé que debe hacerse una obra en favor del pueblo, o de otra manera muchos no estarán preparados para recibir la luz del ángel enviado del cielo para alumbrar toda la tierra con su gloria. No penséis que seréis hallados vasos para honra en el tiempo de la lluvia tardía, para recibir la gloria de Dios, si estáis elevando vuestras almas con verdad, hablando cosas perversas, y albergando secretas raíces de amargura. El enojo de Dios estará sobre toda alma que alberga y alimenta estas raíces de disensión y posee un espíritu tan diferente del espíritu de Cristo.

Cuando el Espíritu del Señor descansó sobre mí, parecía estar presente en uno de nuestros concilios. Uno de vosotros se levantó; su forma de hablar era muy decidida y ferviente mientras tenía una hoja de papel delante de vosotros. Podía leer claramente el encabezamiento del papel; era el American Sentinel. Se formularon entonces críticas sobre el periódico y el carácter de los artículos allí publicados. Los que estaban en el concilio señalaron ciertos pasajes, declarando que éstos debían quitarse, y que debían cambiarse. Se pronunciaron palabras duras de crítica acerca de los métodos del periódico, y prevaleció un fuerte espíritu contrario a Cristo. Las voces eran decididas y desafiantes.

Mi guía me dio palabras de amonestación y reprensión para hablar a aquellos que tomaron parte en este procedimiento, que no fueron lentos para pronunciar sus acusaciones y condenación. En sustancia, ésta fue la reprensión dada: El Señor no ha presidido ese concilio, y hay un espíritu de lucha entre los consejeros. Las mentes y los corazones de esos hombres no están bajo la influencia controladora del Espíritu de Dios. Sean los adversarios de nuestra fe los que sugieran y desarrollen tales planes como los que vosotros estáis discutiendo. Desde el punto de vista del mundo, algunos de estos planes no son objetables; pero no han de ser adoptados por aquellos que han tenido la luz del cielo. La luz que Dios ha dado debe ser respetada, no sólo por vuestra propia seguridad, sino también por la seguridad de la iglesia de Dios. Los pasos que ahora están tomando unos pocos, no pueden ser seguidos. por el pueblo remanente de Dios. Vuestra conducta no puede ser sometida por el Señor. Resulta evidente por vuestra forma de proceder que habéis trazado vuestros planes sin la ayuda de Aquel que es poderoso en consejo; pero el Señor obrará. Los que han criticado la obra necesita ungir sus ojos, porque se han sentido poderosos en su propia fuerza; pero hay Uno que puede tomar el brazo del poderoso, y anonadar el consejo de los prudentes.

DEBEMOS LLEVAR EL MENSAJE DE DIOS

El mensaje que tenemos para presentar no es un mensaje que los hombres necesitan tener miedo de declarar. No han de tratar de cubrirlo, de ocultar su origen y propósito. Sus abogados deben ser hombres que no puedan permanecer callados día y noche. Como personas que han hecho solemnes votos ante Dios, y que han sido comisionados como mensajeros de Cristo, como mayordomos de los misterios de la gracia de Dios, estamos bajo la obligación de declarar fielmente todo el consejo de Dios. No hemos de hacer menos prominentes las verdades especiales que nos han separado del mundo, y nos han hecho lo que somos; porque están cargadas de intereses eternos. Dios nos ha dado luz con respecto a las cosas que ahora están ocurriendo en el último remanente del tiempo, y con la pluma y la voz hemos de proclamar la verdad al mundo, no en una forma insípida, carente de espíritu, sino con demostración del Espíritu y el poder de Dios. Los más poderosos conflictos están implicados en la promulgación del mensaje, y los resultados de su promulgación son de importancia tanto para el cielo como para la tierra.

El conflicto entre las dos grandes potencias del bien y del mal pronto ha de terminar; pero hasta el tiempo de su finalización habrá luchas constantes y arduas. Debemos proponernos ahora, como Daniel y sus compañeros, en Babilonia, que seremos fieles a los principios, venga lo que viniere. El horno de fuego ardiente calentado siete veces más de lo que solía ser no hizo que estos fieles siervos de Dios se apartaran de su lealtad a la verdad. Permanecieron firmes en el tiempo de prueba, y fueron arrojados en el horno; y no fueron abandonados por Dios. La forma del cuarto fue vista caminando junto con ellos en medio de las llamas, y ellos salieron sin tener siquiera el olor de fuego en sus vestidos. . . .

El mundo está lleno de aduladores y simuladores; pero no permita Dios que aquellos que pretenden ser guardianes de las sagradas verdades traicionen los intereses de la causa de Dios con sugestiones insinuantes y planes del enemigo de toda justicia.

No hay tiempo ahora para alinearnos del lado de los transgresores de la ley de Dios, para ver con sus ojos, para oír con sus oídos, y para comprender con sus sentidos pervertidos. Hemos de avanzar juntos. Debemos trabajar para llegar a ser uno, para ser santos en la vida y puros de carácter. Que los que profesan ser siervos del Dios viviente no sigan inclinándose ante el ídolo de las opiniones humanas, no sigan siendo esclavos de alguna concupiscencia vergonzosa, no sigan trayendo una ofrenda contaminada al Señor, un alma manchada de pecado.

Las Trampas de Satanás

A medida que el pueblo de Dios se acerca a los peligros de los últimos días, Satanás sostiene fervientes consultas con sus ángeles en cuanto al plan de mayor éxito para derribar su fe. El ve que las iglesias populares están ya arrulladas para dormir gracias a su poder engañador. Mediante una sofistería agradable y milagros engañosos puede continuar teniéndolas bajo su dominio. Por lo tanto dirige a sus ángeles para que coloquen trampas especialmente destinadas a los que esperan la segunda venida. de Cristo y se esfuerzan por guardar todos los mandamientos de Dios.

Dice el gran engañador: "Debemos vigilar a los que están llamando la atención del pueblo al sábado de Jehová; ellos inducirán a muchos a ver las exigencias de la ley de Dios; y la misma luz que revela el verdadero sábado revela también la ministración de Cristo en el santuario celestial, y muestra que la última obra por la salvación del hombre se está realizando ahora. Mantened la mente de la gente en tinieblas hasta que esa obra termine, y aseguraremos el mundo y también la iglesia.

"El sábado es el gran tema que ha de decidir el destino de las almas. Debemos exaltar el día, de descanso de nuestra creación. Hemos logrado que fuera aceptado tanto por los mundanos como por los miembros de la iglesia; ahora la iglesia debe ser inducida a unirse con el mundo para sostenerlo. Debemos trabajar por medio de señales y maravillas para cegar sus ojos a la verdad, e inducirles a dejar a un lado la razón y el temor de Dios y a seguir la costumbre y la tradición.

"Yo influiré a los ministros populares para hacer que la atención de sus oyentes se aparte de los mandamientos de Dios. Lo que las Escrituras declaran que es la perfecta ley de libertad será presentado como un yugo de servidumbre. El pueblo acepta las explicaciones de las Escrituras que hacen sus pastores, y no investiga directamente. Por lo tanto, actuando por medio de los ministros, puedo controlar a la gente a mi voluntad.

"Pero nuestra principal preocupación es silenciar a esta secta de guardadores del sábado. Debemos excitar la indignación popular contra ellos. Alistaremos grandes hombres y hombres mundialmente sabios de nuestro lado, e induciremos a los que están en autoridad a llevar adelante nuestros propósitos. Entonces el descanso que yo he establecido será hecho obligatorio por leyes muy severas e impositivas. Los que las desobedezcan serán apartados de sus ciudades y aldeas, y se les hará sufrir hambre y privación. Una vez que tengamos el poder, mostraremos lo que podemos hacer con aquellos que no desean apartarse de su lealtad a Dios. Indujimos a la iglesia romana a castigar con la prisión, la tortura y la muerte a los que rechazaron rendirse a sus decretos; y ahora que estamos poniendo a las iglesias protestantes y al mundo en armonía con este brazo derecho de nuestra fuerza, finalmente tendremos una ley para exterminar a todos los que no se sometan a la autoridad. Cuando la muerte sea la pena por la violación de nuestro descanso, entonces muchos que ahora están alistados con los observadores de los mandamientos vendrán a nuestro lado.

"Pero antes de proceder a estas medidas extremas" debemos ejercer toda nuestra sabiduría y sutileza para engañar y entrampar a los que honran el verdadero sábado. Podemos separar a muchos de Cristo por la mundanalidad, la concupiscencia y el orgullo. Se pensarán seguros porque creen la verdad, pero la complacencia del apetito o de las bajas pasiones, que confundirá el juicio y destruirá la discriminación, producirá su caída.

"Id, haced que los poseedores de tierras y de dinero se embriaguen con los cuidados de esta vida. Presentad el mundo delante de los hombres en su luz más atractiva, para que depongan su tesoro aquí y fijen sus afectos en las cosas terrenales. Debemos hacer todo lo que podamos para impedir que los que trabajan en la causa de Dios obtengan medios para usar contra nosotros. Mantened el dinero en nuestras filas. Cuanto más medios obtengan ellos, más perjudicarán nuestro reino arrebatándonos nuestros súbditos. Preocupadlos más por el dinero que por la edificación del reino de Cristo y la difusión de las verdades que nosotros odiamos, y no necesitamos temer su influencia; porque sabemos que toda persona egoísta y codiciosa caerá bajo nuestro poder, y finalmente será separada del pueblo de Dios.

"Usando a los que tienen una forma de piedad pero no conocen el poder, podemos ganar a muchos que de otra manera nos harían daño. Los amantes del placer más que amantes de Dios serán nuestros ayudadores más eficaces. Los que pertenecen a esta clase y que son aptos e inteligentes servirán como cebo para atraer a otros a nuestros anzuelos. Muchos no temerán su influencia, porque profesan la misma fe. Así los induciremos a sacar la conclusión de que los requerimientos, de Cristo son menos estrictos de lo que una vez creían, y que conformándose con el mundo podrían ejercer una mayor influencia sobre los mundanos. Así se separarán de Cristo; entonces no tendrán ninguna fuerza para resistir nuestro poder, y antes de mucho estarán listos para ridiculizar su primer celo y devoción.

"Hasta que sea dado el gran golpe decisivo, nuestros esfuerzos contra los observadores de los mandamientos deben ser incansables. Debemos estar presentes en todas sus reuniones. Especialmente en sus grandes asambleas nuestra causa sufrirá mucho, y debemos ejercer gran vigilancia, y emplear todas nuestras artes seductoras para impedir que las almas escuchen la verdad y se impresionen con ella.

"Tendré sobre el terreno, como agentes míos, a hombres con falsas doctrinas mezcladas con suficiente cantidad de verdad como para engañar a las almas. Tendré también incrédulos presentes que expresarán dudas eón respecto a los mensajes de amonestación que envía el Señor a su iglesia. Si el pueblo lee y cree estas admoniciones, podemos tener poca esperanza de vencerlo. Pero si podemos distraer su atención de estas advertencias, permanecerán ignorantes con respecto a nuestro poder y astucia, y por fin los aseguraremos en nuestras filas. Dios no permitirá que sus palabras sean despreciadas impunemente. Si podemos mantener a las almas engañadas por un tiempo, la misericordia de Dios será retirada, y él las entregará a nuestro dominio.

"Debemos causar distracción y división. Debemos destruir su ansiedad por sus propias almas, e inducirlos a criticar, a juzgar, y a acusar y condenarse mutuamente, a albergar egoísmo y enemistad. Por estos pecados, Dios nos eliminó de su presencia; y todos los que sigan nuestro ejemplo harán frente a una suerte similar".

Que el Cielo nos Guíe

La profecía debe cumplirse. El Señor dice: "He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible". Alguien ha de venir con el espíritu y el poder de Elías, y cuando aparezca los hombres pueden decir: "Ud. es demasiado reciente, no interpreta las Escrituras de la debida manera. Permítame que le diga cómo debe enseñar su mensaje".

Hay muchos que no pueden distinguir entre la obra de Dios y la del hombre. Yo diré la verdad como Dios me la da, y digo ahora: Si continuáis hallando faltas, alimentando un espíritu de discordia, nunca conoceréis la verdad. Jesús dijo a sus discípulos: "Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar". Ellos no están en una condición tal como para apreciar las cosas sagradas y eternas; pero Jesús prometió enviarles el Consolador, quien les enseñaría todas las cosas, y traería todas las cosas a su recuerdo, todo lo que él les había dicho.

Hermanos, no debemos pones nuestra dependencia en el hombre. "Dejaos del hombre, cuyo hálito está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado? "Debéis hacer depender vuestras almas desvalidas de Jesús. No nos conviene beber de la fuente del valle cuando hay una fuente en la montaña. Dejemos las corrientes bajas; vayamos a las fuentes altas. Si hay un punto de verdad que no entendéis, sobre el cual no estáis de acuerdo, investigad, comparad texto con texto, introducid el instrumento de la verdad profundamente en la mina de la Palabra de Dios. Debéis colocaros a vosotros mismos y vuestras opiniones sobre el altar de Dios, hacer a un lado vuestras ideas preconcebidas, y permitir que el Espíritu del cielo guíe a toda verdad (Review and Herald, 18 de febrero de 1890)